CAPÍTULO VIII

67 14 0
                                    


Lluvia, eso fue lo primero de lo que Aura se percató al salir de su casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lluvia, eso fue lo primero de lo que Aura se percató al salir de su casa.

La chica se había tardado en estar lista más de lo normal, haciendo cada movimiento más despacio de lo que acostumbraba. El cansancio le consumía las fuerzas; aun así, no tenía planeado dejarse vencer: lo había hecho una vez y la situación no volvería a repetirse.

Aura suspiró al subir a su auto, tratando de que moverse le resultara lo menos doloroso posible, no obstante, era difícil. Durante el trayecto pudo oír las voces de las sombras meterse en su cabeza constantemente, susurrando, siseando palabras que, por más que las escuchara, Aura no lograba darles sentido. Para cuando llegó a la universidad las sombras desaparecieron, llevándose otro tanto de su energía con ellas. La chica apenas sabía cómo lograba mantenerse en pie y, a pesar de ello, lo hacía de todos modos, más por convicción que por inercia.

Las horas transcurrieron sin mayor percance. Stephan no apareció durante todo el día, sin embargo, a pesar de que el chico parecía acarrear siempre las sombras con él, no podía estar cien por ciento segura de que fuese él el causante de sus pesadillas; no era normal siquiera creer que esa era una posibilidad, pero ¿qué definición tenía ella de normal para entonces?

Antes de dirigirse a Historia Civil, su última clase del día, divisó a una muchacha de cabello marrón a la distancia: Elena. La vio conversar con una chica que Aura no conocía, y otra escena de aquella vez hacía dos años apareció en su cabeza. El día de escuela había terminado como siempre lo hacía, a la misma hora de cada día de cada semana. Luego de haber dado el examen que tuvo ese día, aun cuando sabía que no le había ido demasiado bien, se sentía más relajada sabiendo que se lo había sacado de encima.

No podía decirse lo mismo de Elena. La chica estaba histérica, pensando casi que todo su futuro se arruinaría por una simple nota, tirando de su cabello marrón, que en ese entonces llevaba largo.

—¡Qué voy a hacer ahora! —se quejó.

—¡Por dios, Elena! —exclamó Aura riendo— ¿Te estás escuchando a ti misma siquiera?

Elena hizo una mueca, como repasando cada una de las palabras que había pronunciado hasta el momento.

—Te estoy dando la lata, ¿cierto? —inquirió.

Aura volvió a reír entonces.

—Jamás podrías —dijo irónica.

—¿Te estás burlando de mí?

—Jamás podría —repitió la chica.

La castaña se carcajeó.

—Ya. Vale —dijo también sarcástica—. ¿Qué hacemos hoy? ¿Quieres venir a mi casa? —propuso.

—Fuimos a la tuya la semana pasada —le recordó Aura—. Te toca venir a la mía.

Elena sonrió.

A través de las Sombras © [MUESTRA] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora