s i e t e

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Iris dio un pequeño gemido de dolor al sentarse recta en el asiento y se llevó una mano al costado, donde la herida no dejaba de sangrar, aunque ahora con mucha menos intensidad.

No había tenido tiempo de curarla. Después de lo ocurrido, volvió al hotel en el que todos se habían quedado la noche anterior esperando a encontrar a los demás allí, pero no fue así.

No había nadie, pero todas sus cosas seguían allí. Esperó durante horas, creyendo que al final llegaría alguien. Pero, por más que esperaba, nadie llegaba.

Además, no podía ir a ninguna parte. La cara de Raven, Erik, Bestia e Iris estaba en todas las televisiones y tenía que tener cuidado de que no la reconociesen. Por lo que lo único que se le ocurrió a Iris al encontrarse sola y en esa situación, fue ir a esconderse al hotel.

Así que, tras esperar mucho, se levantó de la cama donde estaba sentada y fue hacia el aseo, donde levantó con cuidado su camiseta.

La zona donde estaba su herida se encontraba machada de sangre seca y el simple contacto con ella hacía que Iris soltase un pequeño gemido.

Se acabó de quitar la camiseta del todo con cuidado, ya que cada movimiento que hacía, por leve que fuese, hacía que sintiese una pequeña molestia donde se encontraban las marcas hechas por las garras de Logan.

La miró unos segundos y luego se echó agua en ella para limpiarla. Cuando acabó, las tres marcas pudieron verse con mucha más claridad, e Iris hizo una mueca de desagrado con la boca al verla.

Lo único que le preocupaba en ese momento era que llegase a sanar.

Cogió un poco de papel y lo acercó a su herida. Luego, con cinta adhesiva, pegó los trozos para taparla y dejar que se curase por sí sola.

Aunque había buscado por toda la habitación del hotel, no había nada que pudiese echarse en la herida para curarla, por lo que debía conformarse con ello.

Puso varias capas más de cinta adhesiva para evitar que se despegase y, cuando creyó que no había nada más que hacer, salió del aseo.

Cogió una camiseta que había en la habitación y se la puso, sintiéndose mucho mejor.

No durmió en toda la noche. Se quedó despierta, sentada en una incómoda silla y alerta, con miedo de que en cualquier momento algún humano entrase al hotel y la arrestasen.

Y es que no podía evitar pensar que algo así pasaría en cualquier momento.

Iris se había fijado bien en la cara de todas aquellas personas cuando salieron del despacho donde se encontraban los diplomáticos. Todos estaban horrorizados, muertos de miedo por ellos.

Todo lo que siempre Iris había temido que pasase, estaba pasando. Habían descubierto que los mutantes existían y, aunque le doliese admitirlo, Erik tenía razón. Les tenían miedo.

Pero, tras pasarse toda la noche despierta, manteniéndose así gracias a numerosas tazas de café, no pasó nada.

Se hizo de día sin que ella se diese cuenta y, cuando miró el reloj, supo que no tenía tiempo que perder.

Sabía qué era lo que iba a hacer. Lo había estado meditando durante toda la noche, sabiendo que no podía quedarse en aquella habitación de hotel para siempre. Debía moverse, hacer algo.

Y tenía que encontrar a Charles.

Sabía que si él estuviese ahora a su lado le diría lo que tenía que hacer. Le ayudaría a salir de allí y se sentiría reconfortada. Sin embargo, no estaba él para tranquilizarla.

Destruction ◇ Erik LehnsherrWhere stories live. Discover now