t r e c e

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Iris abrió la puerta de la que había sido su habitación hace tiempo en la mansión de Charles.

Se sorprendió al ver que estaba exactamente igual a como la dejó. No había nada cambiada en ella y eso le extrañó. ¿Por qué Charles no la usó para alguno de sus alumnos?

Inspiró hondo al entrar dentro y todos los recuerdos del tiempo que había pasado viviendo allí volvieron a ella. Y realmente echaba de menos aquellos días. Aunque todo hubiese sido un caos, tuviesen miedo y se arriesgasen a amenazas muy grandes, habían estado unidos como una familia. No importaba que la mayoría de los mutantes hubiesen sido adolescentes. Aun así, habían creado una fuerte conexión entre ellos. Eran fuertes porque estaban juntos.

Todo era distinto a como era ahora...

En ese momento se dio cuenta de que Erik estaba sentado en su cama. Iris frunció el ceño y dio un paso hacia dentro.

—No esperaba que estuvieses aquí —comentó ella, cerrando la puerta tras sí.

—¿Y dónde esperabas que estuviese?

Iris se tomó tiempo para responder mientras andaba hacia la cama y se sentaba junto a él.

—Sinceramente, pensaba que te habrías hecho. Que habrías tomado tu propio camino como siempre haces —él rió amargamente.

—Hablas como él —susurró.

Ella respiró hondo y giró la cabeza para mirarle. Erik tenía la vista dirigida hacia el suelo, mientras mantenía sus propias manos entrelazadas en su regazo.

—Charles está asustado —le susurró Iris—. Cuando se trata de Raven intenta hacerlo lo mejor que puede y no escucha a nadie más. Pero no podemos permitir que alguien muera. No otra vez.

—Nunca creerá en mí —le contestó él—. Ninguno de vosotros lo hacéis. Ni siquiera tú.

—Es difícil hacerlo cuando actúas bajo tus propios impulsos e ideales. No es la primera vez que lo haces, Erik.

—No son mis impulsos —se defendió—. Es lo que hay que hacer. No podemos dejar que los humanos acaben con nosotros mientras estamos de brazos cruzados. 

—¿Y entonces qué? ¿Los matamos? ¿Así de fácil? —Erik se quedó en silencio e Iris suspiró—. Tenemos que buscar cualquier solución posible antes que esa. No es la mejor, aunque te niegues a verlo. Sé que son personas intentando matarnos, pero están asustados. No saben qué somos y nos hemos encargado de enseñarles que somos poderosos y peligrosos. Entiendo que actúen así, pero si me atacan me defenderé. Aunque no mataré a todos ellos por mi propio bien.

—No por el tuyo propio, sino el de todos los mutantes. Si no paramos todo esto acabaremos en aquel futuro —se giró para mirarla—. Tú lo viste. Sabes todo lo que Logan sufrió allí. ¿No crees que después de sentir todo eso deberías estar abierta a cualquier opción? Sí, puede que mueran humanos, pero es inevitable. En las guerras siempre pasa eso.

—No será una guerra si nosotros no atacamos.

—No, entonces será una matanza.

Iris suspiró.

Sabía que por más que intentase hacer que Erik cambiase de parecer, no lo conseguiría. No lo haría ahora, ni cuando intentó matar a Raven, ni tampoco lo consiguió cuando mató a Sebastian.

—Sigues creyendo que los mutantes somos superiores. Puedo verlo en tus ojos —susurró ella, con la mirada perdida en el suelo del mismo modo que él hacía—. Crees somos el futuro. Que los humanos acabarán por extinguirse. Así era como pensaba él. Como pensaba Sebastian —aspiró hondo y continuó hablando—. Irónicamente, ese futuro tuyo no se aleja demasiado del que nos espera si no paramos a Raven. No te conviertas en aquel hombre que quieres destruir—él siguió sin decir nada, así que ella bufó—. Vamos a ir a Washington —le avisó—. Charles cree que llegaremos a tiempo para parar a Raven.

Destruction ◇ Erik LehnsherrUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum