Capítulo 46

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C A P Í T U L O"46"

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C A P Í T U L O
"46"

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E V A N I A

—Es sólo una invitación.—me recordó Marc.

Asentí con un poco de inseguridad y continué caminando por lo que restaba del camino.

Los Turcotte habían decidido invitarme al club, iban a hacer una reunión con todos los clubes de Seattle en honor a la creación de aquella dinámica, es por esa misma razón que habían tenido la iniciativa de invitarme a esa fiesta.

—Lo sé, pero aún así estoy nerviosa.—hice amago de regresarme pero él no me lo permitió, me agarró del antebrazo y caminó conmigo hasta quedar ambos enfrente de la puerta.

Se podía escuchar la música retumbar desde donde nos encontrábamos, podía también notar las luces de colores que se encendían y se apagaban con el ritmo de la música. Inhalé hondo y me escabullí en la entrada esquivando a una gran cantidad de personas, observé con atención todo el lugar.

Las personas esta vez usaban el mismo tipo de chaqueta de cuero, algunos hablaban, otros bailaban y otros bebían hasta caer borrachos.

Relamí mis labios y miré en dirección de las escaleras donde se encontraban los Turcotte hablando con un grupo de hombres acompañados por algunas mujeres, aparté la mirada cuando pude ver a Greta entre ese grupo. Mi atención se la llevaron Haimi y Kala, charlaban entre ellas mientras miraban en dirección de un grupo de hombres en una de las esquinas de la instancia.

Sentí como fui empujada fuertemente haciéndome tambalear pero gracias a Marc no caí sobre la fuente del ponche.

—¡Lo siento mucho!—me giré para ver a la persona que había chocado conmigo.

Era la amiga de Greta; Zarah.

—No hay problema.—dije tratando de hacer a un lado la tensión que comenzaba a sentir en todo el cuerpo.

Ambas miramos en dirección de la gran mancha que ahora tenía mi camiseta blanca, quise saltar sobre ella y probablemente no darle caricias pero me abstuve al ver cómo ella disimuló la sonrisa que quería esbozar.

—¡Claro que si lo hay!—señaló la gran mancha que ahora había en mi camiseta—, ven, vamos al baño, no puedo dejarte ir con esa gran mancha en tu camiseta, sería muy descortés de mi parte.

Sin dejarme responder agarró la camiseta de cuero que me habían regalado los Turcotte por ser oficialmente su novia, ambas caminamos hasta el baño y sin medir fuerza alguna ella me empujó en el interior de este, me regaló una sonrisa sin embargo yo la ignoré por completo.

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