Persona 5 & Royal

Da Akuelia

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Esta es mi historia de cómo mi devastada vida tomó forma gracias a la llegada de los ladrones de corazones y... Altro

El pasado olvidado
Nueva vida
Pasado
Investigación
Consecuencias
Presente
Segundo curso
Kamoshida
¿Una carrera?
Madarame
Solo una obra de arte
Un día ajetreado
De mal en peor
Palabras clave
La sombra
Adentrándose a la sombra
Mi palacio
Persona
Fuegos artificiales
Medjed
LeBlanc
Wakaba
Futaba al exterior
La playa
De vuelta a clase
Hawai
Regreso
Bella Ladrona
Ojo por ojo...
Persecución
Comidas Okumura
El encuentro
Rata de laboratorio
Me perdí
Una De Cal Y Una De Arena
El verdadero culpable
La policía
Festival escolar
Bienvenido "Crow"
El Casino
Una Batalla 1vs1
Un plan infalible
Y Se Acabó
Syn
Todo Sobre Mí
Todo Sobre Ti
Un Nuevo Día
En la cima
Jaque
Adiós Príncipe Detective
La Verdad
El Verdadero Culpable
Las cinco tarjetas de recomendación
Jaque Mate
Renace Phoenix
El Dictador De Masas
Solo Un Examen Más
Caprichosa Sociedad
Mementos
El Trickster
El Dios De La Manipulación
Yaldabaoth
Un 24 De Diciembre
Sin El Metaverso
San Valentín
¿Un Final?
La Alumna Honorífica
Solo Una Sesión De Psicología
Un 24 de Diciembre
Un final feliz
Recuerda
Anormalidades
Lo hago por tu felicidad
Una Nueva Brisa
Una sola felicidad
El despertar
El Regreso
Culpa
El corazón de Maruki
Kichijoji
Reunión familiar
El nuevo Mementos
Rumi
El Titiritero
Adam Kadmon
Mi Camino
Corazón Libre
Nuestra Luz
Entre Escritor y Lector
Entre Lo Real Y Lo Ideal

Shido Abajo

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Da Akuelia


Caminaba cabizbaja mientras pensaba en lo que acababa de decir a mis compañeros y la manera a la que reaccionaron, todos parecían preocupados y no me extrañaba, eran duros los comentarios que había soltado.

-¡_____! -Me llamó cierto rubio. -¡Oye _____! ¡Espera! - Exigió. Amainé el paso para que me diera alcance. - ¿Vas a algún lado? - Me preguntó Ryuji. Contesté negando con la cabeza, solamente quería ordenar mis pensamientos a pesar de que ya lo había hecho. - ¡Bien! - Me cogió de la mano fuertemente para una vez más llevarme a rastras.

-¿A dónde me llevas...? - Pregunté un poco roja del reciente contacto.

-¡Solo sígueme! - Me miró lleno de confianza algo que hizo darme un vuelco al corazón.

Al principio caminó sin soltarme de la mano, después poco a poco comenzó a soltarla hasta tal punto donde íbamos separados, uno delante y otro detrás. Pasó probablemente un minuto así, sin embargo, comenzó a aumentar el ritmo, tuve que ponerme las pilas porque con pocas zancadas él ya estaba muy lejos de mi posición. El paso rápido se transformó en carrera y la carrera más adelante en sprint. Esquivando a cada uno de los transeúntes intentaba alcanzar como podía al señor calavera que no se dejaba coger bajo ninguna circunstancia. Subimos y bajamos escaleras, subimos y bajamos cuestas, subimos y bajamos salientes para atajar hasta que por fin, después de media hora sin descanso se paró al frente de una enorme torre.

-¡Veo que me has seguido el ritmo! ¡Nada mal para ser una novata! - Sonrió Ryuji.

-¿A qué ha venido eso? - Intentaba recobrar el aliento mientras posaba mis manos sobre mis rodillas. - ¿Qué hacemos aquí?

-Solamente sígueme... Nos hemos ahorrado ir en metro para usarlo después a la dieta. - Indicó.

Me adentré en aquella torre y después en su ascensor que no paraba de subir y subir, en cuanto salimos unas maravillosas vistas decoraban el agradable lugar.

El atardecer hacía más enigmático aquel momento y las personas que eran curiosas como nosotros se dedicaban a alabar el paisaje. Seguí a Ryuji que al fondo buscaba con la mirada cierto lugar, justo cuando lo encontró paró en seco y con la mano me indicó que me acercara a él.

-¿Qué planeas señor calavera? - Pregunté intrigada. En un instante me pegó contra su pecho quedando ambos mirando al horizonte. Aquel contacto seguía dándome vergüenza pero a media que pasaba el tiempo me acostumbraba y me sentía más a gusto. Con sus brazos rodeó mis hombros y apoyando su cabeza sobre la mía declaró:

-_____... ¿Por qué no me has dicho nada? - Preguntó sin mala intención aunque se le veía un poco triste en ese preciso momento.

-Lo siento Ryuji... Pero era algo que estaba atormentándome y no quería preocuparte.

-De hecho me preocuparía más si no me lo dijeras... - De nuevo le pedí disculpas. - ¿Y bien? ¿Qué ves al frente? - Me fijé en el panorama y delante de nosotros estaba la famosa dieta a la que queríamos entrar.

-Veo la dieta... - Solté en un suspiro.

-¿Y qué más? - Insistió. Aquello me dejó tocada, no había nada más relevante sobre aquellas vistas. Probé con todas las palabras posibles, sustantivos, adjetivos e incluso verbos pero no era suficiente. Visto que tardaba un tiempo acurrucó su cabeza en mi nuca descansando los ojos mientras yo seguía con la adivinanza.

-Y yo que sé... - Estuve a punto de tirar la toalla cuando el reflejo del cristal nos apuntaba a nosotros. - Te veo a ti. - Rectifiqué.

-¿Y qué más? - Volvió a preguntar.

-Y... A mí... - Solté mientras desviaba la mirada.

-¿Sabes? Alguien me dijo que una de las claves para ser detective era no juzgar las cosas por su apariencia. - Intentó imitar mi voz sin mucho éxito sonsacándome una leve sonrisa. - No juzgar los libros por su portada, etc. Y por lo que veo no has interiorizado ese dicho. - Soltó preocupado.

-¿Y cómo es eso? - Pregunté.

-Digamos que... Cierta persona se juzga a sí misma por sus relaciones familiares.

-No es juzgar es... - Volví a mirar el reflejo topándome con la mirada del rubio que me penetraba hasta el alma. - A lo mejor un poco. - Me sinceré.

-_____... ¿Seguro que quieres dejar la banda? No quiero que hables por tus condiciones familiares, de hecho, imagínate que tu hermano y tu padre no existen.

-Yo... - Dudé. - No quiero, no quiero dejar de sentirme libre con vosotros. - Solté. - Pero ese no es el caso, el caso es...

-El caso es que te sientes culpable porque ellos son parte de tu familia... Pero ahora te hago la siguiente pregunta. ¿Robaste la investigación de la madre de Futaba? - Me interrumpió. Negué con la cabeza. - ¿Has matado a la madre de Futaba? - De nuevo negué. - ¿Y al padre de Haru? - A cada pregunta que me hacía negaba con la cabeza. - Entonces no tienes porqué sufrir las consecuencias que ellos tendrían en estos momentos. _____ ¿Por qué no miras otra perspectiva? ¿Y si todo esto  ha ocurrido para que hicieras despertar a cada uno de los miembros de tu familia? - Aquello me abrió los ojos -De todas las personas que hay ahí fuera tú eres la única que puede parar a tu hermano y a tu padre, estás en todo tu derecho de darles una lección por todo lo que han hecho pero esta vez no como ellos querrían que lo hicieras, sino como los verdaderos y famosos ladrones de corazones lo hacemos. Confesarán sus crímenes ante todo el mundo y por lo menos te sentirás bien contigo misma. - Me sorprendió aquel razonamiento, no podía reprocharle, tan solo podía escucharlo y probablemente acatarlo.

Todo lo que decía era verdad, cada palabra que decía el hombre que me robó el corazón era verdad. Noté que se acurrucó en mi cuello mientras le daba vueltas a lo que decía. Si alguien tenía derecho de cambiarles de parecer y hacerles confesar sus crímenes haciéndoles ver que lo que estaban haciendo estaba mal tal vez, y solo tal vez ellos podrían descansar su conciencia y yo me sentiría más orgullosa de ellos.

No cabe duda que mi padre era alguien que no merecía perdón, tenía que pagar por sus delitos, sus crímenes como político, ciudadano y como padre, era la única manera de proteger a mi hermano al que tanto le quería hacer abrir los ojos, al que me ha acompañado en estos años de soledad rotunda antes de embarcar donde los famosos ladrones de corazones. Probablemente tenga un historial detrás pero... Estar en los ladrones de corazones no significaba tener un expediente claro y conciso, se trataba de salvar a otros que son débiles debido al poder corrupto de los adultos.

Probablemente sea hija del político al que algunos no quieren ver ni pintura, de un hermano que engañó a la sociedad para servir a los fines de mi padre pero yo soy yo, eso estaba claro, eso no se puede cambiar. No puedes cambiar dónde has nacido pero sí con quién quieres estar y además quién decides ser.

-Ryuji... - El aludido miró la ventana para después sonreír. - Soy una idiota descomunal.

-Errar es humano. - Me la devolvió.

-Pienso zanjar este asunto de mi familia de una vez por todas y traeré a mi hermano de vuelta. Quiero que abra los ojos o se los abriré sin dudarlo. Tenemos trabajo que hacer y reunirnos en la dieta. - Ordené mientras me deshacía de su agarre. - ¡Ryuji nos vamos!

-¿¡Y mi beso!? - Preguntó sorprendido.

-¡Cuando terminemos el trabajo!

Llegamos al punto de encuentro, fuimos bienvenidos por todos a pesar de la charla que les eché aquella mañana. Estaban con el móvil intentando sacar en claro las palabras claves sin éxito aún.

-Llegáis tarde. - Decidida habló Makoto.

-Nos hemos recorrido Tokyo dos veces... y encima al final no hemos cogido el metro - Soltó Ryuji que estaba cansado de andar de arriba para abajo por las callejuelas.

-¿Estás mejor _____-chan? - Se preocupó Haru.

-Lo tengo claro. Pienso proteger a todos mis seres queridos a toda costa y pienso salvar a mi hermano de esa ceguera que lleva encima. Mi familia no me define, soy yo misma la que lo hace ¡Es por eso que me quedo en la banda! - Expliqué.

-Es un gran alivio la verdad. - Sonrió Yusuke.

-Por fin ese idiota rubio sirve para algo. - Salió Morgana.

-¡Repite eso si te atreves gato! - Aquello ofendió al primero.

-En fin... Hemos probado con veinte palabras más antes de vuestra llegada y nada de nada, Ren lo ha intentado y... fracaso absoluto. - Explicó Futaba.

-Tenemos que darnos prisa si no queremos levantar sospechas de los guardias. - Avisó Ann.

-¿Se os ocurre algo? ¿Lo más trivial que sea? - Preguntó Morgana.

Comencé a pensar en los discursos de Masayoshi Shido y empecé a compararlas con otros políticos de gran prestigio y que presentaban una gran seguridad en sus convicciones como el famoso Tora, el cual comenzó a generar una gran confianza en sus últimos discursos.

-Shido suele hablar en público siguiendo siempre un patrón. - Hablé.

-¿Qué patrón? - Quiso saber Ryuji.

-Y si sigue un patrón es porque lo aplica en su vida diaria. Ren. - Le llamé. - ¿Qué es lo que te dijo Shido cuando se cayó al suelo?

-Digamos que...: 'maldito sea este mocoso, soy yo el que capitaneará Tokio, tendré el control de todo' y finalizó la frase con 'te denunciaré'. - Se notaba que Ren seguía dolido pero aquellas palabras me dieron una alegría.

-Ahí lo tienes. - Comenté.

-¿A qué te refieres? - Preguntó Makoto.

- Dice navegar, capitanear... La palabra clave que buscamos es un barco pero visto que es un hombre de lujos, su palacio justo en la dieta no es nada más ni nada menos que un crucero. - Deduje.

-Localización aceptada.

-¿¡Lo ha logrado!? - Se exaltó Ann.

-¡Esa es nuestra _____ de siempre! - Me alabó Futaba.

-Si no hubiese sido por ti nos habríamos tenido que retirar en nada y menos. - Sonrió Makoto.

-El poder de un detective... Impresionante. - Habló Yusuke.

-¡Hagámoslo! - Satisfactorio dio el visto bueno Ryuji quién estaba detrás de mí.

Al acto, el líder inició la navegación adentrándonos en el famoso palacio del hombre carente de pelo también conocido como Masayoshi Shido.

Nuestras ropas no habían cambiado, los guardias habían desaparecido y parecía que nada a nuestro alrededor había cambiado. Nos percatamos que estábamos dentro gracias a Morgana cuya forma había cambiado. Tras asentar que al final estábamos en un palacio decidimos ponernos en marcha, Futaba se quedó atrás mientras nosotros íbamos con cuidado intentando ver que no haya moros en la costa.

-¿Qué tal va todo por ahí? -Preguntó Ryuji a Futaba.

-¿Futaba? -Insistí tras pasar cinco segundos sin respuesta.

Fuimos a su dirección, nos preocupaba el hecho de que ella hubiese sido secuestrada. Gracias al cielo no fue así, se le comió la lengua el gato como quién dice y no me extrañaba, las vistas que ofrecía la proa del crucero eran escalofriantes. Nos encontramos una ciudad inundada por donde pasaba este barco que destruía los edificios allá por donde pasaba.

-Así que... -Comencé. -Esto es lo que su cognición representa. Básicamente da igual lo que haga, él se salvará a pesar de las decisiones que tome aún sabiendo que el país se hundirá en desesperación.

-¿¡Ese hijo de...!? ¡Hasta las narices de sus chorradas! -Protestó Ryuji. -¡Hay que cambiar su corazón sino muchas personas acabarán con el agua al cuello!

-Cambiaremos su corazón. -Aseguró el líder.

