Capítulo 3.

231 4 0
                                    

  Jennel: -Se estiró, y luego te sonrió- Bien, supe que vendrían...
Tu: ¿Enserio? –Dijiste en shock.
Jennel: Sí, lo leí en internet. Pero no sé si haya sido verídico.
Tu: ¡Ojalá! Dios mío, Dios mío... si supe que a las cuatro de la tarde subían a los países a los que vendrán. Pero no podré verlos hasta la noche. Deseo que vengan, lo juro... pero cuando yo tenga mis ahorritos.
Jennel: Ah... no, no vendrán a dar concierto.
Tu: ¿Entonces? –Dijiste decepcionada.
Jennel: Sólo sé que tienen un vuelo programado los de su aerolínea, que vienen directo acá. O sea... vienen ellos a tomar otro vuelo aquí mismo. Y cuando regresen volverán a tomar otro vuelo... y así, ¿Me entiendes?
Tu: Por favor, explícate, estos nervios no me dejan pensar bien.
Jennel: Ellos vienen de los Ángeles, porque vienen de Londres, Ajá... -Calló para ver si iba explicándote bien.
Tu: Ajá. –Decías atenta.
Jennel: De Los Ángeles, vendrán acá y tomarán otro vuelo. Está... está complicado, pero así lo han pedido ellos.
Tu: ¿Cuándo vendrán?
Jennel: Su vuelo está marcado el fin de semana, pero no sé.
Tu: Bien. –Sonreíste, casi se te salían los dientes.
Jennel: ¿Qué tienes? ¿Estás feliz?
Tu: ¡Demasiado!
Jennel: ¿Cómo le harás para venir?
Tu: ¿Qué? ¿Cómo qué cómo?
Jennel: Sí. Tú no trabajas los fines de semana, y no trabajas de las nueve en adelante.
Tu: ¿Qué? –Recordaste tu horario- ¡Cierto! No, no, no, no, por favor... -decías tomando sus manos- ¡Por favor! Déjame venir a verlos, te lo ruego, lo deseo con todo mi ser, es la única forma de que los conozca...
Jennel: No creo poder, juro que yo no tengo mando de ese tipo de acciones.
Tu: Jennel, mira... no sé como explicártelo pero llevo tiempo siendo fan de ellos, no sabes el amor que yo les tengo, es una admiración, un respeto, un cariño que realmente se le tiene a alguien que consideras tan especial para ti que no sabes ni que pasa con tu vida. Realmente, ojalá pudieras ayudarme en esto, no te estoy pidiendo dinero, ni techo ni nada que no valga más que un permiso para mínimo verlos de lejos. No sabes lo mucho que he sufrido por conocerles en persona, y ahora que se me da la oportunidad, se me va de las manos igual que como me vino. Realmente, Jennel... quisiera que pudieras ayudarme. No tengo mejor ruegue que esto. Lo juro...
Jennel: -Te sonrió con tristeza- linda... yo...
Tu: Solo considéralo, no es a fuerza.
Jennel: -Acarició tu mejilla maternalmente- ¡Bien! Trataré de hacerlo, pero solo porque eres la primera que trabaja conmigo que me agrada, todas han sido tan narcisistas... ¡Bien! Lo trataré de hacer, lo juro.

Después de tu declaración de amor sobre "One Direction" llegaste a casa a contarle a tu mamá sobre lo posible que pudiese pasar, Claro. Tu mamá te había comprado una pintura para tu habitación, ya que estaba algo manchada la pared por la cinta de los posters que tenías de ellos.
Tendrías que esperar más de un mes sin pegar posters mientras se acostumbraba la pintura a la pared, pero más bien creías que era un pretexto para que tu madre conociera tu pared de nuevo, ya que estaba llena de posters. Doblaste tus posters y los colocaste en una carpeta.
Llegó el sábado. Jennel, no te había avisado nada, realmente creías que todo se te había derrumbado, de nuevo. Para distraerte un poco, fuiste a caminar a un centro comercial, donde habías visto una blusa encantadora. La última vez que habías ido, y habías visto aquella blusa, viste que costaba muchísimo más de lo que llevabas, y por ello no la compraste. El sábado, que habías ido, estaba en rebaja. Una rebaja tan generosa que creíste que era un juego. Era la blusa más hermosa de la tienda, la tomaste y te dirigiste a la caja, y al parecer si era verdadero el precio. Estas cosas no pasan seguido, pero cuando te pasaban tu humor siempre cambiaba.
Llegaste a tu casa, y te viste la blusa. Tu mamá había entrado a tu habitación y te había cachado mirándote al espejo.

