CAPÍTULO IV

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Lucas no volvió a clases durante el resto del día

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Lucas no volvió a clases durante el resto del día.

Pasó un rato antes de que Aura se moviera por fin del estacionamiento de la universidad. La lluvia no había menguado para ese entonces. Al entrar Aura se sentía extraña: a pesar de la nueva información que ahora poseía —que no era mucha, por lo demás— sentía la cabeza más despejada. Había recuperado casi dos semanas de sueño y eso la hacía estar, por redundante que fuera, más despierta. Era como si parte de ella ya hubiera sabido de antemano todo lo que el chico de ojos violetas le había dicho, por increíble que fuera, solo que no podía recordarlo.

Cuando entró Aura vio con el rabillo del ojo a las sombras arremolinarse a ras del suelo, sin embargo, estas no le daban miedo. Estas eran distintas; no eran frías ni extrañas, sino más bien familiares. Bienvenidas. Suyas. Sentía que eran parte de la energía que emanaba de ella y se deslizaba a su alrededor. Aparte de eso, todo se veía como siempre lo había hecho hasta entonces: normal. Extraño y con las sombras rondando siempre sin llegar a desaparecer del todo, pero normal, al fin y al cabo. Mas al llegar al comedor algo cambió: un recuerdo que creyó haber enterrado tiempo atrás comenzó a emerger de sus memorias más profundas.

Había sido un día como aquel, cuando el otoño estaba en la mitad de su esplendor. Aura todavía no ingresaba a la universidad, y aún no estaba del todo segura de si eso entraba en sus planes. En ese entonces las preocupaciones de la chica se centraban solamente en eso: ¿qué iba a hacer con su vida? Sus únicas pesadillas eran dignas de libros de ficción, las cuales, aunque pocas veces las tenía, olvidaba con rapidez y no le dejaban extrañas marcas como recordatorio permanente de que el mundo quizás no fuera como ella creía.

Ese día hacía dos años, sin embargo, tuvo un comienzo extraño. Ahora que pensaba en ello, Aura recordaba algo de lo que antes nunca se había percatado, mas la imagen en su cabeza se presentaba de forma inusual; externa, como si el recuerdo le perteneciera a otra persona y no a ella misma. Un sueño... Ese día había sido el primero, y no lo había recordado hasta entonces. O lo que era más, Aura sentía como si su cerebro jamás hubiese registrado el acontecimiento en primer lugar, no obstante, las imágenes pronto comenzaron a brotar como un torrente en su cerebro sin detenerse.

Sombras. Habían estado con ella desde que tenía memoria; eran como la manifestación de su energía. Las otras, sin embargo, las que aparecían en su cabeza y drenaban sus fuerzas habían llegado ese día, por primera vez, mientras dormía.

En el sueño aparecía un bosque. La oscuridad cubría todo a su alrededor. Aura corría lo más rápido que las piernas le permitían, intentando con toda su fuerza de voluntad no voltearse a ver qué tan lejos estaban las sombras. Tropezaba casi a cada paso que daba, ya que las piedras y raíces parecían meterse en su camino a propósito, como queriendo retrasarla. Los pulmones le ardían, pero ella no iba a parar; era un lujo que no podía darse. Aura no se detuvo; el miedo y la adrenalina se lo impedían.

A través de las Sombras © [MUESTRA] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora