1. Invitación

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01.

Volvió a caer en el suelo con la cara llena de lágrimas, destrozada por dentro. Estúpida, estúpida, se repitió una y otra vez. Lloró por casi tres horas, encerrada en su habitación, pero aquel dolor se estaba llenando de furia y rencor. ¡Maldita seas Justin! ¡Maldito infeliz! Gritó, con la cara en la almohada, ¿por qué? ¿Por qué echar a perder una relación de cuatro malditos años? No lo era, no era posible eso.

Ella le había entregado todo, al igual que él. Pero lo echó a la borda. Todo. Todo lo que algún día fueron. Las lágrimas ya habían parado en un sueño profundo de dolor, decepción, tristeza, melancolía. Dios, no se lo podía creer aún.

Según todos los demás se iban a casar, tener hijos y morir juntos, no, así no sucedería. No esperaba eso de él.

Y habían pasado algunos cinco meses desde su rompimiento, cada uno se fue por su lado y actuaban como dos completos extraños, como si no se conociesen. Y para todos que conocían aquella relación se quedaron sorprendidos al escuchar los rumores, pues se les conocía por ser "la pareja perfecta" y también por los cariñosos que solían ser en público.

Era como si nadie más existiera a sus alrededores, solo ellos dos y todo había acabado, tan repentinamente.

No vivían en un cuento de hadas, pero su historia contaba muchas cosas y cuatro años no los puedes borrar en un abrir y cerrar de ojos, así no funciona.

Y aunque ocultan sus emociones ignorándose uno del otro, ignorando sus miradas, mostrándose indiferente ante la situación y sobretodo, fingiendo que todo había quedado enterrado en el pasado cuando nada de eso había sucedido.

{Kelsey}

El dolor en mis oídos por aquel escandaloso sonido, era una molestia para mis tímpanos. Me había despertado de aquel doloroso recuerdo que ya hace cinco meses atormentaba todo mi ser. Estiré mis brazos y suspiré profundamente, bajé de mi cama y froté mis ojos para mirar la hora; seis y media de la mañana.

Maldecí en voz baja y con un paso apresurado dirigí mis pies al baño despojando toda mi ropa hasta quedar desnuda.

Hice una coleta alta en mi cabello y tomé mis libros entrándolos en el bolso. Abrí el refrigerador para sacar el cartón de leche y servirlo en un vaso, lo tomé lo más rápido posible.

No tenía ni idea de cómo Camila se había ido tan temprano al campus, anoche se la pasó de fiesta y se había levantado más temprano que yo. No tengo ni idea de cómo le hizo.

Corrí por los pasillos solitarios, hasta llegar al salón de clases del profesor Williams, el profesor de literatura.

Giré la manilla y entré despacio al salón, recibí las miradas de todos mis compañeros y mordí mi labio algo intimidada por las miradas. De seguro no tenía un buen aspecto, para nada.

—Siento la tardanza, profesor Williams —me excusé, aún seguía de pie detrás de la puerta—. ¿Puedo pasar? Lo siento mucho por llegar tarde.

Antes de que el profesor pronunciara algo, se escucharon unas carcajadas en los últimos asientos de atrás. Prevenían de aquel lugar que conocía muy bien. Rápidamente dirigí la mirada a Justin y éste se estaba burlando, obviamente de mí. Decidí ignorarlo y volví mi atención al señor Williams.

—Sí señorita Cassey puede pasar —suspiré aliviada. No quería perder las clases de hoy. —Y que no se vuelva a repetir.

—Oh, claro que no, no se preocupe —sonreí sin muchos ánimos.

Caminé hasta mi lugar y dejé mi bolso en el suelo sacando mis utensilios para la clase, sentí la mirada penetrante de Camila y no quería mirarla, no quería que me interrogara con sus preguntas, hoy no. Estaba en uno de esos días los cuales no estaba de humor para nada, de esos días en que no me apetecía salir a ningún lado.

Lo que un día fue » Justin Bieber ➳Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora