XLVI-El pecado entre tus piernas

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Sus cuerpos sentían derretirse, la energía se redujo a nada más que agotamiento y una sensación intensiva y satisfactoria. Jaden la arropó entre sus corpulentos brazos, sin duda, el gen Alabi poseía esa característica distintiva... ese aspecto... celestial, vigoroso, esa impresión marcada que le susurraba: ''Cariño, tengo el poder para hacerte lo que se me venga en gana, en cualquier sentido.'' Le hizo descansar sobre la calidez de su torso, y no habría mejor lugar, se dijo, porque podía sentir sus latidos aún fuertes y acelerados desde su interior, le plantó dulces besos son suavidad, no podía ser más perfecto, él acariciaba su cabello posado a su espalda con suma delicadeza, jugueteó por un rato y lo tiró con fuerza atrás, su cabeza quedó tendida a merced de su mano, se miraron en el mismo gesto lujurioso, rozó su barbilla con los labios y precisó:

—Diablos...—su boca se separó unos centímetros y los músculos de su mandíbula se tensaron.— Alaya, eso fue...—suspiró, su vista se contorneó, buscó una palabra que se aproxime a lo que sentía, pero no existía nada convencional que se acerque a la maldición en la silueta de una mujer que puso de manifiesto.

—Sí fue...—expresó el mismo ademán con los ojos muy abiertos y una añadida media sonrisa.— Indescriptible... —ambos rieron con espontaneidad.

—Eres magnifica.—sus ojos centellaron con los de ella, en su mirada estaba el sentido que siempre esperó.

—Gracias por regalarme la mejor noche de mi vida.—agachó un poco la cabeza, sus mejillas se sonrojaron.

—Puedo decir lo mismo, es diferente cuando lo haces con la persona que amas.—Por un momento se quedó inmóvil... no hizo más que contemplarla, solo admirar ese aspecto pots-sexo, revuelto y mojado, y que de todos modos fuese así de linda, de hecho le gustaba más, no le entendía del todo, pero... pudiese ser que se haya enamorado de esta chica hipster sin tendencias ni ambiciones tan vanas como él, tal vez le gustaba la Alaya sin traje, sí en el sentido figurativo y literal, la chica con ideas bizarras sobre el amor, y a fin de cuentas terminó flechándolo justo en el blanco.

''¿ «Amor», de nuevo?... Este es el momento, es ahora o nunca, necesito tener la seguridad de que...''

—¿Me amas...—soltó ella, con un fuerte exhaló.—en serio?—tenía los puños apretados hasta casi clavarse las uñas.

—Sí, te amo.—respondió con ligereza, pero no dejó de replicar absoluta firmeza con lo que dictaminó.

Esta vez el corazón de la chica fue el flechado, le quería decir los mismo, de verdad quería hacerlo, entonces recordó aquel fragmento de ''El cuerpo'' (Stephen King), « Las cosas más importantes son siempre las más difíciles de contar''. Pero más allá , el deseo erótico retornó como si nunca se hubiese visto interrumpido, le besó con un ardor desbordante, tocó su pecho y desendió despacio hasta...

—Solo necesito unos minutos...—Jaden tragó en seco, estiró el cuello con la cantidad de sensaciones que se clavaban como si estuviese en aquel acto de circo, atada a un aparato giratorio y le arrojen una cantidad de navajas al alzar, la diferencia en que todas ellas dieron con el objetivo., suspiro con fuerza y se sentó a horcajadas.

—Entonces ya no haré esto.—apuntó a sus labios mientras los mojaba con maldad, en efecto, aún tenía el control, y lo utilizó a su favor, estaba excitada, necesitaba complacer ese apetito bestial, o al menos eso que le tentaba cada vez más.

Él enarcó una ceja y cayó completamente en el tiro de cuchillos.

—¿O...ral?—preguntó, y solo pensando aquella forma que antes se había debilitado por el climax volvió a estar duro.

—Tal vez.—estrechó los hombros con minuciosidad y apartó el cabello de sus hombros, indudablemente le incitaba.

Y desde luego funcionó, estaba totalmente erecta otra vez, la electricidad y el desenfreno regresaron, ya no había porqué esperar, ambos tenían ganas, la energía no era la misma, pero el deseo seguía intacto.

—¿Mencioné minutos? ''Torpe'', es decir, ¡segundos! Y ya pasaron, estoy más listo que nunca.— miró de reojo el reloj en su muñeca dándole dramatismo a su provocación, en la que cayó como un imbecil.—Proceda usted, señorita Flores.—agravió sutilmente el tono sin percatarse.

Ella lo miró pasmada, se escuchó tan similar a...
Agitó la cabeza un poco, no podía creer estar pensando en aquel malvado ególatra... Amin Alabi, el parecido le trajo ese extraño escalofrío, fue... rarísimo.

—¿Que pasa?—le preguntó al denotar su rostro ofuscado.

—Nada...—dedujo rápidamente que quizás se le habían cruzado los cables en el momento, después de todo eran dos personas completamente diferentes ¿O no?.

Recogió su cabello en una coleta baja, lo observó en un gesto desafiante, humedeció sus labios sugerente a su perverso pensamiento.

Saboreó aquel exquisito manjar burdo antes de desvanecerse con la noche.

***

La noche llevó una espesa neblina en el viento.

El restaurante cerró unos minutos antes, Jaden se quedó con las llaves para salir más tarde, se sentó en una de las cabinas, miró el exterior,  no se contemplaba ni el brillo mas tenue en el cielo, la noche lucía, en cierto modo... triste.

Tal vez ese insoportable dolor de cabeza le estaba haciendo delirar. 

Respiró profundamente y reprimió sus ojos con fuerza, probablemente su propia imaginación creó esa alusión de la figura de una mujer atravesando la niebla; la dama sujetó la manija, cruzó la puerta y cuando  llegó junto a él, pronunció en un tono confuso:

—¡Uhh! al parecer, después de todo el príncipe y la plebeya no están destinados.

—¿Gabriela?

—Hola Jaden, tú me debes una boda.


Hi gente maravillosa, ustedes saben que yo lo escribo +18 (aún) entonces como ya notaron las escenas no son tan explícitas pero creo que se da a entender (acepto críticas constructivas) les adelanto que mi próxima historia sí será un poco más cruda y también será en primera persona, pero ya después les daré más detalles, gracias por estar aquí. 

Mucho amor

Abby.

Jaden  {Bilogía El Príncipe de Dubái}Where stories live. Discover now