IV

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En su primera noche de vuelta a la vida, Victoria experimentó un torrente de emociones sin igual. Y Sathiel estuvo detrás de ella, más como para intentar contrarrestar sus constantes desenfrenos que para oprimirla. En vano le decía que se calmara para que escuchase la cátedra; en vano la convencía de no cometer alguna locura que comprometiera su existencia, porque Victoria se había cegado por sus propios impulsos. En vida se le hubiera podido tildar de santa; pero, ya comenzado su viaje como vorlok, la joven encontró el momento perfecto para descarriarse.

      Primero comenzó con un pueblo a las orillas de la frontera de Northumberland. En la principal calzada de uno, por donde pasaban, como en Blackfort, algunos hombres de fuerte inclinación por los excesos, había reunión de estafadores y sujetos que mantenían francachelas ilegales, en las cuales planeaban sus próximos golpes. En ocasiones se oían gritos de meretrices que frecuentaban las puertas de las tabernas. En otras se oían risas estentóreas y viciosas, y Victoria, guiada por estos alborotos, se encontró con un montón de individuos sucios que se encontraban en torno a una mujer de semblante desinteresado y atavíos vulgares, resquebrajados y propios de la vida depravada.

      —Enséñeme a luchar —ordenó Victoria, con los ojos cargados de ira.

      —Así no es como esto funciona, querida. ¡Larguémonos de aquí!

      —No, Maestro. Yo sé que, como vorlok, puedo hacer muchas cosas, de entre ellas pelear, así que me gustaría sentirme viva.

      —Bien, bien. No hay un secreto para que puedas pelear. Sin embargo, tengo que hacerte las primeras aclaraciones: tu fuerza ha aumentado, tu velocidad también, y para sacar las garras o los colmillos debes desearlo, tensarte. El sentimiento que te inspira un enfrentamiento, algo parecido a la angustia, te ayudará a subir la guardia.

      —Soy como un gato.

      —Hay muchas similitudes entre nosotros y los gatos, ¡pero espera...!

      Los hombres que bebían frente a la taberna molestaban a la prostituta que se encontraba en medio del corro, y quisieron estos emprender un horroroso ultraje en contra de su persona; no obstante, al ver que Victoria se acercaba, vestida con la misma camisola ya muy desgastada, y que dejaba a la vista apenas sus tobillos, comenzaron a codearse entre ellos. La aprendiz de vampiro, que en otra época evitaba el conflicto lo más posible, lo deseaba esta vez; corría por sus venas una corriente de furia imbatible.

      Sin otro motivo para esperar, más que distraerlos para que la mujer huyese de allí, Victoria se abalanzó sobre sus atacantes con garras que se alargaron cinco pulgadas de más. Al primero que se acercó le arrancó la camisa con un tajo, y al segundo le marcó graves cortadas arriba de la mitad de la clavícula. Cuando los demás vieron que sus amigos se desangraban copiosamente, y que todo podría ser una terrible alucinación causada por el vino barato, huyeron despavoridos, en tanto quienes estaban heridos se tropezaron con montones de heno y lodo.

      La joven se divertía con sus nuevos poderes, pero ignoró que detrás de ella se aproximaba un peligro. Un rugido de Sathiel la sorprendió de pronto, que se había lanzado sobre el dependiente de la taberna, un hombre que llevaba consigo una daga. Cuando volteó, trastornada por la sorpresa, el Maestro y el mortal forcejeaban. El desconocido, en un acto de valentía, tomó la navaja y la clavó en el hombro del vampiro, para provocarle así otra humeante herida. Pero, como hacía falta un metal más grande, o que este hubiera penetrado un punto más frágil de su cuerpo, Sathiel se recobró del ataque y enterró sus garras en la garganta del tabernero, quien más tarde se quedó impelido por la subyugación y dispuesto para que aquel succionara su sangre desde la arteria del corazón.

      Una vez que hubo extraído la vitalidad del miserable mortal, Sathiel se volvió contra ella, todo envuelto en humo, sangre e ira.

      —¡Maldita desquiciada! ¡Estúpida! ¡Mira lo que le han hecho a mi hermoso cuerpo!

Bloody V: Réquiem de Medianoche ©Where stories live. Discover now