63 · normalidad

128 10 5
                                    

Soojin

Aunque no quería marcharme de allí y menos al ver a una adorable Hope a la que echaba de menos después de estar casi dos días sin vernos, sabía que era lo mejor para los dos y debíamos de procesar un poco la situación. Aparte de que me sentía un poco mal de dejar a mi madre sola durante tanto tiempo cuando más me necesitaba. No hablar entonces, de las ganas de despedirnos con un beso antes de tener que marcharme pero, no podíamos hacerlo delante de Hope ni tampoco de los padres de Hoseok. Aún así, me sentía feliz y ya eso era lo importante.

El hecho de poder solucionar todo y sentir que las cosas empezaban a ir bien, me alegraba.

—Me hace feliz verte de nuevo, Soojin. —Me abrazó con fuerza el padre de Hoseok y yo, sinceramente, también lo agradecía—. ¿Qué tal estás?

—Bien, mejor de lo que esperaba —admití, sabiendo que se refería al tema de mi padre. Hacía unos días habían llamado y se habían acercado a vernos.

Eran un amor, y siempre lo serían.

—Me alegra mucho, cariño —agregó la madre de Hoseok, acariciando mi pelo—. ¿Y tu madre?

No sabía si debía de indicar que había dormido con Hoseok porque nos habíamos emborrachado.

—Bien, igual que yo. —Y no mentía del todo porque ella misma me lo había asegurado mediante mensajes.

—Dile si podemos vernos pronto otra vez —Sugirió—. Queremos hacerla sentir apoyada.

La madre de Hoseok asintió antes de sonreír afirmando las palabras de su marido y yo me sentí reconfortada, el hecho de que a pesar de tener que haberse encargado de mí como una hija y que no le tuvieran rencor a mi madre... Me hacía sentir bien.

—Sé que ahora mismo lo necesita, así que sí y muchas gracias. —Agarré sus manos y ellos negaron con la cabeza.

—No podemos hacer menos por nuestra pequeña Soojin. —Eso me hizo sonreír. El saber que a pesar de todo, incluso aunque no estuviera saliendo con Hoseok, nunca había dejado de formar parte de esa familia.

—Para lo que sea, sabes que siempre nos tendrás aquí para ti. Aún no me he olvidado de que tenemos un café pendiente para ponernos al día. —Solté una pequeña carcajada y asentí—. Y ahora que has estado yendo por el centro, más ganas tengo de tenerlo.

Había empezado a ir al psicólogo de nuevo desde la muerte de mi padre para asentar toda mi vida y lo cierto es que, había sido la mejor decisión de todas porque, me encontraba fenomenal.

—Lo sé, y lo siento, ¡hagámoslo pronto! —Ella asintió.

Nos fundimos en un fuerte abrazo y poco después se fueron de allí.

Qué bien se sentía ver que las cosas volvían a caminar de nuevo.

Entré en la que había sido mi casa por unas semanas, encontrándome de lleno con las luces apagadas, así que supuse que quizás mi madre se encontraba en el piso de arriba.

—¿Puedo pasar? —Pregunté tocando la puerta del baño y escuché respuesta por el otro lado. Abrí, encontrándome a mi madre enrollada en un albornoz blanco, con el pelo de igual manera en una toalla.

Estaba con una mascarilla en la cara.

—Hola, cielo, ¿cómo estás? —Preguntó sonriente, aunque eso parecía, porque no podía expresar demasiado con eso pegado en la cara. Le dediqué una sonrisa antes de cerrar la puerta detrás de mí para que no se resfriara—. Un solo día fuera y te he echado de menos, esto de vivir juntas no me está sentando del todo bien si voy a echarte de menos a cada segundo. —Esbozó un mohín poco notable—. Uh, ¿y esa carita? ¿Qué ha pasado?

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now