25 · lleno

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Mi pie se movía frenéticamente en el sitio haciendo un pequeño ruido que apenas se percibía entre el tumulto de gente ni el gran barullo que había en aquel aeropuerto. Y no parecía el único nervioso, mi hermana estaba a punto de morderse las cutículas y mi madre caminaba de un lado al otro comprobando el estado de la pantalla cada cinco minutos.

Estábamos entusiasmados por su vuelta y es que era completamente normal, había pasado casi un mes sin verle y, aunque lo tuviéramos presente a cada hora, a cada milisegundo, nada cambiaba el poder tenerle frente a nuestros ojos de nuevo sabiendo que no va a desaparecer por mucho tiempo. Era normal que los nervios y la anticipación nos comieran vivos.

Soojin. 19:30.

¿Ya llegó?

Sonreí al recibir ese mensaje y su preocupación por la llegada de mi progenitor. Respondí indicando que aún su vuelo parecía no haber aterrizado y que iba con un poco de retraso. Me distraje un poco hablando con ella, se encontraba en uno de sus pequeños descansos después de mucho tiempo de estudio así que podía acompañarme por un momento entre aquella situación que tenía mis emociones completamente revolucionadas e entremezcladas dejándome sin aliento.

Desde luego, que aquel día había sido completo, entre los nervios del examen y la anticipación de ver a mi padre de nuevo después de mucho tiempo me iba a quedar sin estómago.

—¡Pone que aterrizó! —Anunció mi hermana levantándose de un salto de uno de los pequeños bancos con asientos azules en los que nos encontrábamos. Sin dudarlo, mi madre comenzó andar hacia la puerta por la que salían los pasajeros a la zona donde sus familias se encontraban y nosotros la seguimos.

Sentí como Jiwoo entrelazó sus dedos con los míos, dedicándome una gran sonrisa. Apretó su mano contra la mía brindándome fuerza. Me sentí completo y mi corazón dio un vuelco, no por sus acciones, sino porque ya era la hora de volver a verle, de volver a sentir los brazos de mi padre rodeándome con fuerza y, realmente, lo echaba en falta.

Aunque estaba muchísimo más acostumbrado a pasar más tiempo con mi madre que con mi padre puesto a la diferencia de trabajo y las horas, y era por así decirlo, un niño completo de mamá, adoraba a mi padre y era un completo modelo a seguir para mí. Y para qué mentir, siempre había sido un niño de pasar tiempo con su familia. Por eso lo echaba de menos, echaba de menos vernos juntos a los cuatro más que a nada en el mundo.

—Estoy de los nervios —murmuró mi madre. Atrapé su mano, quedándome entre las dos, dándole fuerza a ambas—. Gracias —sonrió y le devolví el gesto.

Pellizcó mi mejilla.

Nos quedamos de esa manera por unos minutos sin dejar de mirar hacia la puerta hasta verle salir por ahí. El corazón me latía con intensidad e incluso sentía mi respiración algo entrecortada ante solo imaginar de verle de nuevo y no podía esperar más, necesitaba que llegara ya. Porque es verdad lo que dicen, cuánto más se acerca algo más necesitas que suceda.

Mi madre soltó mi mano para cubrir su boca y empezó a temblar aunque en nada se vio resguardado entre los robustos brazos de mi padre quien la rodeó completamente. Mi vista se nubló ante esa imagen en la que ambos parecían como dos piezas de puzzle que volvían a reencontrarse después de mucho tiempo. Ambos lloraban, mi madre resguardando su cabeza en su pecho y mi padre en el hombro de ella. Mi hermana pasó su brazo por mi cintura acercándose a mí, sus ojos brillaban.

Mi padre levantó la cabeza para mirarnos, algunas lágrimas recorrían sus mejillas y mi corazón dio un vuelco ante el pensamiento de que no siempre tenía la oportunidad de verle de esa manera, puesto que intentaba mantener continuamente la compostura frente a nosotros. Estiró la mano para tomar las nuestras unidas para meternos en el abrazo.

HOPE ━ j. hoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora