9 · salvación II

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Soojin

Desde la grada observé la cara de asco que le dedicaba mi novio a uno de mis compañeros de clase que no soportaba. En parte lo entendía. ¿Quién podía aguantar al típico niño de papá que hasta en los juegos amistosos de las clases de educación física necesitaba ganar? Nadie más que los cuatro amigos tontos y sin personalidad que tenía detrás de él capaces de defenderlo como si fuera el mismísimo presidente de Corea del Sur.

Visto desde fuera era demasiado gracioso. ¿Cómo podían haber personas tan idiotas como para soportar a alguien solo por puro estatus? Debían tener arena en la cabeza.

—¿No te apetece sustituirme? —bromeó Namjoon mientras tomaba una botella de agua que estaba cerca de su mochila. Sonrió antes de quitarse las gafas de pasta que llevaba, las cuales estaban empañadas por el sudor.

—¿Y poner en peligro mi salud? No, gracias. —Namjoon soltó una pequeña carcajada. Después de limpiar con su camiseta las gafas, se las volvió a poner. Se secó el sudor de la frente.

Namjoon se veía demasiado varonil en ese estado. La verdad que no podía llegar a entender cómo habían chicas de clase que decían que él era feo cuando para mí era uno de los más sexys y guapos de la clase. Y quien dijera que no, no quería admitir la realidad.

Tenía suerte de que Hoseok no fuera capaz de leer mis pensamientos en los que su mejor amigo era uno de los top en mi lista de «chicos más visuales de la clase».

—Te entiendo, si no fuera porque este tío se va a dar cuenta, yo también me hubiera sentado hace rato —añadió antes de mirar en dirección a la cancha ante el fuerte pitido por parte de nuestro profesor de educación física. Hoseok de pronto se había cruzado de brazos—. Además, tengo que vigilar al idiota de mi mejor amigo o matará a Junhyun en cualquier momento.

—Si las miradas matasen, ya hubiera pasado —bromeé y ambos reímos ante ese comentario. Como si nos hubiera escuchado, Hoseok miró en nuestra dirección. Frunció el ceño al vernos tan animados, como si pensara que estábamos hablando de él.

Aunque era exactamente lo que estábamos haciendo.

No pude evitar sonreír ante el castaño pelo de mi novio alborotado por la mezcla de sudor y las cientos de veces que se lo había tocado debido a la frustración, cosa que le hacía verse incluso más guapo de lo que ya era. Su piel estaba brillante por culpa del sudor de manera que su camiseta blanca se pegaba a su pecho en zonas en las que se hacía más persistente y que dejaba muy poco a la imaginación. Estaba tan radiante que parecía irreal. Y debía admitir que solo esa imagen estaba consiguiendo que pensara millones de cosas que prefería que él no supiera.

Si Namjoon era de los top en mi lista de «chicos más visuales», podía asegurar que Hoseok estaba más allá del número uno. Era mi Dios y más en esa situación en la que mis hormonas se revolucionaban solo de verle de esa manera.

—Creo que va siendo hora de que vuelva antes de que se enfade con nosotros por estar cuchicheando a sus espaldas —indicó antes de dejar la botella sobre las gradas. Asentí con la cabeza.

—¡Suerte! —Exclamé y él solo se giró para responderme.

—¡La necesitaré! —Sonreí porque era así. Namjoon era tan torpe que para los competitivos de mis compañeros de clase, él era un cero a la izquierda. Pero yo le apoyaba con todo mi corazón porque me daba mucha pena que fueran tan malas personas con él cuando era un angelito.

Observé cómo se marchaba hasta encontrarme con la mirada de mi seductor novio que parecía más atento a mí que al simple partido de fútbol que estaban teniendo los chicos de mi clase. A pesar de que era uno de los mejores en deportes, siempre estaba desinteresado y esa era una de las principales razones por las cuales nuestro profesor de educación física se enfadaba tanto con él. Pero a Hoseok le daba bastante igual. Él solo utilizaba esas clases para distraerse y sacar toda su impulsividad de su interior.

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now