«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "37"
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E V A N I A
Mi plan no había dado el resultado que había querido.
«Debiste haberte dejado manosear más», seguramente sí, pero mi dignidad iba por delante de muchas cosas, o situaciones. Debí desde un inicio dejarles en claro que yo no era segundo plato de nadie y hasta que ellos no superaran lo que sea que tuvieran con Greta, yo no estaría dispuesta a estar con ellos.
Además la reacción de Galip se me hizo muy extraña, incluso me lo esperaba más de Urko que de él, la mayoría del tiempo se la pasa tratando de menospreciarme sin sentirse mal o con una carga de conciencia, siempre lo hace y lo que menos quiero es acostumbrarme a sus malas palabras. Era algo que no estaba dispuesta a soportar.
Me recosté sobre la cama mirando al techo.
Seguía teniendo muchas más preguntas, pero sobretodo dolor, me sentía incómoda con el hecho de que Greta aún fuera parte importante de ellos cuando yo comenzaba a desarrollar un algo que no sabía cómo describir, lo del cuadro me había dolido aunque no lo quisiese demostrar sé que Marc lo notó ya que cuando dije mi idea de ir a la piscina no se negó y él en el recorrido que habíamos hecho antes me había comentado que no le gustaba mucho la piscina, supongo que lo hizo para apoyarme en ese momento.
Mi plan había tomado el rumbo de tentarlos a ellos, quería que cayeran conmigo, así podría darme cuenta que sí existe algo más allá de una relación de conocidos como teníamos anteriormente.
Al principio me di cuenta que estaban celosos, me sentí bien, sentí que todo iba por el camino correcto pero precisamente Galip tenía que pasar por el pasillo donde en aquel salón se encontraba el rostro de Greta sonriente como si me echase en cara que ella sí pudo tenerlos a los seis bajo sus pies y yo jamás podría hacerlo.
¿Desde cuando me había vuelto tan insegura?, en realidad, siempre había sido insegura y todo gracias a los complejos que a cada nada me decían mis padres, siempre me daban a entender que era fea, un desastre completo y que jamás podría tener a alguien a mi lado quien me amara como a nadie. Todas esas palabras me volvieron una niña insegura que fue creciendo hasta convertirse en una mujer insegura.
Nada había cambiado, mi forma de pensar había madurado claro que sí, sin embargo me incomodaba el hecho de que jamás podría olvidar todo lo que me habían hecho mis padres por tantos años, era imposible olvidarse de cosas así. Es por eso mismo que siempre busqué atención de personas fuera de mi hogar, sin embargo nadie me la daba hasta el punto en que llegué a conformarme con esos tratos y asumí que serían parte de mi vida diaria.
