Capítulo 2.

133K 5.5K 1.4K
                                    


Capítulo 2. Maldito intruso

Ashley Greythorne


3 de agosto 2021

—No me importaría desperdiciar mi vida si es para deshacerme de ti.

Carson arquea una de sus cejas observándome todavía con diversión, cosa que no hace más que irritarme como parece ser todo cuando lo veo. Todo sobre Daventhall es jodidamente irritante.

—¿Y entonces qué? Tu hermano ni tu padre podrán evitarte como mínimo veinte años por asesinato.

—Lo considerarán homicidio en segundo grado, doce años en prisión no suena tan severo como vivir bajo el mismo techo que tu —Rastreo su piel con el borde del cuchillo y su pecho bajo mi palma se tensa—. Le pagaste a la señora Hotcherson como pagaste por tu título ¿Cierto?

—¿De verdad crees que pagaría para vivir contigo? —Rueda sus ojos y empujo un poco más la hoja afilada hasta que su piel se vuelve rojiza.

—Deberías estar pagando el doble, maldito murciélago sucio

—Debería estar viviendo de a gratis, comparado con todo lo que estoy pagando al tener que soportarte—Entrecierro mis ojos arrastrando el cuchillo hasta su hombro dónde presiono la filosa punta hasta que él se remueve.

—¿Por qué diablos aceptaste? Estoy segura de que esto es uno de tus malditos favores a mi hermano.

—¿Aceptar? Me obligó, ya te lo dije, vivir contigo no es precisamente mi sueño de vida, niñita.

—¿Me lo estás diciendo a mí? Que encima tengo que soportar tu ser apestoso paseando por mi espacio, maldigo la hora en que Jeremiah te hizo la caridad de ser tu amigo—Mi ceño se frunce.

—Hubieras buscado otro lugar tú y resolvíamos esta mierda, niñita—Es mi turno para resoplar apretando mis dientes y no lo pienso demasiado, arrastro el cuchillo por el camino anterior hasta que presiono cortando levemente la base de su cuello a propósito.

Un gruñido trepa por las paredes de su garganta y sus manos toman mis muñecas con tanta fuerza que dejo caer el cuchillo y probablemente quedará una marca, por supuesto me estaba dejando divertirme con todo este asunto, no hay manera de que yo pudiera doblegar a quien casi dobla mi peso y altura.

Mi espalda encuentra la pared al igual que lo hacen mis manos cuando presiona mis muñecas encarcelándome, observo el corte que he hecho, es superficial e inofensivo, reconozco los lugares importantes allí, sin embargo, hay un hilillo de sangre que brota de su piel, aunque no me siento culpable.

—No iba a dejarte ganar, Daventhall, no tienes derecho a cambiar mis planes y yo llegué primero a la maldita casa, si alguien es un intruso eres tú—Sus ojos se clavan en los míos, su cuerpo no está ni siquiera cerca, pero casi puedo sentir la calidez que emana de su piel.

—Si, probablemente vas a encargarte de que quiera largarme de aquí, pero en eso somos iguales—Su rostro se acerca al mío y yo alzo la barbilla—. No te voy a dar ese gusto, ya has jodido demasiado mi vida, Everly—Aprieto los dientes ante la mención de mi segundo nombre.

—¿Para qué te metes en mi camino entonces? Deberías saber que no voy a quedarme con los brazos cruzados si intentas molestarme, Daventhall.

—¿Molestarte? No sabía que respirar cerca de tu hermano era molestarte, niñita—No tiene sentido, es incluso una discusión estúpida en este punto sobre todo porque ninguno está discutiendo algo importante en realidad.

El placer de odiarnos ✓Where stories live. Discover now