«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "56" ━━━━━━༺ꕥ༻━━━━━━
U N A I
Sentía el corazón acelerado.
Sentía que después de mucho tiempo volvía a sentirme vivo, y eso no podía ser así, ella no podía seguir teniendo ese efecto en mí, era inaudito.
Cuando se giró en nuestra dirección sentí como todo el mundo alrededor nuestro dejara de existir, y solo me centré en ella.
Efectivamente, ella había cambiado físicamente, se veía más madura y eso por alguna razón no me gustó mucho. «Yo quería estar con ella en cada momento».
Mis manos sudaron cuando sus ojos encontraron los míos y de nuevo sentí que volvía a tener veintidós años con tan solo verla. Mi corazón volvió a acelerarse de una manera descontrolada, así que me vi en la obligación de apartar la mirada. Esta situación estaba superándome.
Enfoqué mi mirada en la ventana pero me fue imposible cuando alguien más ingresó en la cafetería.
Era un hombre, rubio, alto y se acercó con toda la confianza a ella.
—¡Evi!—exclamó él apenas se hizo a un lado de ella, mi mirada se fijó en sus manos entrelazadas.
Mis manos de manera inconsciente se hicieron puños.
Alguien más ingresó en la cafetería, yo sabía perfectamente quien era. Maldito traidor; Marc.
—Elijamos mesa, Evani...—Marc se quedó en silencio cuando nos vió allí en la cafetería— Mierda.—masculló.
—Everett...—Evania susurró un nombre que no reconocía.
—Está haciendo mucho calor—se quejó él mismo chico al lado de ella—, y Evan es una jodida tortuga cuando hace calor.
Sin embargo mis ojos sólo enfocaban sus manos entrelazadas, y pude sentir algún tipo de fuego adueñarse de mis entrañas.
El desconocido ese arrastró a Evania en dirección de una de las mesas, y ella se dejó hacer, lo que en mí ocasionó una gran furia. Marc intentó hablarnos sin embargo fue tarde cuando todos nosotros nos colocamos de pie, definitivamente esta situación no era buena.
Agarré las pocas cosas que tenía y comencé a caminar en dirección de la salida de la cafetería, evité hacer contacto visual con ella o siquiera mirarla de reojo.
