CAPÍTULO IX

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Durante toda la mañana Aura se esforzó por no mostrarse tan mal como se sentía

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Durante toda la mañana Aura se esforzó por no mostrarse tan mal como se sentía. Y lo estaba haciendo bien... hasta que aparecieron las sombras.

Apenas llegó a la universidad su celular comenzó a sonar. Cuando la llamada entrante de su madre apareció en la pantalla, no se vio lo bastante fuerte como para contestar y fingir nada andaba mal. Cortó la llamada y escribió un vago mensaje en respuesta: «Entrando a clase. Te llamo a la salida», tipeó con los dedos temblorosos. Evelyn no le respondió de inmediato, así que Aura concentró todas sus fuerzas en bajarse del auto y caminó con pesadez hacia la entrada del recinto.

Se dirigió al comedor, planeando forzarse a ingerir alimento, sabiendo que su plan fallaría en cuanto el olor de la comida le revolvió el estómago. Su garganta se sentía rasposa y sus labios estaban resecos. «Agua», pensó. Al menos eso tendría que forzarse a tomar. Buscó un vaso y lo llenó del líquido transparente, conteniendo la respiración antes de pasarlo por su garganta. Sintió como si ardiera, pero parte de su cuerpo pareció agradecerlo.

Las primeras tres clases pasaron sin que les prestara la menor atención hasta que el receso comenzó, mas Aura no se sintió con la fuerza necesaria para estar en un lugar lleno de gente aparentando lo bien que no se sentía. Caminó como normalmente lo haría hasta perderse en los pasillos. Para cuando la multitud desapareció, Aura soltó el aire que tenía contenido dentro de los pulmones.

Sus pasos se volvieron más pesados y su respiración, más dificultosa.

Cuando menos se lo esperaba se encontró yendo hacia donde Lucas la había llevado la vez que las sombras aparecieron, cerca de Ruinas Antiguas. El lugar estaba oscuro, las paredes de madera absorbían la poca luz que había. Aura se recargó contra la fría pared y se dejó caer, respirando con dificultad. Cerró los ojos, contando en voz baja para evitar quedarse dormida.

De súbito la temperatura de la habitación bajó varios grados.

Aura la escuchó antes de verla: un siseo comenzó a sonar a escasos metros de la chica, acercándose más y más. El ruido era como nunca antes lo había sido. Parecía resonar con un macabro eco en su cabeza, susurrando palabras que la chica no lograba captar, pero que eran capaces de helarle la sangre de igual modo. «No de nuevo», logró pensar antes de abrir los ojos. La oscuridad se arrastraba por el piso hacia ella, absorbiendo la luz de la habitación. Pronto más sombras comenzaron a unírsele a la primera, salidas de ninguna parte.

La oleada de oscuridad se esparcía por el suelo como petróleo derramado, y se deslizaban creando expectación. Un murmullo se extendió por ellas y las sombras parecieron reír entonces. Aura se levantó de golpe, palideciendo al instante.

La primera sombra en alcanzarla se le enroscó en el brazo, pero, esta vez, el pinchazo que sentía cuando la energía se drenaba de su cuerpo no llegó tal como lo recordaba; ya no tenía más energía que entregarle a esas cosas. Un violento tirón sacudió su cuerpo y la sensación fue como si le estuvieran desgarrando los músculos en tiras, como queriendo extraer todo de ella. Un grito estrangulado salió de su garganta cuando otra de las sombras la alcanzó y comenzó a trepar por su espalda. La visión se le nubló por las lágrimas; dolía demasiado como para ser capaz de pensar correctamente. Necesitaba salir de allí lo antes que pudiera, mas las sombras seguían llegando, quemando su piel y enroscándose en ella, dejando una estela de ardor a su paso.

A través de las Sombras © [MUESTRA] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora