Capítulo 6.

99.4K 4.5K 1K
                                    


Capítulo 6. Menos feliz

Ashley Greythorne


13 de agosto 2021

—Normalmente Shelford no es tan concurrido.

Miro atentamente a Shay mientras asiento tratando de seguir el paso de lo que habla, pero no me siento bien hoy y ella habla demasiado rápido como para que mis pocas neuronas funcionando puedan entender todo.

La encontré en una de las clases de arte hace unos días, solo fui para ver algunos de los bocetos de los estudiantes, algunos maestros dejan los mejores en exhibición para los demás y descubrí esto cuando tuve un tiempo libre entre clases hace dos días.

Shay es de la carrera de historia del arte, definitivamente un alma extrovertida que acaba de adoptarme y afortunadamente no tengo problemas con ella, sobre todo porque acaba de mencionarme la galería que quiero visitar desde hace días.

—¿Puedes hablar mas despacio? No dormí bien anoche y las neuronas no me están funcionando tan bien—El sonrojo sube por sus mejillas rellenas y sonríe haciendo aun mas pequeños sus ojos, atribuyéndole el hecho de sus rasgos asiáticos casi se cierran.

—Lo siento—comienza a hurgar en su mochila mientras vuelve a intentar explicarme—. Victoria es la nieta del señor Silvermount, ella se estará encargando de la galería ahora que él no está tan bien de salud, así que puedo hablar con ella si quieres unirte como colaboradora para que puedas ir recolectando lo que necesitas para tu tesis.

» ¿Realmente ya terminaste una carrera? —Evito rodar mis ojos mientras asiento.

Ha sido una pregunta frecuente, supongo que luzco mas joven que mis veintidós años o tal vez es el hecho de que no tuve prácticamente ningún impedimento para hacerla, quiero decir, no debía trabajar o hacer cualquier otra cosa, así que tan rápido como entré de la misma forma quería salir y optaba por tomar tantas materias como podía en cada ciclo.

—Lo hice, pero veintidós años es una edad normal para terminar, quiero decir, me sorprendería cuando alguien de diecinueve haya terminado una.

—Buen punto—Se encoge de hombros la pelinegra, frunzo el ceño porque ella sigue buscando algo en su mochila, estoy a punto de preguntar cuando saca una bolsa de gomitas y la alza como si hubiera ganado el trofeo mas brillante en algún juego difícil.

Me niego a comer cuando me ofrece la bolsa y recargo mi espalda en mi asiento mientras desvío la vista por la cafetería de la universidad. Es enorme, no tiene mucho que envidiarle a donde estudié en Saint Naldens o viceversa, la cantidad de gente en este lugar me marea un poco, nunca he sido completamente buena con las multitudes y eso sumado a las pocas horas de sueño que he reunido estos tres días anteriores hace que me sorprenda mi capacidad para mantenerme aquí.

Los días que dormí sola fueron un calvario, hice todo lo posible para evitar lloriquear como bebé en la llamada con mis hermanos o con Aaron porque es ridículo, tengo veintidós años, no tiene sentido que algo tan simple como eso me ponga en una encrucijada de esa forma.

Me obligué a rechazar su oferta cuando me preguntó si quería que viniera a hacerme compañía de la misma forma en que lo hice con mi hermano cuando se ofreció a venir, no puedo hacer que abandonen su trabajo solo porque estoy siendo infantil, odio la compasión y es horrible el hecho de que estoy segura que Carson la está sintiendo, por supuesto no sabía que él vendría específicamente ayer en la noche, pero era obvio que volvería, una reacción ridícula de mi parte, sin embargo, inevitable. No puedo volver al pasado o borrarle la memoria, solo una cosa mas a la lista de las que él no debería haber visto.

El placer de odiarnos ✓Where stories live. Discover now