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Iris despertó en una sala pequeña y circular. Se sentía desorientada y terriblemente mareada. Desde que había salido de Polonia no había tenido ni un solo segundo, y rogaba por tener una cama donde poder tumbarse y cerrar los ojos hasta que todo los demás dejase de importar.

Sin embargo, se recordó por qué estaba haciendo aquello, y eso fue suficiente para hacerla incorporarse del suelo y, finalmente, levantarse.

Miró a su alrededor y vio que se encontraba encerrada junto a Raven, Moira, Hank y Peter. Ellos también estaban despertándose ahora, aunque había algunos, como Raven, que ya se había despertado antes de que Iris lo hiciese.

—¿Llevamos mucho tiempo aquí? —les preguntó a los demás.

—Ni idea —contestó Moira.

Iris miró hacia arriba, donde el techo de aquella sala era en realidad un cristal desde donde los que estaban al otro lado podían verles a ellos dentro. Iris no consiguió ver demasiado, pero si pudo ver con rapidez algunas siluetas de personas moviéndose cerca de la ventana.

Se preguntó quiénes serían y qué querían. Había reconocido a Stryker, pero desde que arrestaron a Trask hace ya diez años, Iris no había vuelto a saber nada de él ni de lo que había hecho, por lo que se encontraba muy confusa.

Peter fue el último en despertarse. Lo hizo al lado de Hank y, al ver a este recubierto de un pelaje azul, dio un grito y se alejó de él. Hasta ese momento, Iris no se había dado cuenta de que Hank se había convertido en Bestia.

—¿Qué te ha pasado? —le preguntó Peter con un jadeo—. ¿Nos va a pasar a todos eso? —se miró las manos esperando a que se pusiesen azules.

—No —contestó Hank—, es solo que me he dejado el medicamento en la mansión.

Peter no lo entendió, pero decidió no preguntar más. Solo necesitaba saber que no se convertiría en eso también.

Moira miró hacia arriba y fue la primera en darse cuenta de que Stryker se había asomado a una de las ventanas de aquella habitación y los miraba.  

—¡Eh, déjanos salir! —le gritó e Iris elevó la cabeza para mirar a Stryker.

Él sonrió levemente.

—No haré eso. Pero yo que vosotros no me acercaría mucho a las paredes, podríais hacernos daño... 

Al mirar las paredes se dieron cuenta de que estaban rodeadas por barras que, aunque ninguno lo sabía a ciencia cierta, les haría mucho daño.

Moira dio varios pasos hacia delante.

—Soy la agente Moira McTagger, de la CIA...

—Sé quién eres. Sé quiénes sois todos vosotros.

—Entonces no puedes retenernos aquí —replicó ella.

—Oh, sí que puedo. Algo acaba de destruir todos lo misiles nucleares desde aquí hasta Moscú. Ese algo se originó exactamente donde te encontramos a ti, en la casa del telépata más poderoso del mundo. Así que ahora vas a decirme dónde está Charles Xavier.

—No es de él de quien debe preocuparse —le dijo Moira—. Hay alguien más, alguien mucho más poderoso.

Iris frunció el ceño. ¿A quién se refería Moira?

—Si nos dejas salir podemos ayudarte —intentó negociar Raven. Stryker sonrió levemente.

—¿De verdad piensas que os voy a creer? Podéis cambiar de cara o de vida pero os conozco bien. Sé lo que sois. Sois monstruos y no podéis cambiar vuestra propia naturaleza.

Destruction ◇ Erik LehnsherrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora