Los días pasaban y poco a poco Diciembre llegaba a su fin, habíamos conseguido cumplir la promesa de mi hermano y aquello me aliviaba el alma. Seguía teniendo esperanzas de que siguiera vivo, de hecho día sí y día no dejaba la puerta abierta para que se diese el hipotético caso de que se cumpliese mi deseo.
Estábamos una vez más repasando el contenido del curso con Ryuji en la biblioteca, se concentraba hasta tal punto que era alentador y daban ganar de continuar, sin embargo, de vez en cuando le daba un bajón debido a que los problemas matemáticos no salían como querían.
-Por cierto, la próxima semana tendrás el examen de educación física, y después llega la semana de exámenes del instituto. - Resaltó Ryuji.
-Estaba a punto de olvidarme de ese examen. - Respondí. - Pero le hice a alguien una promesa sobre superar a Makoto.
-¿Cuándo lo hagas serás presidenta? - Se entusiasmó el rubio.
-Si quieres presentarte a presidente del consejo debes pasar una prueba y la propia presidenta te tiene que dar el visto bueno. - Expliqué.
-Entonces la segunda parte lo tienes hecho pero... ¿Por qué tantos exámenes? - Decaído preguntó. -Por cierto, el otro día nos comentaste una hipótesis sobre lo que le había podido ocurrir a Shido. Repite, repite. - Me incitó.
-Lo que dije básicamente se basa en la experiencia real que hemos vivido. Cuando la persona cognitiva desaparece, el palacio se destruye como pasó con el padre de Haru. En nuestro caso desapareció la cognición en nuestras narices lo que significa que al Shido real le ocurrió algo y lo más lógico sería decir que han matado al de verdad, sin embargo, los medios de comunicación anunciaron que no se encontraba bien y que se retiraría unos instantes de la campaña electoral y fue eso lo que me hizo dudar sobre su supuesta muerte pero..., todo encajó cuando pensé en fármacos que la simularan.
-¿Fármacos? ¿Como drogas? - Asentí con la cabeza.
-Después de todo no me extrañaría, teniendo en su poder la investigación de la madre de Futaba, una pastilla capaz de llevarte al otro mundo de manera momentánea, esa es una hipótesis pero será difícil de demostrar a no ser que Shido declare.
-¿Y eso se te ocurrió mientras escapábamos? Eso me recuerda... - Desvió la conversación. - Todavía sigo hecho polvo con la paliza que me dieron ¿Tú qué tal vas?
-Digamos que Makoto pega buenos puños sí... - Susurré mientras estiraba el cuello.
-Lo increíble es que ni Mona, ni Yusuke ni Ren nos tendieron una mano. - Comentó. - Se acabó el lazo entre hermanos.
-Con la cara de las chicas en ese momento yo tampoco me precipitaría al rescate, sobretodo Haru, es muy linda y todo lo que tú quieras pero atrévete a tocarle la moral. - Aquello pareció afectarle. Un escalofrío notó recorriendo su espalda.
Tras nuestra pequeña sesión de estudio nos pusimos a entrenar, salimos del edificio e intenté seguir el paso de Ryuji por toda la ciudad. Esta vez fuimos más prudentes y no nos embalados como la última vez, los minutos se me pasaron volando hasta que llegamos a la puerta principal de Shujin.
-Ya estás preparada, estaré ahí para darte todo el apoyo que necesites, espero que no te ponga un plan muy duro.
-Con Sakamoto-Senpai lo superaré todo. - Al acto se avergonzó haciéndome sonreír.
La semana pasó volando y con mis zapatillas de deporte fui al departamento de educación física, allí el profesor me dijo que esperara abajo junto con los demás estudiantes que iban a hacerse las últimas pruebas que le quedaban para aprobar, yo, sin embargo, tenía que hacer todo desde cero.
Encontré a Ann y Ren apoyados en la pared junto con Morgana sobre la valla, de espaldas y mirando a ambos estaba Ryuji. Todos y cada uno de ellos llevaban puesto el chándal para examinarse.
-¿Estás lista _____-chan? - Preguntaba Ann.
-He recuperado la forma así que estoy confiada. - Respondí.
-Veo que Ryuji ha hecho su trabajo... - Habló Morgana.
-¡Pues claro que sí! ¿¡A caso pensabais que abandonaría!? - Morgana y Ann fueron los únicos en poner caras. - Ni se os ocurra comentar.
Salió por la puerta el profesor de educación física con su silbato y una agenda con una lista que parecía llegar al infinito, tragué saliva con dificultad.
-Buena suerte. - Me dijo Ren. Lo mismo hicieron los demás.
Me acerqué a él y me tendió una lista de ejercicios que debía completar para antes de que acabara el colegio, era muy probable que me quedara más tiempo sobre las pistas debido a los tiempos de trote propuestos.
-Que no se te olvide apuntar lo que ya has hecho. - Me tendió el boli.
-¿No va a haber alguien vigilándome? - Pregunté.
-Digamos que me fiaré de la hermana de un detective, si consigues a alguien que apunte por ti preséntamelo antes de darle el pase. - Asentí para ponerme en marcha. La lista de tareas iba de flexiones, abdominales, sprints, marcas con mejor tiempo, resistencia, lanzamientos, remates de voleibol, recibimientos de voleibol, saques de voleibol, remates de béisbol...
-Hoy me toca morir. - Sentencié.
Empecé con la resistencia, en total eran dos horas corriendo algo que no me preocupó en absoluto. Me puse al lío dejando atrás miradas inquisitivas por todos lados, Morgana fue el encargado de apuntar cada actividad que hacía, de hecho, le dejé a cargo del cronómetro.
De lejos escuché a Ann, Ryuji y Ren animarme. Makoto lo hizo por la ventana mientras sufría con la plancha. A Haru me la encontré junto con las flexiones que hacía, amablemente me cambió la botella de agua. El profesor de vez en cuando me echaba un vistazo, se extrañó al principio con el gato, sin embargo, al final acabó acostumbrándose.
-Ahora tienes que saltar a la cuerda 50 veces y otros 50 abdominales para pasar la primera página. - Habló Morgana mientras recuperaba el aliento. - Es increíble que Ryuji haya podido entrenarte tan bien, aunque la mayor parte del mérito lo debes recibir tú.
-¿Estás seguro que quieres acompañarme? - Le pregunté.
-Sí, con Ren estoy bien pero estoy compacto en una cajonera, prefiero estirar las patas ahora que puedo, además siempre acierta todas las preguntas que le dicen... A veces pienso que tiene una chuleta escondida en alguna parte. - Se sinceró. - Eso me recuerda... ¿Cómo hiciste para que Ryuji superara a Lady Ann?
-Digamos que un poco de mano dura y constancia. - Me sinceré mientras me ponía a saltar a la cuerda.
-Por cierto, hoy es el día de las elecciones. Supuestamente Shido saldrá ganador y confesará sus pecados. Hemos quedado todos en el Leblanc hoy.
-Tenía que ser justo hoy... - Comenté hastiada. - Iré, necesito ver con mis propios ojos cómo confiesa. Si me quedo dormida por favor despiértame.
-Eso está hecho. - Comentó Mona contento.
Continué con mis ejercicios por unos minutos para adentrarme al gimansio, esta vez era el profesor el que tomaba nota. Escondido en la mochila Morgana me preguntó si estaría bien, después de todo había gastado mucha energía hasta el momento. Asentí para ir a las canchas de voleibol para la prueba del primer curso, cuando Kamoshida lideraba estos lares.
Me pusieron un compañero para poder rematar, pasar y realizar las distintas actividades, el problema era el saque, tuve que dedicar mucho esfuerzo y energía para que surtiera efecto. Pasó la red mi saque de salto y remate, pude hacerlo gracias a los consejos que me dio Makoto cuando jugamos al voley-playa.
Tras aquella sesión tocaba el famoso béisbol con el que pude practicar con Ren unos días atrás, me dio su bate favorito para el momento y poder por lo menos golpear la pelota. Solo hice un home-run de las 40 bolas que me lanzaron y ese era el signo de que esa prueba estaba aprobada....
Por fin sonó la campana y rendida caí al suelo, recuperaba el aliento y las piernas me dolían bastante al parecer...,fue peor que sacar a mi persona por primera vez. Me tumbé boca arriba viendo el techo de metal, cerré unos segundos los ojos para después abrirlos y encontrarme la sonrisa del rubio.
-¿Y bien? ¿Qué tal te ha ido? Parecías pasártelo bien con las dos horas de resistencia. - Se burlaba mientras se cruzaba de brazos. - Ren, Ann y Mona están esperando fuera. Me tendió su mano para levantarme, algo que agradecía.
-¿Me puedes llevar en brazos? - Pregunté al azar como quien no quiere la cosa.
-No en brazos pero a caballito me lo replanteo. - Comentó.
-¡_____, necesito que me pases la lista! - Gritaba el profesor de lejos. Tan pronto lo dijo como tan pronto me presenté a su lado, le tendí la hoja que miró con sus gafas ajustando su mirada a cada 'tick' del papel. - Así que lo has completado todo ¿No? Al final va a ser cierto que ese Sakamoto puede entrenar. - Reía. - Ya sé que no has hecho trampas, te he estado observando todo el tiempo. Por cierto, estás aprobada, no te diré la nota por supuesto.
Se me iluminó la vista tras sus palabras. Asentí con una sonrisa al profesor y conservando la calma salí de allí en dirección a la calavera que me miraba de arriba abajo. Mi compostura se desvaneció en cuanto estaba lo suficientemente del profesor para pasar desapercibida. Me colgué de su cuello, en ese momento estaba llena de sudor pero aquello no me importó en absoluto, solo quería celebrar el hecho de que por fin me había quitado aquella asignatura que tantos dolores de cabeza me había dado.
Más adelante, tal y como prometió me llevó a caballito por las calles de Shibuya ante la mirada de todos los usuarios de la gran ciudad. Curiosa Ann me preguntaba qué había hecho para acabar en ese estado de no poder ni un músculo absoluto, fue Morgana quien habló por mí mientras yo me permitía el lujo de echar alguna que otra cabezadita. Llegamos al Leblanc donde Haru y Makoto tomaban su café y Yusuke y Futaba esperaban en los taburetes.
-Llegáis justo a tiempo para verlo en directo. - Sonreía Sae con una copa en la mano mientras el jefe preparaba platillos exquisitos que me hicieron rugir la tripa. En pantalla se mostraba al ganador de las elecciones de éste año, Masayoshi Shido se alzaba con la victoria algo que era de esperarse.
-Mi elección ha sido resultado de toda la ayuda ciudadana. Vuestro soporte me conmueve. - Comenzó a decir. - Es por eso que... Es por eso que... No puedo perdonarme. La razón por la que el presidente Okumura murió fue por mi culpa, yo fui el que lo mató. Manipulé la información sobre los ladrones fantasma que estaban detrás de todos los casos de colapso, el único que controlaba corazones y subía el número de víctimas era yo... Era para mi promoción y para mi egoísta ganancia. - Se sinceró. Los guardias de atrás que le protegían comenzaban a dar la voz de alarma por sus pinganillos. - Yo he estado usando la vida de la gente como peldaños para construir mi propio barco en este país ¡Soy un criminal que puede culparse de cualquier crimen y aún así no ser suficiente! Confesaré todo y os pido a todos que me juzguéis. Tengo que pagar por todo lo que hecho con mi vida, y espero que sea juzgado lo antes posible. - Al acto cortaron la transmisión
Sentados y calmados hicimos un brindis.
-¡Todos, alzad los vasos! - Ordenó Sojiro mientras preparaba la voz. - Dejadme decir unas palabras.
-Está empezando a embriagarse. - Avisó Futaba.
-No seas así. - Le advirtió Makoto.
-Si os vais a quejar que sea a Shido. Un pin de legislador no vale nada. - Se defendió el jefe que hacía mención al tesoro en aquel corrupto político . - Bueno, como Masayoshi Shido ha sido...
-He podido vengar a mi madre y todo gracias a vosotros... - Sollozaba Futaba.
-Yo también he saldado una cuenta pendiente de mi padre. - Comentó Haru.
-Y yo he podido darle su merecido, he podido despertarlo y... voy a tener la conciencia tranquila al fin. - Hablé. Ryuji me rodeó con su brazo para darme ánimos .
-Hemos trabajado tan duro... - Sonrió Ann.
-Shido es culpable ¿Verdad hermana? - Preguntó Makoto.
-Va a ser difícil detenerlo así como así pero intentaré trabajar lo suficientemente duro como para probar todos sus crímenes. - Aseguró. - Creo que la investigación de Wakaba será clave para salvar Japón.
-Podemos testificar si quieres. - Se ofreció Ryuji.
-Gracias pero estaré bien, no quiero meter más sospechas en ninguno de vosotros. Es hora de que los adultos se encarguen de la situación.
-¿Vamos a hacer el brindis? - Se impacientaba Yusuke.
-¡Oh! ¡Claro! - Recordaba Sojiro. - Lo que quería decir es....
-¡Chin-Chin! - Interrumpía Futaba. Todos seguimos su propuesta.
-¡No, espera! - De pronto llamaron a Sae, miró el móvil y resultó saber que habían llevado a Shido al hospital.
-Está bien celebrar y eso pero con moderación. Tenéis que volver a estudiar como alumnos que sois. - Enfrió en nada y menos el ambiente.
Cuando terminó la celebración fue Ryuji quien me cargó en brazos a casa por lo cansada que estaba, no se hizo de rogar, a decir verdad disfrutábamos cada uno de la presencia del otro. Sin previo aviso me acurruqué sobre su nuca, respirando aquella fragancia que me tranquilizaba por donde pasara y me dormí bajo el manto estrellado que nos iluminaba el camino.