«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "4"
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E V A N I A
Cerré los ojos con fuerza, sujeté el celular con más fuerza de la necesaria sintiendo la necesidad de desquitarme con lo primero que se me pasara por enfrente.
—Evania...—susurró Evan desde la otra línea, no quería contestar, tampoco hablarle, ni mucho menos volver a saber de él y su familia— Solo dinos dónde estás, papá y yo iremos por ti si es necesario. No puedes seguir huyendo toda la vida de tus problemas.
—Yo no estoy huyendo de mis problemas—refuté—, simplemente no quiero seguir sufriendo de maltratos durante toda mi vida.
—Hermana tú sabes que ellos lo hacen por tu bien.
Quise reírme pero no lo hice.
—¿Por mi bien?—ironicé—, ¿Cómo puedes ser tan cínico para cambiarle el nombre al maltrato?, porque eso fue lo que ellos hicieron conmigo. Así que no trates de hacerlo ver como si yo fuera la culpable porque no es así.
—Evania no estoy tratando de cambiarle el nombre, simplemente te digo que deberías regresar. Mamá te necesita aquí en la casa, no quiero verla mal así que por favor regresa.
Apreté con más fuerza el celular, me acomodé enfrente del ventanal y miré hacia el mar.
—Pero sí querías verme a mi mal—afirmé sin dejar que él lo negara—, no hace falta que lo niegues. Yo sé que te divertía, aunque no me lo digas, estoy más que segura que es así, te divertía ver cómo tus padres me golpeaban, me arrojaban cosas, me humillaban y muchas otras cosas más.
—Sabes que no es así—dijo, negando completamente todo lo que le dije—, jamás me divertiría al ver cómo mi hermana era maltratada.
—¿Y por qué nunca hiciste nada?—quise saber pero no me contestó, solamente se quedó en silencio dando un fuerte suspiro.
—No podía...—intentó excusarse— No podía meterme, tú más que nadie sabes como son nuestros padres, no quería que te ganaras un castigo aún peor por mi culpa. Sé que no fue lo más lógico pero no tenía más opciones.
—Sí tenías más opciones—volví a refutarle—, no te quieras hacer el bueno conmigo Evan, jamás fuiste un buen hermano. Incluso creo que jamás hiciste tu papel como mi hermano mayor, deja de fingir que me quieres o que por lo menos pensaste en mi, ambos sabemos que no fue así y jamás va a ser así, no te preocupas por nadie.
