Capítulo XIX (Vicky)

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Aún no lograba entender las razones por las que había extrañado a Frank durante aquellos días, la falta que me habían hecho sus mensajes y las películas que me había montado en mi cabeza porque no sabía nada de él: ¿se habrá olvidado de mí? ¿Sólo pensaba apoyarme con la bulimia? ¿Se había estado riendo de mí? ¿Por qué necesitaba su presencia en mi vida? ¿Por qué lo estaba necesitando?

—Odio los números, los odio, joder— grité con frustración lanzando mi lapicero hasta el otro lado de la habitación.

Y más que los iba a odiar si continuaba sin un mínimo de concentración para estudiar para el próximo examen de Estadística. Toda la vida huyendo de ellos y ahí estaban, como siempre, definiendo mi futuro.

Recuerdo cuando comencé la adolescencia y pregunté por primera vez el momento en el que tendría mi primer período y mi madre me respondió "entre los 12 o 13 años" o cuando en el colegio nos hacían test para verificar el estado de salud de todos y el primer paso era subirse a la báscula, el segundo cerrar los ojos y el tercero escuchar que la enfermera dijera escalofriantemente: "60 kilogramos", otra vez números, iuuuu. Es que no entiendo el por qué universalizarlos. Si se pueden usar letras. En lugar de 12 o 13 años mi madre podría haberme respondido: "cuando tu cuerpo esté listo para ello" y la enfermera ser un poquito más amable y decirme que "estaba un poco por encima del peso ideal", no costaba tanto. En fin, al menos me estaban valiendo para contar la cantidad de razones que tenía para aborrecerlos.

—No es por desanimarnos pero esta materia está imposible—dijo Marina dejando a un lado los libros y dejando caer su cuerpo en la cama.

—Venga chicas, ya casi no queda nada, el examen es en dos días.

—Rocío, basta, no quiero volver a escribir la palabra variable,  no quiero saber que es una muestra ni una población y tampoco quiero saber qué por ciento de plantas medicinales se consume al año en el país—salí de la habitación dejando atrás a mis amigas y las decenas de temáticas por estudiar.

Coloqué los auriculares en mis oídos y comenzó a sonar mi lista de reproducción favorita, revisé mis redes sociales y había un nuevo post de Frank, una fotografía de su rostro con una de esas sonrisas pícaras que le encantaban a todas, resaltaban sus ojos color miel y su cabello estaba desordenado. No me resistí y escribí

De: Mi
Para: Iceman
Quien ve tu último post de Instagram se negaría a creer  que puedes ser el iceberg contra el que colisionó el Titanic.
Pd: Si tu intensión era impresionar a alguien con la sonrisa de la foto, de seguro que lo logras.

De: Iceman
Para: Mi
Recuerda pequeña pelusita, que después que el Titanic se estrelló contra el iceberg  quedaron pedazos de hielo por todo el océano, tal vez los golpes que estoy  destinado a recibir están logrando que me convierta en solo eso, pedacitos.
Pd: Era mi intensión y ahora tengo una duda, ¿logré impresionarte?

Lo que había logrado era que mi temperatura corporal aumrntara unos grados y que los mismos se vieran reflejados en el color de mis mejillas,  el temblor de mis dedos y el brillo de mis ojos. Por más que lo intentara,  Frank continuaba desordenando(me) con unas simples palabras.

De: Mi
Para: Iceman
¿Estás bien? Presiento en tus palabras cierta tristeza que no es común.
Pd: No voy a admitir mi reacción cuando la vi pero tampoco negare que puede ser una perdición.
Pd de la Pd: los seguidores de tu feed pedimos que sigas sonriendo así.

De: Iceman
Para: Mi
No sé cómo lo haces pequeña, siempre logras sacar lo mejor de mí, estoy sonriéndole a la pantalla del móvil como idiota. Cuando me escribes prendes la calefacción que tengo dentro y comienzan a derretirse los pedacitos.

Pensar en su rostro mientras leía mis emails me hizo sentir una sensación extraña en el estómago, pensar que yo lo extraía de su mundo para incluirlo en uno nuevo donde solo estábamos él y yo, estaba comenzando a cambiarlo todo.

Habían demasiadas cosas que tenía que conocer de él, detalles como por ejemplo si es de los que mira con nostalgia por la ventana del autobús o si es de esos que analiza a cada persona que entra, si de vez en cuando juega a los rompecabezas de intentar averiguar cuáles son las penas que acarrean cada cuerpo, me gustaría saber si cae en la tentación de tararear su canción favorita cuando suena en la radio, si baila como loco por las calles como si nadie lo mirara o cuando sube a 100 el volumen de los auriculares, si le dan miedo las pelis de terror o si podría ser el motivo por el cual algún día tenga 2 pies derechos y no pueda levantarse nunca con el izquierdo.

Quiero conocerlo, pero de momento me limitaré a hacerlo feliz porque se le ve muy triste al otro lado del chat y a sacarle sonrisas haciendo que me prometa cosas como que algún día demostrara de lo que es capaz, haré sus días más leves y sus noches más cortas.

No sé qué pasará entre nosotros solo sé, que es alguien especial y lo demostró desde el primer instante en el que derribó sus muros y me permitió entrar,  incluso cuando le dije —en que mal momento nos hemos conocido, joder—y me respondió—pero ahora que nos conocemos, no nos podemos desconocer.

Hola una vez más😁. Amé las posdatas de los emails de este capítulo espero que sean de su agrado también.
Perdonen la corta extensión de este capítulo, mañana les prometo uno cargado de emociones. Un abrazo enorme.🤗

El camino hasta ti [# El Camino I] ✔ [Completa]Where stories live. Discover now