«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "49"
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E V A N I A
DOS MESES CON TRES SEMANAS DESPUÉS
Apoyé mi frente contra la madera de la mesa mientras escuchaba la exposición de Marc que tenía para mañana.
No hace mucho habíamos decidido ir a la biblioteca tan solo para que él pudiera ensayar su exposición, dado que tanto él como yo teníamos que continuar con nuestro perfecto promedio para poder graduarnos en menos de unas dos semanas.
—Listo.—dijo cuando terminó.
Me reincorpore en la silla y lo miré en silencio, me miró con su ceño fruncido así que acerqué mi rostro al suyo sin dejar de mirarlo a los ojos.
—¿Que estás haciendo?—me miró confundido.
—Te va a ir bien.—alejé mi rostro.
Me miró aún más confundido.
—¿Ah?
Rodé los ojos.
—¿Por qué no me dijiste que tenías novia?—lo miré mal.
—No tengo...—dijo dudoso, al ver mi mirada de desaprobación se corrigió rápidamente—: Estamos en veremos qué pasa aún no está confirmado nada, es alguien que conocí en la fiesta de los Turcotte hace más de dos meses cuando te preguntaron si querías ser su novia.
—Me dueles Marcsito.
Me miró con extrañes.
—¿Tienes algo?
Lo miré sin entender.
—¿Por qué dices eso?
—Jamás estás de tan buen humor—me miró con los ojos entrecerrados—, seguramente te está ocurriendo algo... así que dime.
Negué con la cabeza.
—No es así—se cruzó de brazos así que suspire—: Solo estoy nerviosa, mañana tengo que pasar la carta en el edificio para que ellos vendan el departamento cuando yo me vaya, y sé qué haciendo eso mi ida estaría más que confirmada.
Marc me miró con tristeza.
—¿Sigues pensando en irte?—agarró una de mis manos sin dejar de mirarme.
