e p í l o g o

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Iris se quedó de pie delante de la tumba de Klaus Schmidt. Debía reconocer que en aquel momento, necesitaba mucho más a su madre que a su padre. Sin embargo, no tenía ninguna tumba a la que ir a llorar o llevarle flores. Ella nunca supo lo que había pasado con sus padres cuando Klaus la dejó con la familia Jameson, así que lo único que su cabeza fue capaz de pensar para que cesara aquel dolor que tanto sentía ella fue que ambos la habían abandonado.

Sin embargo, fue cuando volvió a ver de nuevo a su padre, aunque ahora convertido en otro hombre completamente distinto, cuando se enteró de que su madre había muerto hacía ya mucho tiempo. Más del que ella creía. Y, desafortunadamente, a él no le había dado tiempo a decirle a Iris qué había pasado con ella o dónde la había enterrado.

Así que ella ahora se encontraba de nuevo, como hace años lo estuvo, delante de la tumba de Klaus. Al menos de esa forma, se sentía cerca de su madre también. Aún quedaba un poco de ella en él.

No estaba segura de cuánto tiempo llevaba en aquel lugar, pero suponía que al menos una hora.

No había vuelto allí desde hacía años y aquella mañana había sentido la necesidad de ir allí. No sabía por qué pero, tras todo lo que había pasado con los centinelas, había sentido que necesitaba ir a ver a su padre o a alguien que le recordase a su vida pasada.

Sebastian Shaw, el hombre en el que se había convertido, se parecía en cierto modo a Bolivar Trask. Ambos habían actuado de aquella manera buscando la supervivencia de su propia raza y, al hacerlo, buscaban también la eliminación de la raza contraria.

Shaw quería que los mutantes no solo tuviesen un lugar en el mundo, sino también que pudiesen dominarlo. Que los humanos se convirtiesen en meras marionetas, como si no tuviese alma propia. Por el contrario, Trask se quería anticipar a todo lo que podía llegar a pasar. Había descubierto la existencia de los mutantes y, sabiendo el poder que tenían, había decidido crear armas para proteger a los humanos de aquello que Shaw había intentado hacer.

Ambos habían intentado hacer lo que consideraban lo mejor para su raza, pero habían fallado al intentar destrozar a los demás.

Casi parecía cómico.

Al menos, la mayoría de los humanos no habían reaccionado tan mal ante la noticia de que los mutantes existían. Tras lo que había pasado con Trask y lo que tanto Charles, como los demás mutantes intentaron hacer para pararle, los humanos habían entendido que quizás los mutantes no eran tan malvados como Trask intentaba hacerles creer. Aunque ese pensamiento pendía de un hilo tras el intento de asesinato al presidente y a los demás diplomáticos por parte de Erik.

Era como una contradicción. Algunos mutantes intentaban derrotar a los humanos, mientras que otros luchaban por la protección de éstos. Esto no hacía más que confundir a las personas, y esto había quedado reflejado en la mayoría de noticias y reportajes que habían salido por la televisión tras aquel día.

Al principio, lo único que hacían era informar sobre lo que había pasado. Mostraban vídeos de aquel momento (aunque la mayoría de las personas ya lo había visto en directo) y también añadían entrevistas a algunas personas que estuvieron allí aquel día.

Grabaron el juicio de Trask y su entrada en la cárcel.

Así siguieron un tiempo hasta que, después, empezaron los debates sobre lo que había pasado. Un montón de personas importantes se habían reunido para debatir sobre ello en programas, para que el resto del mundo pudiese saber sus opiniones.

Habías quienes aún veían la amenaza que suponían los mutantes, otros que preferían no dar demasiadas declaraciones y algunos, aunque escasos, se posicionaban a favor de lo que los mutantes habían hecho aquel día.

Destruction ◇ Erik LehnsherrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora