Capítulo 22.

73.4K 4.4K 824
                                    


Capítulo 22. El miedo.

Ashley Greythorne 

21 de septiembre 2021

Tal vez a lo largo de mi vida haya hecho algunas estupideces.

Pero estaba bastante segura de que ninguna me había aterrorizado tanto como esta.

Mamá desliza una taza con algo de chocolate dentro, probablemente es leche o avena, pero se ve de chocolate así que no estoy segura. Envuelvo mis dedos entorno a la taza clavando la vista en el líquido que la llena mientras la tibieza de la porcelana se filtra en mis palmas.

Esta taza podría llenarse con la sangre que derramó la herida de Bonnie.

Mierda.

—No tengo hambre—murmuro haciendo una mueca.

—Tienes dos días sin comer, Ashley—Vuelvo a hacer una mueca, la realidad es que la ansiedad me ha llevado a comer de noche, pero mamá podría regañarme si lo descubre.

Es martes, me he quedado aquí desde el domingo incluso cuando se supone que debía regresar ayer. Pero no pude porque tengo miedo.

Relamo mis labios e inclino la cabeza cuando siento mis ojos cristalizarse otra vez. No estoy segura cuál número de veces de los que he llorado los últimos tres días es este, pero no puedo evitarlo. Odio la idea de haberle hecho daño, odio no poder controlarme de vez en cuando hasta el punto de hacer algo como eso, sin embargo, no estoy segura de cómo he asimilado las cosas realmente.

—Ashley...

—No quiero ir a la cárcel—susurro sintiendo mi garganta arder nuevamente.

—Nadie irá a la cárcel, cariño—Mamá rodea la barra y yo inclino el rostro hasta presionarlo en su hombro cuando me abraza—. Tranquila...

—¿Y si muere? ¿Cuántos años crees que consiga por eso?

—¿Podemos decir que fue en defensa propia?

—Debí haber mostrado mis moretones desde el domingo para que el jurado lo valide en un tribunal entonces.

—Mmm, lo pensamos tarde—Mamá chasquea la lengua—. Podemos hacerte otros.

—¡Mamá!

No estoy segura de cómo sentirme, constantemente estos últimos días miro mis manos y me pregunto si de verdad van a quedar manchadas para siempre, pero ella está viva.

Por el momento.

El golpe en su cabeza no fue letal, pero no está bien, ni siquiera ha despertado desde el día en que fue internada. Y cuando despierte probablemente va a denunciarme por lo que hice, probablemente va a enviarme a la cárcel teniendo en cuenta la magnitud de su daño.

Y si no despierta entonces su familia descubrirá lo que sucedió.

Un sollozo se me escapa y me aferro a la camisa de mamá.

—Lo siento, ma...—sollozo nuevamente y ella pasea sus dedos por mi cabello, justo como lo hizo la noche del domingo cuando les conté lo sucedido luego de mi ataque de pánico cuando llegué.

No tuve mas remedio que hacerlo cuando llegué con los moretones y honestamente no me sentía capaz de dejarla morir desangrándose allí en caso de que aun estuviera viva. Sé que un golpe de esa forma pudo haberla matado, soy consciente de lo que hice, he estado viendo medicina humana en mi carrera, por supuesto que debo responsabilizarme por ello.

El placer de odiarnos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora