«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "27"
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E V A N I A
La mañana había transcurrido de manera rápida, fue extraño saber que realmente Urko se había quedado toda la noche conmigo cuidando de mi sueño, al despertar él me observaba tan fijamente que llegué a sentirme intimidada por la intensidad de su mirada.
Pero antes de poder hacer incluso siquiera el primer movimiento Gadiel junto con Udo ingresaron en la habitación avisándonos que el desayuno estaba listo, el resto de la mañana se basó en estar viendo la televisión o evitar los cuestionarios que me hacían, me era extraño tenerlos cerca de mí sin que huyeran, después de todo ya comenzaba a acostumbrarme al hecho de que cada vez que se la pasaban conmigo al mínimo tiempo salían rápido por la puerta con cualquier excusa.
Aún no había encontrado el momento para sentirme capaz de enfrentar a Gael, él fue el único que no hizo el intento de acercarse a mi. Solo lo encontraba mirándome fijamente y ni se inmutaba cuando lo atrapaba mirándome, a él parecía darle todo totalmente igual. Su forma de pensar de cierta manera llegaba a intrigarme bastante.
—Debemos irnos.—las palabras que soltó Gadiel no me sorprendieron ni un poco, ya las estaba esperando desde hace mucho.
Ninguno de los hermanos dijo algo para contradecirlo, simplemente se colocaron de pie y para extrañes mía cada uno se despidió de mí con un beso en la mejilla a excepción de Gael que fue el único en quedarse conmigo en la sala, evité el contacto visual y solo me crucé de brazos esperando a que él fuera quien dijera algo.
—Que no se te haga costumbre huir, a la próxima soy capaz de amarrarte a la cama.—se acerca a mi y con brusquedad unió sus labios con los míos en un beso que no era para nada delicado sino todo lo contrario, era agresivo y demandante. Al separarse de mí volvió a dejar otro casto beso en mis labios y sin más que decir salió por la puerta cerrando a detrás suyo.
Volví a dejar que mi trasera cayera contra el material del sillón y miré hacia el techo.
Quería tratar de comprender todo lo que pasaba por la cabeza de ellos pero me era imposible, no lo comprendía ni entendía de alguna manera. Tenían mentes muy complicadas, sus secretos también lo eran, parecían ser un desafío total para mí.
Mi celular vibró, esperaba encontrarme con un mensaje de Evan o Marc pero fue todo lo contrario, era un mensaje del mismo número desconocido.
DESCONOCIDO: ¿Te gustó mi regalito?
Sentí mi sangre hervir de la furia, quise gritar y golpear a alguien ahí mismo pero no había nadie.
