Capítulo XVI (Vicky)

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A lo largo de los últimos cinco años había asistido a decenas de consultas para contrarrestar mi enfermedad, doctores, psicólogos, especialistas, sobrevivientes de la bulimia, en fin, todas para mi habían tenido el mismo resultado, habían provocado que disminuyera la frecuencia en las que perdía el control con los alimentos, ya  solo sucedía en situaciones de ansiedad, es decir que ya no lo hacía porque me venía en gana sino  cuando las ansias me lo recordaban.

Pero aquella mañana era diferente, cuando desperté y supe que apenas quedaban unas horas para ir a la consulta del Dr. Williams por primera vez en la historia de mis terapias había sentido tranquilidad y no miedo.

—¿Estás lista para hoy? ¿Quieres que te acompañemos?

—No Rocio, tranquila, haré esto sola, necesito aceptarme y creo que las personas a mi alrededor podrán hacer poco por mí, es algo que tengo que enfrentar, a  mis miedos tengo que ganarles yo y ya es momento de comenzar a hacerlo.

Salimos de la habitación y nos fuimos a clases. A pesar del paso de los días no me acostumbraba a aquella escuela tan grande,  los pasillos parecían carreteras y los salones auditorios, éramos casi cien estudiantes por clase  y entre materia y materia podías ejercitar atletismo porque teniendo en contra,  la longitud entre los salones y la inflexibilidad de los profesores con respecto al tiempo, aquello parecía una corrida de toros en pleno Cambridge.

Las horas no pasaban dentro de la universidad, la profesora de Estadísticas había llamado mi atención al verme perdida en mis pensamientos, tendría que estar muy concentrada en ellos como para que se percatara que no estaba pensando en el tamaño de las muestras que decía o la variable a despejar.

Terminaron las clases y tomé un taxi que me llevó a la cita que tenía pendiente. Era una consulta pequeña, en el tercer piso de un edificio enorme, comenzaba a no alarmarme con ello porque al parecer era normal en Inglaterra, las paredes del lugar eran blancas y sonaba música clásica en unos altavoces colocados en las esquinas del techo, en el centro del salón habían alrededor de 10 sillas negras iguales y una que marcaba la diferencia, era blanca, y con lucecitas a todo su alrededor. Mi observación fue interrumpida por la señorita Smith, la cual mostrando una perfecta dentadura al sonreír me dio la bienvenida y la indicación de que esperara a los demás compañeros para comenzar la consulta.

—Vengan todos aquí —dijo un señor canoso de bata blanca en la cual llevaba bordado el nombre de Jacob, imaginé que reemplazaría al Dr. Williams en aquella ocasión— Mi nombre es Jacob Williams pero todos pueden llamarme Jacob, aquí seremos amigos así que todos nos llamaremos por nuestro nombre ¿De acuerdo?— supuse que tomaría asiento en la silla que era diferente al resto pero una vez más me había equivocado con ese señor—¿Ven esta silla de aquí? Este será el asiento de cada uno de ustedes cuando vayan a contarnos su historia, se iluminará de vuestro color favorito para evitar los miedos, inseguridades y provocar que se sientan en pleno estado mental cuando vayan a comunicaros, si estáis listos podemos comenzar, ¿algún voluntario?

—Yo —dije mientras alzaba mi mano e instantáneamente la bajaba con temor, no podía creer que me estuviera ofreciendo para ser la primera en hablar del problema que nos afectaba a todos en aquella sala.

—Muy bien, usted es... Victoria Sánchez —revisó la lista de presentes—bienvenida, póngase cómoda —dijo Jacob mientras acomodaba mi cuerpo en aquella silla tan particular —Dígame su color favorito, por favor.

—Azul —dije rápidamente y el salón se tornó de un tono azul celeste en toda su extensión, es difícil de creer pero por segundos me sentí fuera de allí entre las melodías que resonaban en el lugar, la paz que se respiraba y el color del cielo siendo detectados por mis ojos.

El camino hasta ti [# El Camino I] ✔ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora