«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "13"
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PARTE I
E V A N I A
—Nadie debe enterarse de eso, Galip.—la mujer vestida de negro, un vestido ceñido a su cuerpo bastante ajustado lo miró. Con una sonrisa en sus labios se acercó a él y le susurró algo a su oído.
—No—farfulló él mirando a su alrededor obligándome a ocultarme mejor—, no va a pasar. Eso no entra en el juego.
Ella soltó una risita y volvió a acercarse a él.
—Por lo visto, comienzas a ser más aburrido.—hizo un puchero— Deberíamos volver a jugar.
Él negó.
—Aquí no podemos hablar de esto.
La mujer ladeó su cabeza y negó.
—Yo quiero hablar aquí.—sonrió y volvió a acercarse quedando frente a frente, colocó una de sus manos en el cuello de él y lo acercó más a ella si eso era posible, él parecía imperturbable.
—Dije que no. El juego apenas está comenzando y no permitiré que acabes con el tan rápido.—se cruzó de brazos.
—Ay Galip—volvió a hacer un puchero—, no deberías juntarte más con Gael, él es el más aburrido de ustedes—soltó un suspiro—. Sabes cual es el objetivo principal de este juego, y quiero jugar—hizo una pequeña berrinche—, y así lo voy a hacer. Ni tú ni tus hermanos van a detenerme.
Galip soltó una risita ronca.
—Pero qué ilusa eres, querida—acaricio con una de sus manos el rostro de ella—. Aquí quienes mandan somos nosotros, no tu, entiende y métete eso en tu cabecita que para eso debe servir. Por una maldita vez entiende que no eres la líder de este juego, eres un simple peón que es de ayuda, nada más, no eres fundamental. Nosotros en cambio sí lo somos, por ende debes seguir mis órdenes, no yo las tuyas.
Y sin más sonó un disparo.
¿Cómo mierdas llegué hasta aquí?
HORAS ANTES
—¡Déjenme en paz!—exclamé enojada.
Golpee a los hombres enmascarados con toda mi fuerza. Me removí aún más en los brazos de aquel hombre que me tenía agarrada fuertemente, cuando logre zafarme lo empuje con mi cadera hacia atrás haciéndolo golpear con la pared, de su cabeza salió un hilo de sangre pero ni me inmuté ante eso.
