✖13. "Muévete así para mí, nena"

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{Justin}

En todo el camino hacia mi casa estuve pensando en la excusa perfecta para que Natalie no me acompañara, no estoy muy seguro de que funcione pero de todos modos lo intentaré, nada pierdo con arriesgarme. Y sé muy bien que puedo llegar a cometer una locura —nada como la otra vez—, pero no me resistiría a sacarla a bailar y sentir, de alguna manera u otra, su cuerpo contra el mío, ver cómo esas perfectas caderas chocan con las mías. Infiernos, tendría que hacer una fuerza sobrehumana para controlarme y prevenir que no se me suba la calentura, eso sería muy incómodo. 

Y es que me encanta verla moviéndose, siempre me ha parecido que es endemoniadamente caliente y sexy cuando está dejándose llevar por la música, parece una diosa. Es una maldita diosa que puede volver loco a cualquiera con aquellos movimientos de caderas. 

Estacioné el auto en el mismo lugar de siempre, hace un rato que había salido de la empresa y hoy lo hice más temprano que todos los días, usualmente suelo irme a las ocho pero apenas eran las seis y media. Cierro la puerta no sin antes asegurarme de que tiene puesto el seguro, cuelgo en mi hombro mi saco negro y ando hacia el edificio adentrándome en éste, subo por el ascensor y al entrar a mi departamento, dejo mis cosas a un lado.

Estiro mis brazos para soltar la poca tensión de mis músculos que contraen al hacerlo, desabrocho unos cuantos botones de mi camisa de rayas azules y dejo a la vista parte de mi abdomen. Frunzo el ceño algo extrañado, no he escuchado la voz de Natalie desde que entré y no se escuchaba ningún tipo de ruido, es muy extraño. Decidí entrar a mi habitación y allí la encontré acostada boca abajo, me acerqué lentamente hacia ella y la cama se hundió cuando me senté, hice su cabello a un lado y el rostro se le ve algo pálido, me preocupé de inmediato por su estado. 

—Nati, amor, ¿qué tienes? —murmuré, acariciando su espalda. —Te ves mal, ¿estás enferma o ha pasado algo? 

Ella dejó escapar aire y arrugó la nariz, sin abrir los ojos se incorporó un poco en la cama y se tapó el rostro con sus diminutas manos. Las quité despacio y eché un mechón detrás de la oreja, acaricié con delicadeza sus mejillas y la escuché respirar con dificultad. Mi preocupación aumentó aún más, se encontraba muy decaída. 

—No me siento muy bien —susurró con la voz ronca. —Creo que he pescado un resfriado. 

—Menos mal, pensé que había pasado algo grave —suspiro aliviado. —Eso quiere decir que no podrás acompañarme. 

—¿Vas a salir esta noche? —abrió los ojos y asentí con la cabeza. —Lo olvidaba, Chaz regresa hoy. 

—Sí —la miro detenidamente. Su nariz está roja, los labios resecos y esos hermosos ojos esmeraldas están apagados. Nati se suele enfermar mucho en éstas temporadas. —Llamaré al doctor para que venga y te revise, ¿de acuerdo? 

—Estaré bien —sonríe sin muchos ánimos. —He tomado unos medicamentos para el dolor de cabeza. 

—Pero no te ves bien —hago una mueca. —Me quedaré aquí contigo para cuidarte. 

—¡No! —responde con rapidez. —Debes ir con tus amigos, Justin. No siempre debo acompañarte, disfruta la noche por mí —se inclina y deposita un beso en la comisura de mis labios. —Saludos de mi parte y que me disculpen por no ir. 

—Bien, eso haré —sonrío un tanto conforme. Al menos ya no tendré que inventarme una excusa y mentirle. —¿De verdad no quieres que llame al doctor? —alzo una ceja. Ella niega con la cabeza y esboza una pequeña sonrisa. La tomo de la cintura dejándola en mi regazo y dejo un camino de besos por su cuello.

—Justin, no hagas eso —ríe y se remueve encima de mí. Gruño en voz baja, no quiero ponerme caliente en éstos momentos. —Ups, lo siento. No quise hacerlo... —se le escapa una risita y cubre su rostro avergonzada. Sonrío enternecido, Nati es tan inocente que a veces me pregunto cómo se ha fijado en un idiota como yo. Alguien seco y conservador.

Lo que un día fue » Justin Bieber ➳Editando.Where stories live. Discover now