c a t o r c e

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IMPORTANTE: leer la nota de autora del final

El lugar estaba lleno de gente. Había cámaras por todas partes y reporteros contando qué era lo que estaba pasando.

Hank, Logan, Charles e Iris tuvieron que pasar por un detector de metales para poder llegar a donde iba a suceder la exposición. Una vez allí, dejaron sus cosas y luego los de seguridad les pidieron sus identificaciones para poder entrar a aquel evento. Obviamente, ninguno de ellos tenía nada de eso.

Sin embargo, Charles usó su poder y pudieron entrar sin problema. Iris, quien iba delante de Logan, se giró cuando vio que éste se había parado, mirando el detector de metales extrañado.

—¿Logan? —le preguntó, haciendo que la mirase—. ¿Vamos?

Él asintió y cogió sus gafas de sol para andar hasta donde estaba Iris. Los cuatro miraron desde donde se encontraban a todas las personas, pero ninguna era Raven. Aunque claro, ellos sabían que ella no se dejaría ver aquí con su aspecto real ni tampoco con el aspecto que solía tener y con el que todos la habían conocido. Por lo que cualquier persona de las que estaban allí podría ser ella.

Iris bajó la mirada hacia Charles, quien tenía sus dedos en la frente y buscaba entre las mentes de todas las personas para encontrar la de Raven. Iris se mordió el labio, ansiosa. Si no se daban prisa y no conseguían encontrarla antes de que fuese demasiado tarde, todo se iría a la mierda.

Delante de ellos, en el gran escenario frente a todas aquellas personas, apareció un hombre trajeado, el cual cogió el micrófono con entusiasmo. Alzando la voz, dio paso al presidente de Estados Unidos y todo el mundo se levantó de sus asientos, aplaudiendo y gritando. Cada vez tenían menos tiempo. 

Entre todas aquellas personas que se encontraban de pie en el escenario, Iris fue capaz de reconocer a Trask, quien estaba junto al hombre que electrocutó a Raven el día que la encontraron y varias personas más. 

El presidente saludó a todas las personas que habían allí y luego se acercó al micrófono para poder hablar.

—Compatriotas —empezó diciendo—, hoy nos enfrentamos a la amenaza más seria de la historia: los mutantes —Iris giró la cabeza y miró a Logan—. Estamos preparados para esa amenaza. Según las inmortales palabras de Robert Oppenheimer, lo veréis, el mundo nunca volverá a ser el mismo.

Señaló detrás de él, donde la lona gigante que había empezó a caer, dando una completa y clara visión de los centinelas. Iris cogió aire y miró a Logan, quien tenía una expresión que ella no fue capaz de descifrar. ¿Qué se sentiría al ver la causa de lo que tiempo después te causaría tanto dolor?

Ella no lo había vivido personalmente, pero había sentido el dolor, el miedo, la impotencia que aquellas máquinas habían provocado en todos los mutantes. El simple hecho de poder observar desde tan cerca lo que en un futuro acabaría con su raza hizo que Iris se estremeciese y que tuviese que apartar la mirada.

Todos volvieron a aplaudir y a levantarse de sus asientos e Iris aprovechó ese momento para empezar a andar. No podía seguir allí esperando a que Charles la encontrase. Debía hacer algo para ir más rápido.

Ando hasta que estuvo muy cerca del escenario, pero uno de los guardias la paró.

—Lo siento, señorita, pero no puede pasar de aquí —ella hizo una mueca con la boca.

—Oh, lo siento, he perdido a mi marido y estaba buscándolo —contestó.

—Hágalo por allí —señaló detrás de ella.

—Claro, gracias —sonrió y fue a darse la vuelta,pero entonces sus pies se enredaron y cayó hacia delante, justo donde estaba aquel guardia.

Destruction ◇ Erik LehnsherrWhere stories live. Discover now