El arte de los negocios

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Estaba de acuerdo de invitar a Mathilde a la casa de Lalo, mi futura casa. No me parecía algo tan descabellado al fin. Probablemente, Matheus tenga algo de razón, pues me serviría como una compañía independiente.

Ya estábamos contemplando el fin de año. Había mucho movimiento en el hipermercado y teníamos que resolver asuntos administrativos. La gente hacía largas filas para abastecerse antes de las fiestas.

Creo que el problema de hoy en día es el miedo a no poder conseguir lo que deseamos. Todo el mundo camina enloquecido por los pasillos de la tienda, incluso se reportaron robos de objetos personales entre los clientes.

También he hablado con el paraguayo, para ver si conseguía una suba en mi sueldo. Él me dijo que haga un esquema promocional de negocios en el internet. También me dijo que la falta de entendimiento que tiene las personas adultas con la tecnología era un problema grande y que no iría a ser fácil que una ama de casa lea las promociones del hipermercado en una computadora.

En cierto punto, es era cierto. No toda la gente tenía un computador en su casa. Pero tenía que permitirle ver una solución específica que pueda servir para esta industria. Entonces tenía que crear una infraestructura digital y promocionar el sitio web en el hipermercado.

Al tomar un enfoque abierto, como el del internet, los clientes podrían disfrutar de las buenas ofertas de un casi 90% de rebaja,
con el propósito de vender los artículos no perecederos que estaban por caducar, como por ejemplo los productos lácteos. También se podría aplicar a los productos que estaban estancados hace meses en las góndolas, como los casettes y los VHS.

Estábamos en una transición entre las video casseteras y los Cd's y Dvd's. Todo pasaba a ser obsoleto y mediocre. Así nos estábamos adaptando a un mundo nuevo.

No es algo terrible. El tiempo ya no pasa, más bien el tiempo arrasa y no hay chance de volver atrás. Luego comencé a analizar en profundidad el asunto para luego planteárselo a mi jefe.

Cuando tomé el valor fui hacía su oficina y le conté sobre mi propuesta.
Me dijo que este proyecto de innovación tecnológica tal vez iría a funcionar. Me felicitó y me dijo que tengo la motivación de una persona muy creativa.

Estaba pálido, palpitando mi nuevo sueldo. Feliz de poder contribuir a que los usuarios puedan llegar aquí y llevarse todo lo que es prácticamente inservible. Pero también sabía que el asunto no resolvería por sí solo, mágicamente.

Necesitaba alguien brillante que despeje mi mente y ese era mi amigo Matheus. Cuando la jornada laboral acabó lo invité a comer a mi nueva morada.

—Ahora, perdón, ¿querías hablar conmigo de algo en particular? —exclamó el rubio, mientras obsevaba con detalle un cuadro.

—Ya te diré. Dime ¿Qué quieres cenar?

—¡Qué buen gusto el de Lalo! —dijo el
rubio— ¿es una pintura de Andrew Warhola?

—¿Quién? —exclamé confundido.

—También es conocido como Andy Warhol, fue un artista plástico y cineasta estadounidense que desempeñó un papel crucial en el nacimiento y desarrollo del pop art —explicó el rubio con una voz impostada.

—¿Será que es una pieza de arte original?  —cuestioné.

—No lo sé. Puede que también sea una reproducción... una excelente reproducción.

—Matheus, si esto es real. ¿Valdrá mucho?

—Tranquilo, hombre, tranquilo —repitió pensativo— , tu tío si que tenía buen gusto.

Me esforcé para volver a pensar en lo que, incialmente iba a conversar. Me puse precipitadamente de pie, listo para ir con un experto en arte. ¡Me llegó el pánico!

 ¡Me llegó el pánico!

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Infames (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora