¿Así es como tiene que suceder? ¿Así es como debería ser? ¿Así es como debes ser? ¿Así es como debes actuar? ¿Así es como debes mirar? ¿Así es como debes hablar? ¿Así es como debes sentir? ¿Así es como debes percibir? ¿Así es como debes soñar? ¿Así es como debes decidir? ¿Así es como debes responder? ¿Así es como debes preguntar? ...
Una voz constante perduraba en mi cabeza, esa voz repetía las mismas preguntas una y otra vez como si de un disco rallado se tratara.
¿Quieres ser feliz? ¿Quieres que tus sueños se cumplan? ¿Cuál es tu mayor deseo? Déjame ayudarte.
Otra voz se hizo presente, como la otra se repetía una y otra vez sin descanso alguno.
¡Eres una rata de laboratorio! ¡Te vendieron! ¡Jamás fuiste querida! ¡Tu pasado es abominable! ¡Inútil! ¡Cobarde! ¡Jamás me hagas pasar de nuevo por ese calvario! ¡No me sirves para nada! ¡No quiero que sea ella! ¡Tu hermano mató a mi madre! ¡Tu hermano mató a mi padre! ¡No mereces el perdón! ¡Tu padre es un asesino! ¡Siempre serás la sombra de Akechi, el príncipe detective! ¡Llegó hasta ahí, no sé qué hará después! ¡Tus deducciones siempre han sido mucho mejores que las mías! ¡Perteneces a una familia miserable! ¡Eres horrenda, mira esas cicatrices!
Intentaba como podía taparme los oídos de las acusaciones sin sentido que venían por doquier, ya había superado aquello, ya lo había superado, ya lo había superado, ya lo había superado.
-¡Yo no quiero olvidar! -Mi voz que provenía de algún lado intentaba hacerme despertar. -¡El pasado es lo que define lo que eres aho ...! ¡El pa ... es lo que define lo qu ... ah ...! ¡E ... p ... es ah ...! -Sin embargo, jamás llegó a terminar aquella frase.
Desperté de aquella pesadilla sudando a mares e intentado reconocer el lugar en el que estaba, miraba mi escritorio y las paredes blancas ... A mi pesar, poco después, había olvidado el contenido de aquella pesadilla.
Me dirigí al salón observando el Yukata bien tendido y con ansias de ser puesto. Junto con los accesorios me adentré de nuevo en el baño intentando no arrugarlo. A continuación me quité el pijama de invierno el cual dejé doblado a un lado, al volverme a mirar en aquel espejo mis ojos se quedaron ojipláticos al observar que mi torso había sido liberado de las manchas oscuras y rugosas.
-Es lo de siempre ... No sé porqué me sorprendo. -Pensé en el acto mientras procedía a ponerme el Yukata. Cuando llagaron las nueve, el timbre de la puerta sonó y al abrir, Makoto con su yukata se presentó delante de mí con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué tal estás _____? -Preguntó.
-¿Makoto? ¿Qué haces aq ...? -Me callé al recordar que ayer había quedado con ella para ir a Meiji el primer día de año nuevo.
-¿Sigues dormida o qué? Ayer te lo propuse y me dijiste que sí. -Saqué el móvil para comprobarlo, y efectivamente era verdad que había aceptado su propuesta . -¿No será que los medios de comunicación te tienen ya frita? -Bromeó.
-Supongo ... -Comenté. Es verdad, ahora debido a mis casos resueltos en varias escuelas, mi nombre se había hecho famoso.
¿Así es como debería ser?
-Por cierto ¿Cómo está tu padre ...? - Al acto me contuve en mis palabras, ya di por hecho que mi relación con Makoto iba a bajar estrepitosamente.
-¿Mi padre? -Al acto sonrió. - Veo que tu intuición de detective no te traiciona. - Mi padre se va a convertir en superintendente dentro de poco.
¿No había fallecido?
-Se lo merece. Ha hecho un gran trabajo para llegar hasta allí.
- Venga, que se nos hace tarde. - Comentó la presidenta mientras daba media vuelta y con paso lento salía de casa.
De camino nos encontramos a Yusuke y Ryuji que al parecer tuvieron la misma idea que nosotras, justo al presenciar al rubio mi corazón palpitó como si fuera la primera vez que lo veía.
-Qué raro ... Pensaba que me había acostumbrado ya a esta sensación. - Susurré para mis adentros.
-¡Oye! - Nos llamó una voz aguda que estaba unos pasos más atrás de nosotros. En seguida se nos presentó Futaba junto con Haru con sus Yukatas bien puestos y con una sonrisa radiante, justo más adelante observamos a Ann que caminaba hacia la cima de Meiji para cumplir sus deseos.
-No pensé que íbamos a tener la misma idea. - Habló Ryuji.
-Es común esta tradición al fin y al cabo. - Comenté. - Por el rabillo del ojo observé una pareja peculiar. Se trataba de un joven con chaqueta negra y pantalones oscuros con gafas acompañado de una pelirroja con una coleta de caballo alta sujetada por un lazo.
-No os esperábamos por aquí. - Saludó Ann.
-Cuántas coincidencias pueden haber en un día. - Puntuó Haru.
-Y buenos días a vosotros también, no os había visto por años. - Bromeó Futaba.
-Pero si salimos ayer. - Habló Ann.
-Parece que nuestro plan desde el principio fue pasarnos por aquí. - Comentó Ryuji.
-Gran coincidencia tanto en los horarios como en el sitio. - Puntué.
-Y gracias a estos eventos voy a grabar en mi retina la belleza japonesa. - Yusuke nos remarcaba con sus dedos y probando a la vez distintas perspectivas.
-¿Qué haces Kitagawa-Senpai? - Quiso saber Kasumi.
-Déjalo, está en su mundo. - Salió Futaba.
-Oye _____ ¿Pensaste en lo que te dije antes de ayer? - Intervino Ann.
-¿Pensar el qué exactamente?
-Hoy no estás muy espabilada, digamos que hasta se le había olvidado que la iba a recoger yo. - Dijo Makoto.
-No hace falta puntuar los errores.
-Lo del modelaje, una prueba para salir en las revistas juveniles. - Resumió.
-Yo ... Pues ...
¿No tenía cicatrices?
-Tienes para darme la respuesta hasta el 10 de enero, así que no hay prisa. - Sonrió.
-Oye, ¿Después de ésto tenéis planes? - Preguntó Ryuji.
-Lo siento pero saldré con mi familia cuando terminemos aquí. - Sonrió Makoto.
¿Seguro que ésta es la forma que debería ser?
-Yo tengo que ir a algún sitio también. - Formalizó Yusuke. - Mi maestro me espera ... - Murmuró lo último.
¿A Madarame no le habían metido en la cárcel por plagios a sus estudiantes y amargarles la existencia?
-Yo tampoco, estaré cenando con mi padre en alguna parte. - Declaró Haru.
Pero su padre no había...
-Yo iré con mi madre a por las rebajas de año nuevo. - Se divertía Futaba.
Pero ella y su madre se despidieron en ...
-Parece que estáis ocupados, debería ir con el equipo de atletismo y ver qué traman.
Pero Ryuji no debería estar en ese club ...
-Yo voy a contactar con Shiho. - Sonrió Ann.
¿Shiho no estaba en rehabilitación?
Me vino un pinchazo a la cabeza momentáneo, menos mal que nadie lo notó, no quería preocupar al resto.
-Esta sensación me es familiar. - Pensé. - ¿Por qué tengo esa sensación de que algo no cuadra? - Observé a Ren que parecía confuso.
-Entonces es hora de partir. - Habló la rubia.
-Nos vemos. - Comentó Haru.
Tras aquella despedida me fui en dirección a casa al igual que los demás, sin embargo, justo cuando pasó Ryuji por mi lado y sin dirigirme siquiera una mirada ... Mi corazón dio un vuelco inesperado.
-Tengo que parar de pensar en eso ... - Pensé. - Esto es lo que siempre he querido, esta es mi vida ahora.
¿Seguro?
-En fin, nos vemos mañana. - Sonreí a los demás mientras me dirigía a mi destino.
-¡Hasta luego _____! - Se despidieron.
Al adentrarme en casa me quité los zancos y con calma intentaba quitarme los adornos delante del espejo del baño y aquel moño sujeto con palillos de metal, mientras me miraba en aquel espejo podía ver con suma claridad que algo no andaba bien en mi mirada, mis ojos parecían estar vacíos y sin sentimientos y para colmo no tenía ni idea del por qué.
-Vamos a ver ... - Decía mientras me miraba al espejo una vez más. - Mi nombre es _____ Akechi, estudio en Shujin donde pude destapar el caso de Kamoshida a la perfección y sin percances, además tuve que ver con la resolución de casos como el de Kobayakawa y otros cinco profesores de mi anterior escuela ... He sido criada en una familia humilde junto con mi hermano, saltando de casa en casa y colaborando ambos en casos que ...
Mentira
-¿Por qué ...? ¿Por qué se me olvida algo? - No solo esas eran mis preguntas, sino que esa sensación de olvido la reconocía a la perfección.
Al acto escuché cómo se abría la puerta principal, no esperaba visita ni mucho menos, es por eso que me puse alerta desde el baño pensando quién podría ser aquel extraño visitante que osaba entrar en casas ajenas sin permiso. Con el pelo suelto y con los palillos de metal en mano, me acerqué a la puerta y sin pensarlo dos veces, apunté con ellos al supuesto ladrón.
Mi mirada cambió al ver en el acto a mi hermano que analizaba la casa y la situación con sumo detalle.
-Menudo comité de bienvenida. - Habló.
-¿Se puede saber qué haces aquí? No me digas que te has fugado ya del reformatorio y no ha pasado ni un mes. - Le critiqué. - Escupe ¿Quién eres?
-Primero suelta lo palillos, te lo pide tu hermano de manera amable y humilde. - Aquella sonrisa picaresca y aquel tono de príncipe hicieron que mis sentidos se relajaran y apartara esos palillos. - Muy bien, ahora te preguntaré una cosa ¿Estás cuerda o no? - De nuevo alcé los palillos en su dirección levantando las manos como si fuese apuntado con un arma.
-Es hora de tu castigo. - Al acto lancé uno que pudo esquivarlo con facilidad y que seguidamente se clavó la mitad del mismo en la pared. Visto eso, Goro no quiso volver a decirme palabras absurdas y groseras.
-¡Vale! ¡Vale! _____, tranquilízate. Sigues siendo la misma de siempre, comprobado. - Se rendía mientras intentaba sacar de la pared aquel palillo de metal.
Cuando las cosas se volvieron a calmar y la paz reinaba en el ambiente serví a Goro un café mientras que para mí un chocolate caliente. Con la cucharilla tomó un poco de azúcar y se lo echó al café removiéndolo hasta su disolución. Bastó un sorbo para contarme con suma tranquilidad su situación.
-Al parecer me han soltado sin más. - Aquello me sorprendió. - Justo cuando declaré me dijeron que podía irme, algo muy atípico sabiendo que mi declaración vale oro contra Shido. Sin embargo, eso no es lo único extraño que está sucediendo aquí. ¿Podría preguntarte si has visto algo fuera de lo común?
-Yo también creo que algo está fallando porque ... -No sabía si lo que iba a decir a continuación me calificaría como loca. -Hay algo que no encaja y no tengo certeza de qué es... Es como si... Recordara otra realidad.
-¿Otra realidad? -Preguntó curioso.
-Una realidad en la que jamás te juntaste con Shido y jamás cometiste aquellos crímenes. -Intentaba explicar.
-Sabes perfectamente que eso no es... -De pronto calló intentando analizar todas y cada una de mis palabras. - ¿A qué crímenes te estás refiriendo? -Preguntó.
-Pues... -De pronto me vino un flasback de la verdadera realidad. -Tanto Wakaba como el padre de Haru están... ¿Vivos?
-Tienes que estar bromeando ¿verdad? -Negué con la cabeza ante tal acusación.
-No sé por qué pero... Según tengo entendido están vivos. Y no, no son invenciones mías. -Apoyó su mano sobre su mentón.
-¿Y qué hay de ti? ¿Qué realidad recuerdas?
-Yo... -Balbuceé. -Digamos que fuimos de casa en casa cuidándonos el uno del otro e investigando casos que nos llevaron a lo más alto. -Mi hermano se levantó y en seguida se dirigió a mi habitación. -¡Oye! ¿A dónde vas? -Cuando me adentré en mi cuarto Goro se fijó en sus alrededores de donde destacaba una caja hermética y cerrada a cal y canto.
-¿Qué es eso? -Preguntó.
-Una caja que me regalaste una vez por mi cumpleaños ¿No te acuerdas? -Solté extrañada. Sin previo aviso la abrió y para ser sincera se me acongojó el corazón cuando lo hizo, tenía cierto cariño por esa caja a pesar de estar vacía en su interior. Con aquellos guantes de detective sacó una piedra de color rojo intenso que ni siquiera sabía que había llegado a parar allí. -¿Qué es eso? -Pregunté curiosa.
-Dímelo a mí, no es mi habitación y sin embargo tienes un rubí a buen recaudo en tus manos ¿Te suena? -Cuando me enseñó aquel pedrusco delante de mis narices pude recordar lo que pasó en mi palacio, todas aquellas experiencias, mis emociones y mi otro yo suplicándome de no volver a caer en el olvido absoluto. También recordé al famoso pelirrojo que me acompañó en aquella travesía de mis 3 a 10 años.
-Sí, creo que... recuerdo todo lo que ocurrió. -Solté un poco decaída mientras me sentaba al borde de la cama.
-Menos mal que el que ha impuesto esta realidad no se ha encargado personalmente de quitarte este objeto de una gran suma de dinero. -Dijo inspeccionándolo. Al acto salté de la cama para dirigirme al baño y observar si aquellas cicatrices habían emergido una vez más, por lo visto aún seguían sin aparecer y no solo eso, ahora recordaba a la perfección dos realidades completamente distintas pero ciertas. -¿Pasa algo? -Preguntó Goro desde el otro lado de la puerta.
-Las cicatrices, no las tengo. -Pronuncié.
-Creo que debe ser consecuencia de esta realidad, parece que les han lavado el cerebro a todos. -Recordé entonces la cara de sorpresa de Ren.
-No todos, Ren creo que también lo recuerda.
-Entonces eso suma puntos a nuestro favor, necesitaremos su ayuda para devolver las cosas a la normalidad aunque me pese decirlo. -Salí del baño aún con el yukata puesto.
-Será mejor contactarle mañana. -Comenté. Mi hermano asintió con la cabeza. -Aunque si Wakaba está viva, eso quiere decir que estará por el Leblanc junto con Futaba y el jefe . -Intuí.
-Dirijámonos directamente mañana al Leblanc y punto, no quiero perder tiempo con llamadas telefónicas.
-Como quieras. -Hablé.
-¿Qué piensas?
-Comparando ambas realidades..., es como si todos los deseos o... más bien... Como si su vida ideal se hubiese hecho realidad ¿Cómo es posible?
-Investigaremos más mañana, no tiene caso sacar hipótesis de la manga sin tener nada sólido aún. Pero tengo que decir que no me hace ninguna gracia que cambien nuestra realidad a su antojo, si esto lo ha provocado alguna persona está a un nivel muy diferente a otras a las que me he enfrentado. -Susurró. -Voy a servirme otro café, y toma tu palillo asesino. -Me lo tendió sobre la mano. -Si es así como respondes ante una intrusión, entonces creo que no hay que preocuparse de los Ladrones nunca más.
-Jamás infravalores a una mujer. -Solté mientras me metía de nuevo en el baño con orgullo.