26 · familia

115 14 1
                                    

Soojin.

El sonido del despertador me hizo removerme en la cama incómoda preguntándome por qué narices estaba sonando cuando se suponía que era fin de semana pero, poco después y con cero ganas de hacerlo, saqué el brazo de mi calentito escondite y lo apagué. Abrí los ojos con dificultad, puesto que apenas podía mantenerlos abiertos y estiré seguidamente los brazos en dirección al techo esperando así conseguir levantarme pero solo me dieron ganas de girarme y seguir durmiendo.

Suspiré antes de bostezar, sacando los pies de la cama y colocándome las zapatillas de dormir de conejitos para ir al baño. Me quejé un poco al levantarme puesto que extrañamente había amanecido con un fuerte dolor de vientre y no tenía ni idea de por qué era. Pensé en nervios, incluso en lo mal que había dormido, en el dichoso encuentro con la familia Choi o la información que casi me produce un ataque de ansiedad pero, finalmente, salí de dudas.

—Ya era hora —suspiré en parte, de alivio puesto que era otro tema que no dejaba de ocupar mi cabeza. La querida regla había hecho acto de presencia.

Bueno, no era tan querida, pero, después de un horrible retraso sabiendo que habías mantenido relaciones sexuales, era realmente bienvenida.

Decidí entonces desnudarme y darme una ducha sin ir a desayunar ya que me había manchado un poco. No tardé en salir, poniéndome algo de ropa cómoda antes de bajar al comedor para empezar el día. Me había despertado temprano para aprovechar al máximo el tiempo de estudio hasta la hora del almuerzo, que era cuando debíamos de salir. No quería ponerme más nerviosa de lo que ya estaba por lo que quería mantener todo controlado.

—Buenos días, Soojin —saludó mi madre al verme entrar en la cocina—, ¿acabas de ducharte? —Asentí, había aprovechado para lavarme el pelo, así que lo tenía mojado.

Tomé una taza y la rellené con la leche calentita que parecía haber preparado mi madre unos minutos antes. Cogí unas tostadas y las unté con nutella, tomando asiento en la mesa.

—A las doce tienes que empezar a prepararte —me recordó mientras escribía en una libreta. Ella parecía haberse levantado pronto también para terminar el trabajo.

—¿Qué ropa debo de ponerme?

—Algo formal, si quieres luego puedo ayudarte —me sorprendió su gesto pero tampoco me quejé. En parte era un poco masoquista, a pesar de que no debía de aceptar esas cosas por el daño que me hacía continuamente, no podía evitarlo.

Era mi madre y necesitaba su atención.

—El problema es que acaba de bajarme la regla —comenté y ella alzó la cabeza para mirarme— por eso te preguntaba, por si habías preparado algo —negó con la cabeza.

—Con tu ropa bastará, elegiremos algo cómodo para que no tengas que estar preocupándote mucho —dijo restándole importancia—. Justo hoy tenía que venirte...

Hice una pequeña mueca. Pues menos mal que me había bajado, estaba empezando a preocuparme.

Pero obviamente, ella no tenía por qué saber eso.

—Ya, es un poco faena —comenté por lo bajo. Di un mordisco a mi tostada ciñéndonos en un silencio que se prolongó hasta que ella se levantó de la mesa.

—Voy a seguir con el tema del despacho, nos vemos luego —asentí.

Y de nuevo pasó por mi lado, sin darme un beso, sin proporcionarme cariño. Pero preferí no darle demasiadas vueltas o terminaría teniendo un ataque de ansiedad por el que no quería pasar en ese preciso instante.

Terminé el desayuno, limpié los platos y me dispuse a subir para retomar mi estudio. Lo cierto es que iba de maravilla, ya me sabía todo el temario y solo estaba repasando cuidadosamente las partes que más me costaban. Los esquemas que me había hecho Hoseok me habían ayudado con esa parte y la verdad es que se lo agradecía un montón. Pero no podía evitar ponerme nerviosa.

HOPE ━ j. hoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora