Carta de Ethan a Natalie

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A Natalie Twincastle. #67, Great Pulteney Street, Bathwick, Ciudad de Bath, Condado de Somerset.

Condado de Blackfort. ** de ***** de 18**

Querida amiga Natalie, ¿recuerdas nuestra conversación en Dreadfulton Hill sobre las novelas epistolares? Pues aquí he transcrito para ti el comienzo de Expedición al Cáucaso, de Bojan Svojnic, una novela que pienso te encantará. Es importante que la leas y me des tu opinión.

Y dice así:

12 de abril de 1835

      Van diez semanas desde que cruzamos en barca el Mar Negro y llegamos al Cáucaso, donde le pagamos una buena cantidad de dinero al capitán Damián Bathpóvelich para que también nos llevara al Bosque de las Verbenas. Grave error. Hemos caído en la trampa del Rey Rencoroso, un conde que se hace llamar a sí mismo Rey, pero que no es más que un inútil, un parásito que cree que hace el bien y solo rapta a la gente, porque, pues, es su mayor placer: raptar gente. Se supone que sería quien nos revelaría la ubicación del Códice Universal, pero nos engañó, llevándose a Bathpóvelich al Castillo Aterrador¹ como prisionero.

[¹ Chilling significa en español aterrador, espeluznante, etcétera, por lo que Chillingham Castle podría significar Castillo Aterrador. Victoria solo separa el sufijo «ham» del resto de la palabra: The Chilling-ham Castle.]

      Y, lo que es peor, Nadia Tuincasava, una de las principales investigadoras de esta pesquisa, ha resultado lastimada; durante una tormenta, en una caminata a mitad del bosque, dentro de una cueva, se rompió la pierna. Por semanas estuvo confinada a una cama, llena de fiebre y acaso con una infección terrible.

      Pero no todas son malas noticias. Nadia había sido salvada por un sabueso. Increíble, lo sé, y sin embargo este animalito salió de la nada; muy encantador el bonito, nos indicó dónde se había caído y pudimos rescatarla. Si no fuera por él estaría muerta. Claro, después ocurrió lo del Rey Rencoroso, este conde malvado, rubio y con una obsesión clara por el pasado, que nos metió en su castillo. Aclaro que el perro no era de nadie, ni de él, quién sabe de dónde saldría, pero también lo secuestró y ahora también requiere ayuda. En fin, a Nadia la mandó con su esposo en Austria para que se curara de la pierna, a mí me encerró en la torre más alta, en una habitación roja, y a Edmund Cartwright lo humilló, convirtiéndolo en mi propio guardia. Podría ayudarme a escapar, pero se encuentra subyugado y limitado de recursos.

      No hay mucha esperanza de escaparnos del Rey Rencoroso; la situación es muy lamentable así. Si, de alguna manera, Dios escuchara mis plegarias, se daría cuenta de que necesito que alguien lea esto, no para que me salve a mí, sino al sabueso y a Bathpóvelich, que él corre el doble de peligro, porque es un tártaro, y a los tártaros allá los torturan demasiado. De nosotros el Rey Rencoroso no quiere nada específico, pues dice que su único pasatiempo es raptar; por puro gusto lo hace, así que no hace falta que vengan hasta acá. Pronto se le pasará.

      Lo único que tendría que hacer esa persona salvadora, Dios, es venir hasta acá, a Bosque de las Verbenas (apodado Colina Embrujada²) y gritar el nombre del hermano en medio de este bosque mágico de pinos (cerca de un barranco): Nikolas Bathpóvelich, para que este, con su equipo de tártaros, salven a los pobrecitos. ¡Es urgente!

[² Al igual que con la anterior, Dreadfulton Hill tiene el sufijo «ton» en Dreadful, que significa terrible, tenebroso, macabro, etcétera.]

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      Y esto es todo, Natalie, ¿verdad que es una obra maestra de la literatura? Por cierto, acá todos estamos bien. Nos leemos después, y no seas mala y te olvides de escribirnos.

Ethan Collingwood.

Bloody V: Réquiem de Medianoche ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora