Capítulo 43.

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Capítulo 43. No pude hacerlo
Carson Daventhall

12 de febrero 2022

A lo largo de mi vida he perdido a mucha gente.

En muchas de esas veces he intentando buscar una explicación dentro de mí para resignarme. Mamá y Jenna no me habían abandonado por gusto, simplemente habían tenido que luchar mucho y al final habían perdido; mi padre y Logan sí habían elegido irse, pero, honestamente, no me había importado demasiado, a fin de cuentas, cada quien elige dónde quiere estar.

Cuando Ashley se fue, hace unas semanas, me dije que se trataba de sus conflictos internos, aunque esa explicación en mi cabeza no fue suficiente para resignarme a ello, cada día en que no estaba en mi departamento definitivamente se sentía peor e intenté dejarla ir.

Pero no estaba seguro de poder encontrar una forma de resignarme y soportarlo si ella no hubiera reaccionado esta noche.

“Vamos, prometiste que no me dejarías solo incluso si me odiabas, princesita”

Fue cuando su cuerpo se estremeció, tosiendo mientras expulsaba parte del agua que había ingerido, que sentí que podía respirar nuevamente, fue en el camino al hospital mientras su cuerpo temblaba y su mano se aferraba a la mía que sentí mi corazón volver a su lugar y es ahora, mientras la observo y el sonido de las máquinas me indican que está viva, que me doy cuenta que no estoy dispuesto a perderla de ninguna manera.

Paseo mis dedos sobre su cabello oscuro sin poder dejar de verla, como si fuera a desaparecer si dejo de hacerlo, como si el tiempo fuera a retroceder y descubriría que en realidad nunca reaccionó mientras Ivanka seguía intentando hacer que su pulso volviera a latir.

Todo alrededor desapareció desde ese momento hasta ahora.

Parpadeo ahogando un suspiro, hundiendo mis dedos en las hebras castañas de su cabello demasiado suave incluso para mí, su cuerpo ha dejado de temblar hace un rato y su respiración se ha vuelto solo un poco más regular bajo la mascarilla de oxígeno.

—Vas a gastarla—musita Astrid desde su lugar en el sofá del cuarto de hospital, ruedo mis ojos evitando darle una mala respuesta.

—De ser así tu también lo habrías hecho ya—murmuro, ella se encoge de hombros.

—Es como mirarme al espejo, a veces solo evalúo qué tan feas llegamos a ser—Levanto una de mis cejas mientras ella baja la vista a su celular—. Además, es mi gemela, por supuesto que estoy preocupada por ella, pero tú…

—¿Yo qué?—No me preocupo por suavizar mi voz mientras la observo. Sus labios se fruncen con clara desaprobación hacia mí.

La verdad es que en este punto no me importa si le agrado, la realidad es que nunca hemos sido ni siquiera amigos, sin embargo, soy consciente de que probablemente Ashley ha estado bastante cerca de ella los últimos días, lo que significa que seguramente han hablado de lo que sucede entre nosotros.

—No tienes razones para estar aquí —espeta levantando una de sus cejas, retándome a contradecirla—. Fuiste tú quien terminó su relación, no veo por qué debería importarte su estado…

—Terminar no quiere decir que borré su existencia en mi vida.

— No, pero ustedes ni siquiera eran amigos antes de eso—Me quedo en silencio clavando mis ojos en las vendas que cubren los cortes en los brazos de Ashley —. Si estás aquí por pena voy a enviar a Ivanka a dispararte, ya viste que tiene buena puntería.

—Pena...—repito sintiendo la palabra ligeramente ácida—. ¿Crees que siento pena por Ashley?

—La estabas evitando como a la peste, no me digas que no se ve extraño desde afuera que estés aquí solo porque estuvo a punto de morir frente a ti—Ladeo la cabeza clavando mis ojos en ella por un segundo, sus ojos marrones no me inspiran absolutamente nada a diferencia de los de su gemela, dejo de mirarla para ver a Ashley, deslizo mis dedos sobre su pómulo magullado—. ¿Estás aquí para callar tu consciencia?

El placer de odiarnos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora