Capítulo XVIII (Frank)

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Las materias de la universidad iban fatal, por más que Marcos me animara a que estudiara no lograba concentrarme para nada. Las últimas calificaciones iban de mal en peor y ya había recibido dos requerimientos por parte del decano de la facultad. Si quería ir al Evento Internacional de Universidades tendría que evitar que mis problemas personales intervinieran en la carrera, aunque el propósito pareciera imposible.

No hablaba con Victoria hacía cinco días,  estaba a nada de desquiciarme y tomar un vuelo a Londres para verla,  era agobiante la idea de querer que formara parte de mi mundo pero a la vez no  involucrarla, no me hubiera gustado estar en su cabeza durante esos días, mi desaparición le habría hecho pensar que había levantado mis fronteras frente a ella una vez más y que mi coraza indestructible nos estaba alejando nuevamente.

El abogado de mi padre había contactado conmigo y habíamos quedado en la tarde, pensé en decirle que no, pero sabía que era en vano, aunque en ese momento no estuviera de lleno en los estudios, una de mis metas era graduarme y por desgracia dependía del dinero de mi padre para hacerlo. Me negué a seguir pensando en la idea de no acudir a la cafetería donde había quedado con el licenciado García y opté por seguir los consejos de Marcos de terminar con aquella tortura cuanto antes.

El licenciado García había frecuentado mi casa en Huelva desde que tengo memoria para recordarlo, siempre había sido la mano derecha de mi padre y sus años de experiencias comenzaban a teñirse como prueba en su cabello. Siempre lo había admirado incluso después de saber que ayudaba a mi padre a realizar todo tipo de fraude dentro de la empresa familiar pero mi enfado porque contribuyera a que mi nombre fuera un nudo más de aquella red era difícil de disimular.

—García, cuanto tiempo —dije mientras estrechaba su mano y ambos tomábamos asiento en una mesa cualquiera de aquella cafetería.

La verdad es que había perdido la noción del tiempo y el espacio, me encontraba en una burbuja la cual quería reventar y volver a estar en casa enviándole apuntes a Victoria para que los estudiara y después me ayudara a entender, fastidiando a Marcos mientras se ponía a estudiar en voz alta por todo el salón y llamando a mi madre todas las noches.

—Joven Frank —dijo a la vez que realizaba un gesto de amabilidad con su cabeza.

—Si me llamas solo por mi nombre, olvidaré que estoy firmando unos papeles para ser parte de un fraude al que no quiero pertenecer, por lo tanto, nos llevaremos mejor —le indiqué y el tono de ironía se vio reflejado en cada una de mis palabras— ¿Dónde están los contratos de los cojones?—cuestioné.

—Aquí están —dijo mientras abría un portafolio negro que siempre llevaba con él y sacaba de su interior una decena de papeles que serían mi reservación en la celda de una cárcel.

—Esto... ¿qué es exactamente?— pregunté mientras atraía los papeles hasta mí.

—Son unos contratos de propiedades que tu padre ha adquirido recientemente, él no puede firmarlos porque la transacción bancaria sería demasiado obvio para la Agencia Tributaria y lo apresarían en segundos.

Mientras escuchaba la explicación que me daba el licenciado García, releía en estado de incredibilidad el monto de papeles frente a mí y el bolígrafo realizaba acrobacias en mis manos.

—¿En qué momento mi padre te convirtió en esto tío? ¿Desde cuándo traicionaste la ley bajo la que te recibiste con honores y comenzaste a serle fiel a la creada por Lucas?—el silencio reinó por un par de minutos—Muy bien—dije rápidamente y me lancé a plasmar mi firma en el primer contrato.

—Espera Frank, ¿no piensas leer antes de firmar?

—¿Debería preocuparme por eso García? ¿No son solo unos contratos de propiedades?— pregunté.

—Frank yo soy el primero que no está de acuerdo con que tu padre haga lo que hace, el día que nos descubran a todos lo más pequeño que nos sucederá será una condena de 20 años por estafa y malversación de bienes pero el sueldo que me paga, es lo único que me permite mantener a mi familia, ese dinero no lo ganaría en ningún juzgado por más casos legales que representara.