TM: Que bonita blusa, ¿Dónde la has comprado?
Tu: Es la que vimos la otra vez... -Decías al verte- ¡No me gusta como se me ve! ¿Por qué no me la medí antes?
TM: Se te ve bonita...
Tu: No me gusta.
TM: ¿Por qué no?
Tu: No se, siento que me veo fea.
TM: Ay, Claro que no... se te ve bonita.
Tu: -Torciste los labios- No, no me gusta.
TM: Ha puesto a que si vas con eso hoy al aeropuerto todos te la admirarán.
Tu: Si tuviera otra cosa que llevarme, me llevaba otra cosa. Pero es lo único que tengo limpio, no he lavado más ropa. Pero igual no sé si iré. No me ha llamado Jennel.
TM: Ah, por cierto, Habló aquí a la casa, y dijo que en una hora más o menos fueras a brindarle relevo. O algo así.
Tu: Oh por Dios, ¿Hablas enserio?
TM: Si, enserio. Alístate, que dijo eso hace media hora.
Tu: -Sentiste una parvada de mariposas, una ola de sensaciones extrañas, estabas por conocer a tus ídolos, o al menos verles.- ¡Dios Mío! –Dijiste emocionada.

Tu mamá te llevo al aeropuerto, y quedó en recogerte a las ocho de la noche, como de costumbre. Cuando ibas caminando hacia la terminal de pasajeros, había un poco más de seguridad en la puerta, por suerte Jennel te esperaba para que te dejaran ingresar. Tus piernas te temblaban, tu estomago tenía un nudo, y parecía que tu cuerpo necesitaba que lloraras. Al menos no podías dejar de sonreír, era increíble que estuvieses apunto de verles. Si tu día comenzó bien, tenía que terminar bien. Oh más bien eso querías. Después de unas horas de espera, ya te comenzabas a desesperar. Querías verles ¡Ya!, no podías aguantas más el hambre.

Tu: Si vienen, me gritas, o haces una señal. No sé, un ladrido, o un gemido, lo que sea, vendré corriendo. Iré a comer...

Jennel ascendió, al parecer estaba envuelta en ternura con tu situación. Lo que ella no te había dicho era que no estaría presente en dos largas horas. Comiste súper rápido creyendo que en cualquier minuto llegarían, te asomabas por la puerta a cada segundo, de verdad jamás estuviste tan emocionada. Cuando por un momento decidiste calmarte, saliste con una botella de agua en la mano, mirabas el suelo buscando en no pensar en que ellos llegarían en cualquier segundo. Había una barrera de cristal, que se veía cuando alguien se aproximaba alguien, y entraba. Mirabas que un avión bajaba, tu autoestima y positivismo había descendido notablemente. Cuando sentiste el codazo de Jennel en las costillas, captaste que algo había. Te enderezaste y buscaste por todos lados... No había nadie. Hundiste tu rostro en tus manos de desesperación... y Jennel volvió a darte un codazo en las costillas.

Tu: ¡Sólo me emocionas! –Decías con las manos en el rostro- no lo hagas más... -No te contestó, por ello decidiste voltear a verla. Notaste que veía por el ventanal, así que miraste a ver que había... El corazón se te aceleró tanto, tus manos estaban tan frías, y tu estomago estaba a punto de gritar "Oaxaca"...  


You'll never love yourself Half as much as I love you | n.h.Where stories live. Discover now