Capítulo 7.

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Capítulo 7. Consecuencias

Ashley Greythorne 

14 de agosto 2021

—¿Así que no vendrás?

—Tu realmente no puedes pretender que yo me suba a cualquier vehículo durante cuatro horas después de la noche de mierda que pasé...—mascullo mientras doy una vuelta bajo mis sabanas, a pesar de que es temprano en la mañana del sábado no he encontrado fuerzas interiores para levantarme.

La noche definitivamente fue una mierda, aunque dormí a ratos la mitad del tiempo, la otra mitad estuve presionando hielos en mi cuello y sienes además de atragantarme de pastillas.

Así que, además del agotamiento físico también está el emocional, se siente como si hubiera estado llevando un enorme bolso en la espalda toda la semana por los días en que no he dormido y encima no puedo ir a ver a mis padres como quiero hacerlo. Sin embargo, ellos pasarán a visitarme esta semana antes de ir a Saint Naldens, creo que estarán unos días con Jeremy.

—Puedes venir durmiendo.

—No quiero, pero si tanto quieres verme ¿Qué tal si pones tu trasero en tu auto y conduces hasta aquí?

—No te quiero tanto, hermanita, ya conduje hasta Keaton desde las cinco de la mañana—suelto un resoplido antes de que un quejido involuntario abandone mi garganta cuando mi cuello resiente la noche anterior—. ¿Puedes dejar esa jodida terquedad? No tienes que lidiar con todo sola—resoplo hundiendo el rostro contra mi almohada.

—No estaba lidiando con eso sola, te avisé a ti, se lo dije a Aaron, Carson lo sabía, si iba a morir pues listo y ustedes no pueden hacer nada incluso si estuviera en Keaton—Es el turno de mi hermano Sebastián para resoplar.

Solo tuve que responder su saludo mañanero hace unos minutos para que decidiera llamarme porque anoche colgué su llamada luego de explicarle que me sentía mal, de todas formas, sabe que las odio y, sin embargo, siempre se empeña en llamar.

Su preocupación me inquieta, reconozco que—aunque mis hermanos no suelen enfermarse tan frecuentemente como yo— también puedo tener cierto nivel de preocupación cuando sucede, pero el hecho de que esto suceda me recuerda precisamente por qué busqué estudiar aquí.

Además del hecho de que es una de las mejores universidades del país también necesitaba algo de distancia para dejar de sentirme sobreprotegida; aunque vivía sola—con mi compañera de piso— en Saint Naldens luego de que mi gemela se fuera todavía mi hermano vivía en la misma ciudad.

—¿Sabes qué? Ya me cansé de discutir sobre esto.

—Alabado sea el señor porque ya me tienes harta, hipopótamo—Él suelta un resoplido y yo doy otra vuelta sobre la cama, creo que me quedaré en mi cuarto para dormir todo el día de hoy.

—Espero que no me estés llamando gordo sin que me dé cuenta—Suelto una risita tirando de las sabanas hasta mis orejas.

—Pues taaan gordo no estás—me excuso ahogando una risa—. ¿Realmente no vas a venir a visitarme?

—No puedo, niña hipopótama, vine a ver a papá y mamá antes de que se vayan con Jeremy, pero debo volver a trabajar—Me quejo por lo bajo—. Pero luego de la boda tal vez vaya y para navidad estaremos en casa, no llores por nosotros.

—Tendrás que comprar mi amor la próxima vez que me veas.

—Tampoco me hace mucha falta tu amor, niña hipopótama—revira

—¿Te estás escuchando? Por eso no eres mi hermano favorito.

—Mi cuenta bancaria tiene la misma cifra luego de que has dicho eso.

El placer de odiarnos ✓Where stories live. Discover now