CAPÍTULO XXV

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—¿Entonces ella

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—¿Entonces ella...? ¿Tú...? ¿Puedes volver? —preguntó Lucas. La voz apenas le salía, tenía un nudo en la garganta que desde hacía días no se podía quitar.

Aura quiso llorar, no se lo permitió y asintió despacio en su lugar.

La noche era fría, sin embargo, a Lucas no le importaba y ella no lo sentía. Ambos se hallaban en el porche de madera de la casa de Lucas, contemplando el infinito en la oscuridad alumbrada tan solo por el tenue resplandor de la luna llena. El muchacho estaba sentado de espaldas a ella en las escaleras que conectaban la entrada con el patio, sin mover un músculo, con la cabeza entre las manos y un peso en el pecho que no podía dejar de sentir.

Aura permanecía detrás de él, recostada contra la puerta a una distancia prudente a pesar de que moría por acercársele.

Tardó en caer en la cuenta de que él aún esperaba su respuesta.

—Sí. Puedo volver.

—¿Por cuánto tiempo?

—No lo sé —dijo, porque era cierto—. Hasta que la arena baje por completo, estaré viva, pero no sé cuánto nos deja eso.

Lucas asintió. Cuando habló, fue con un tono que ella no supo descifrar.

—Será mejor que esperemos hasta encontrar la espada antes de girar el reloj, en ese caso.

Y a Aura, a pesar de que sabía que tenía razón, por algún motivo le dolió escucharlo.

—Eso haremos... —susurró.

Sin más, el chico se levantó de donde estaba y se encaminó al interior de la casa. Al pasar junto a ella se detuvo, sin estar seguro de qué más decir, y la observó con un brillo de dolor en los ojos que acabó por romperla. Sin embargo, Lucas no se permitió contemplarla por más de un segundo. No se permitió acercársele, tampoco, aunque anhelaba el contacto de sus manos contra su piel, de sus labios contra los suyos... Pero se merecía el sufrimiento, y la culpa era suya, porque se había enamorado de una chica que sabía iba a perder. Y, peor aún, no había hecho nada para evitarlo.

Aura contuvo las lágrimas hasta que él hubo entrado y permaneció afuera durante el resto de la noche, llorando en la oscuridad hasta que finalmente amaneció.

Aura contuvo las lágrimas hasta que él hubo entrado y permaneció afuera durante el resto de la noche, llorando en la oscuridad hasta que finalmente amaneció

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A través de las Sombras © [MUESTRA] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora