Capítulo XV (Vicky)

70 11 0
                                    

—¿Dónde diablos estabas? Joder —fue el reclamo de Frank al instante después de levantar mi teléfono móvil tras unas doce llamadas perdidas suyas.

—¿Y a ti quién te ha dado el derecho para hablarme en ese tono? —dije enfadada.

—El derecho me lo doy yo después de estar preocupado por ti todo el maldito día, sin que contestaras el puto celular, ¿sabes cómo nos tenías a todos?

—No tenéis que preocuparos por mí, vale —dije mientras dirigía mi vista hacia Rocio y Marina —que no soy una niña joder, sé cuidarme sola, aunque os cueste creerlo.

—Vale Vicky, escúchame muy bien, sin tu darme permiso me he colado en tu vida, porque sí, porque quiero cuidarte y estar cerca tuyo aunque tú no me lo permitas, por eso fue que decidí contactar con el mejor especialista en Londres porque todos queremos que estés bien y yo como el primero.

—No tenías derecho a hacerlo Frank, es mi vida, joder —solté un quejido y entonces supe que no podía controlar más el llanto, lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla sin consuelo, sentí el abrazo cálido de Rocío,  la mirada empatizante de Marina penetrando mis pupilas y al otro lado de la línea, él, últimamente siempre estaba él, aunque fuera a millas de distancias, aunque tuviéramos países de por medio, aunque me costara lidiar con él, siempre estaba ahí.

—Sabemos que llevas más de un año sin vomitar y sin asistir semanalmente a terapia pero, has tenido varios meses de estrés y tememos por una recaída, solo será una consulta de rutina para verificar que estás bien. Por favor, dinos que irás —suplicó Marina

—Muy bien —mientras asentía pude escuchar el suspiro de alivio de Frank en mi oído, sonaba como si se hubiera liberado un peso muy grande el cual era incapaz de sostener por más tiempo.

—Gracias de verdad,  por permitirme ayudarte y ser parte de este proceso junto a ti, te prometo nunca más hacer nada a tus espaldas, ahora que somos amigos ya puedo consultártelo ¿o no? —dijo Frank y su comentario me hizo emitir una pequeña sonrisa— vale, tomaré eso como un sí. Hasta mañana chicas y a ti pelusa, te perdono esta noche pero mañana me debes dos horas por email, descansa- fue su despedida antes de terminar la llamada.

—Victoria no nos vuelvas a dar estos sustos en tu vida —fue la riña de Rocio.

Después de darme un largo baño, el cual mi cabeza y mi cuerpo agradecieron, no hice más que desplomarme en la cama cual boxeador después de terminado el ultimo ring, mis fuerzas eran nulas y la capacidad de mi cerebro de generar información se encontraba por debajo del cero coma cero por ciento, lo único que quería era dormir y no pensar en nada más pero era imposible. La voz de Frank retumbaba en mi subconsciente una y otra vez, no la podía sacar de mí, tenía que escribirle, tenía y quería hacerlo, definitivamente la oscuridad influía mucho en mis decisiones.

De: Mi
Para: Frank, el egocéntrico.
Asunto: Una persona tonta quiere disculparse.
Te voy a contar un secreto o quizá varios. No, no se lo k es querer a medias, no sé si por suerte o por desgracia, tengo miedo a que me hagan feliz, mucho, después de algo bueno siempre viene la caída x el precipicio y la hostia es más fuerte que ir con el coche a 200 y pegar volantazo, sin que salte el airback pero si los sentimientos. Le tengo fobia a los te quiero, a que no me cojan la mano en navidad y a despertarme cada mañana con el edredón helado porque no hay nadie a mi lado. No se lo que pasa cuando te quieren de verdad, le he cogido un pánico terrible a las despedidas, más del que ya tenía. No se callarme nada y siempre acabo hablando de más. No estoy acostumbrada a que personas ajenas me cuiden, a que entren en mi vida sin permiso como tú lo has hecho, no quiero protección porque se siente demasiado bien y cuando ya no está, es la peor de las emociones. Soy más impulsos que persona y soy de las que se dedican a pedir perdón, aun cuando no ha sido mi culpa. Por eso te escribo este email a estas tantas horas de la noche después de un día tan desastroso como el de hoy, necesitaba pedirte perdón por mi actitud y que entendieras porque actué como lo hice. Ni siquiera sé porque te doy explicaciones pero tengo la necesidad de hacerlo.

De: Frank, el egocéntrico
Para: Mi
Asunto: Otra persona tonta también quiere disculparse.
Perdón pelusita por entrar en tu vida sin permiso pero al ver que no querías aceptar mi ayuda tuve que actuar por mi cuenta, erróneamente pero a la vez efectivo porque logré que recibieras mi ayuda y la del mejor medico de toda Inglaterra.
Gracias por los detalles de correo anterior, será de mucha ayuda saber que te gusta que te tomen de la mano y que el hedredón siempre esté calentito, también que valdrá la pena enseñarte que no siempre las despedidas son malas, cuando aprendes a interpretarlas suelen ser hasta añoradas, en cada despedida siempre hay un beso que te pide que te quedes y en dependencia de la persona que te despidas siempre querrás que llegue ese momento para volver a sentir ese beso que ruega para que tus labios con los de él se queden juntos por minutos infinitos.
No es que le temas al querer, es que no te han sabido querer. No soy experto en el tema porque tampoco me han querido pero no descarto la posibilidad de permitir que me lo hagan saber algún día.
Tenías razón, las conversaciones contigo serán muy interesantes aunque no quiero que por lo que acabas de leer pienses que me estoy deshaciendo, para nada pelusa, aún sigo estando a 43 grados bajo cero.
Pd: si quieres mi perdón comienza por quitar ese ridículo nombre de mi email.

De: Mi
Para: Frank, el egocéntrico.
Muy bien, desde hoy serás (mi) Iceman.

Aparté el móvil de mi rostro ante la incapacidad de mantener la luz de la pantalla un segundo más iluminándome, cerré mis ojos y podría jurar que no recuerdo nada de lo que sucedió mientras dormía, una vez más, el cansancio había salido victorioso.

El camino hasta ti [# El Camino I] ✔ [Completa]Where stories live. Discover now