—¿Por qué no lo has denunciado? Joder—dije y mi puño interactuó con la mesa de madera.

—Porque no es tan sencillo Frank, tu padre tiene pruebas contra mí, las construyó de la misma forma en que las está construyendo ahora en tu contra, para involucrarte en  sus negocios y que después no tengas otra opción que serle fiel porque si no estás jodido, si yo caigo en una prisión mi familia se queda sin nada ¿entiendes?—aclaró García con nerviosismo.

—García, tu eres abogado, conoces las leyes, debes tener conocimiento de las pruebas que se necesitan para meter a Lucas a la cárcel y que el resto a los que ha amenazado toda su vida salgan ilesos de todo esto, tiene que haber una manera.

—Sí que la hay y eres tú Frank—su mirada se cruzó con la mía con determinación y una pizca de esperanza en ambas, él tenía toda la suya en mí y yo, no deseaba nada  más que librarme de mi padre.

—¿Que tendría que hacer?

—Tú eres el único que ha sido capaz de enfrentarse a Lucas y decirle sus verdades en la cara, no desconfiará de ti porque la sangre los une, aunque ahora estés deseando que eso no fuera cierto. El plan sería que tuvieras en tu poder una grabación de la confesión de las ilegalidades que ha cometido a lo largo de estos años y que personalmente se la entregues a la policía, junto a ella, una lista de nombres cómplices que pudieras alegar que estaban coaccionados.

—Vale, la policía tomaría entonces mi denuncia como colaboración—afirmé.

—Así es, para eso tienes que firmar estos papeles, una vez que lo hagas estarás dentro y tu padre no vacilará en contártelo todo porque tiene la completa seguridad de que no podrás desligarte de él jamás—completó García.

—¿Estás seguro que esto puede resultar?

—Completamente Frank y cuentas con todo mi apoyo para hacerlo.

Firmé con seguridad los tan mentados contratos, habían pasado de ser una entrada en el reservado de una cárcel a ser el billete al final de los chanchullos de mi padre. Una vez fuera de la cafetería y después de haberme despedido del licenciado García, sentí la necesidad de sentirla cerca, a ella, que debía estar odiándome con todas sus fuerzas o tratando de descifrarme con todas sus neuronas.

De: Mi
Para: Victoria Pelusa

Perdona por los días de ausencia, no me odies, las cosas por aquí no andaban muy bien, solo te diré que olvidé uno de los molares en la construcción de una prótesis y la profesora me hizo volver a repetirla durante los cinco días de la semana, no es justificación para no escribirte en días pero sé que estás bien después de tantas buenas noticias que has recibido últimamente.
Pd: ¿Cómo van las calificaciones para el Evento de Universidades?

De: Victoria Pelusa
Para: Mi

No debería perdonarte, me debes 5 apuntes de esta semana y aproximadamente 10 horas de conversación por email, las cuales pienso cobrarte con intereses. Espero que no vuelvas a ausentarte tanto porque tu presencia virtual hace falta a ciertas horas.
¿Cómo olvidas un molar? Eso solo ocurre en tu cabeza pero si te sirve de consuelo no te hubiera castigado tanto como tu profesora.
Pd: Hasta ahora muy bien, las Estadísticas me cuestan pero pienso ganarles la batalla y de paso el semestre. Cuídate mucho Iceman, no creo soportar la búsqueda de otra persona que me responda los emails.

Tras leer las palabras de Victoria una sonrisa se instaló en mi rostro, ella tenía la capacidad de hacerme olvidar todos los males, por muy pésimos que fueran los tiempos, conseguía que se detuviera todo a mi alrededor cuando de saber de ella se trataba. Logró que aquel día no terminara siendo tan fatal y yo descubrí que la necesitaba cerca por más que quisiera alejarla.

Supe, que sería mi paraguas cuando los días se tornaran grises, mi salida de emergencias en los incendios y la que saldría corriendo a mi lado cuando la vida se volviera un atasco.

Un besazo del tamaño de la cantidad de kilómetros que existen entre Londres y Barcelona😁

El camino hasta ti [# El Camino I] ✔ [Completa]Where stories live. Discover now