10. Aléjate de ella

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10.

-¿Yo? -arqueó una ceja. -De nada -respondió encogiéndose en hombros con una sonrisa torcida en sus labios.

-Bien -dijo, restándole importancia .

-¿No tienes nada que decir lindura?

-Mmm no -murmuró.

-Que ánimos -dijo usando un tono sarcástico. -Me iré a ver televisión. Por lo que veo no se puede tener una conversación amistosa contigo.

-Sí, claro. Como digas -movió su mano con desdén, jugueteando con el celular.

-Okey -bufó, yéndose hacia la pequeña sala de estar. Allí había una pantalla plasma, bastante grande y un DVD para ver películas.

El ojimiel miraba unas caricaturas muy entretenidas y comía unos sabrosos dulces, estaba tranquilo e inquieto por otro lado. Tranquilo ya que nadie estaba molestándolo e inquieto al saber que se encuentra en la misma habitación con Kelsey, a solo pocos centímetros de él.

Joder él deseaba besarla, las ganas de ir y comérsela a besos se hicieron presente, movió la cabeza en forma de negación dejando salir aquellos pensamientos.

Ryan ya había llegado hace un buen rato, Justin caminó sin hacer mucho ruido hacia donde están las habitaciones y yacía dormido, incluso Kelsey. Tenía puesta una pijama muy sexy para el gusto de Justin, una blusa de tiritas, pantalones cortos y estaba sin sostén.

«Joder», pensó el ojimiel lamiendo sus labios y acercándose silenciosamente a la castaña.

-Kels, Ryan está durmiendo -susurró cerca de su oído. -Y Camila no ha llegado.

Sentió un escalofrío recorrer su espina dorsal, al darse cuenta de que se había recostado a su lado. Estiró su mano empezando acariciarle el brazo desnudo, bajando por su cintura y llegando hasta los muslos, dando pequeños masajes. Contuvo la respiración, mordiendo fuertemente su labio inferior para no dejar escapar un jadeo.

Desde que lo escuchó entrar a la habitación, se había despertado y se mantenía pendiente a cualquier movimiento que hiciese, para así estar alerta. Pero no pudo moverse ante su cercanía, estaba intacta en el mismo lugar y le costaba llenar de aire sus pulmones, miles de corrientes eléctricas pasaban por el pequeño cuerpo de la castaña.

-Justin... -logró articular su nombre. -Por favor, vete -susurró bajo, conteniendo las ganas de voltear y mirarlo a los ojos.

-No. Déjame, lo necesito -besó su hombro. -¿Vas a negarme que tú no quieres lo mismo?

Volteó su cuerpo haciendo que quedase enfrente a él, los ojos rápidamente se le oscurecieron al admirar su cuerpo y sintió como empezaba a calentarse. Subió la pierna de Kelsey en su cadera, pegándola más a su cuerpo y metiendo las manos debajo de la blusa, acariciando su plano abdomen.

Un estremecimiento viajó desde sus pies hasta su cabeza, pero ella no debía dejarse llevarse por él. No podía caer, porque si caía perdería y no estaba dispuesta a perder en aquel juego.

-Suéltame -trató de apartarse, él ejercía más fuerza que ella así no pudo forcejear por tanto tiempo.

-¿Y si no lo hago, qué? -alzó ambas cejas.

-¿Por qué mejor no te vas a follar a tu noviesita? -bufó un tanto molesta.

-Te quiero a ti, no a ella -confesó. Kelsey se quedó muda durante unos largos segundos, meditando si creerle o no.

-Estás jugando con fuego y te quemarás -le advirtió.

-Entonces me quiero arriesgar -inclinó la barbilla hacia delante, acercándose a su oído. -Si me quemo contigo, no hay problema -mordió el lóbulo de la oreja.

-No. No me volveré a involucrar contigo jamás -gruñó, apartándolo.

-¿Por qué demonios eres así? -preguntó confuso.

-¿Así cómo? -frunció el entrecejo.

-Tan fría, cortante y actúas como si nada te importara. Especialmente cuando se trata de mí.

-Solo soy así contigo -sonrió sin una pizca de gracia. -Te lo mereces por ser un idiota.

-No, no lo merezco -contradijo mirándola detenidamente. -Y no soy un idiota.

-¡Vaya! Además de egoísta, también eres un maldito arrogante -musitó molesta.

Y antes de pudiera pronuciar alguna palabra más, la interrumpió con un salvaje y salvaje beso. El beso se hacía cada vez más profundo y sin pedir permiso, dio paso a su lengua y el contacto físico se hizo menos inevitable, olvidando que debía apartarlo antes de que fuese demasiado tarde. En esos momentos no importaba nadie más que solo ellos dos, cualquier cosa que hubiesen tenido en mente antes, había desaparecido.

Hasta que Kelsey reaccionó, abriendo de par en par los ojos y dándose cuenta de que estaba haciéndolo mal, muy mal. Trató de safarse pero no lo logró.

Fueron interrumpidos gracias a alguien que había entrado a la habitación y ese alguien era Camila, quien al encender la luz se quedó boquiabierta al ver la escena. Ryan también se despertó al escuchar el molesto chillido de la rubia, todas las miradas fueron dirigidas a Justin y Kelsey.

-Kelsey Cassey, ¿qué te estaba haciendo éste idiota? -gruñó, acercándose rápidamente al borde de la cama.

-No le estaba haciendo nada malo -rodeó los ojos. -Solo nos besamos.

-Me besaste a la fuerza -aclaró, mirándolo mal.

-Pero me seguiste el beso, nena -le guiñó el ojo, sonriendo de manera burlona.

-Vete a tu cama Justin, tienes cinco segundos para que te muevas -se cruzó de brazos. -Aléjate de ella, ahora -demandó con un tono severo.

Justin se quedó quieto en el mismo lugar, aguantando las ganas de gritarle unas cuantas cosas en la cara a Camila. Él estaba tan enojado, que las venas de su cuello podrían explotarle en cualquier momento.

-¿Eres sordo o qué? ¡Muévete ya! -chaqueó los dedos, colocando una mano en su cintura mirándolo impaciente.

-Ya escuché -escupió cabreado. -Eres jodidamente insoportable.

-Y tú un imbécil -sonrió sin mostrar los dientes. -Estamos casi iguales.

-Cállense, me tienen harto -habló Ryan esta vez. -Duerman que mañana será un día largo.

Nadie dijo nada más. El ojimiel se acostó al lado de Ryan al otro extremo de la cama y luego de unos minutos se quedaron dormidos, el viaje los había dejado exhaustos.

***

Lo que un día fue » Justin Bieber ➳Editando.Where stories live. Discover now