-Y pensar que tu hermano está sirviendo a alguien así... -Se preocupó Haru.

-Él tiene motivos... No me los ha dicho pero conociéndole no me esperaría otra cosa. -Argumenté.

-¿Pero qué razones son esas? -Se preguntó Makoto. -Es decir, él seguro que ha visto el estado de éste palacio y aún así...

-Pienso protegerle, no dejaré que ese degenerado se cargue la única unión familiar que tenemos.

-¡Acabemos con ese egocéntrico político! -Asentó Yusuke.

-¡Sí, te apoyaremos incondicionalmente _____-chan y vengaremos a nuestro líder! -Salió Ann.

Tras ésto nos adentramos en los portones de la dieta, nuestros trajes salieron a la luz sin previo aviso. Era un lugar de lujos con rebordes dorados, escaleras de caracol y excentricidades por todos lados. Lo que más llamaba la atención eran los pasajeros, básicamente estaban todos con máscaras y despreocupados de las desconexiones mentales, hablamos con un par de ellos y al parecer se sentían a salvo del mundo exterior. Una vez subidas aquellas interminables escaleras llegamos a un pasillo que conducía a una puerta de gran tamaño bañada en oro y con cinco cavidades.

-No hay duda, ahí dentro está el tesoro. -Habló Mona.

-Pero necesitamos una especie de tarjetas para pasar al parecer. -Comentó Fox.

-No creo que pueda crear réplicas de la nada... -Saltó Oracle.

Una televisión al lado nuestro con un gran megáfono advertía de la posición privilegiada que había tras esta puerta, si se conseguían las necesarias tarjetas de recomendación aquella puerta se abriría fijo. Aquello nos preocupó más, la seguridad de aquel crucero era muy distinta a la que habíamos visto en otros palacios.

-Habrá que buscar información sobre cómo encontrar esas cartas de recomendación. -Resumí.

-¿Alguna idea? -Preguntó el líder.

-¿Por qué no le preguntamos a la gente? -Sugirió Nöir.

-¡Es buena idea...! -Le apoyé. -Esta gente está en las nubes, fijo que se les escapa algo.

-¡Entonces manos a la obra! -Animaba Panther.

Tan pronto dio la señal como tan pronto nos dividimos, la gente no tenía las neuronas de frente y el hecho de llevar aquellos trajes de Ladrón Fantasma no ayudaba en lo absoluto, pensaban que éramos de clase inferior indignos de su tiempo.

-Phoenix ¿Has encontrado algo? -Se preocupó Skull.

-Ni pizca, se les va la pinza y no hacen más que decir tonterías. -Hablé. -No sé si aprovechar mi estatus familiar para sacar algo... -Susurré. -Sé que me vendió pero... a lo mejor algo influye en el palacio.

-Te acompaño por si las cosas no van según lo planeado. -Se ofreció.

Nos acercamos a un grupo de mujeres hechas y derechas vestidas francamente como chicas de dieciséis años, no solo eso, su risa extravagante me daban ganas de plantarle un puño en su cara. Supuse que Skull se sintió de la misma manera, se tensó hasta tal punto que tuve que posar una mano en su hombro para tranquilizarlo.

-Disculpad... -Les llamé lo más educadamente posible. Las llamé más de cinco veces pero no hacían mucho caso. -Entonces no puedo haceros un hueco para ver a Shido. -En aquel momento picaron el anzuelo.

-¿Quién es usted? -Preguntó una de esas señoras.

-Digamos que conozco lo suficientemente bien a Shido como para poder quedar con él las veces que quiera ¿Podría haceros una pregunta? ¿Dónde puedo conseguir una carta de recomendación a cambio de una noche privada con el gran político que conduce todos los ideales a su gran plenitud?

-¿Seguro que ésto va a funcionar? -Me susurraba la calavera.

-Hay mucha gente con cartas de recomendación, el que más me intriga es el limpiador, ese que trabaja en los suburbios... Es inquietante a la vez que perfecto. ¿Me concederás una cita con el señor Shido? -Asentí con la cebeza para retirarme junto con Skull a un lugar más apartado.

-Vistas sus pintas.... Es normal esa reacción. -Solté explicando al rubio.

-¡Perfecto, ahora que tenemos información reunámonos con todos! -Sonrió mientras lideraba el camino.

Hicimos una reunión general donde todos y cada uno de nosotros pusimos un granito de arena. Al parecer habían 5 tarjetas,  es decir, 5 cartas de recomendación: El primero era el político Ooe, un exnoble, un presidente de la televisión,el presidente de la compañía IT y el limpiador.

Joker estaba ansioso por empezar pero Queen fue quien le paró los pies.

-Hemos llamado la atención de muchos tripulantes, será mejor que comencemos nuestra infiltración mañana. -Comenté. Queen asintió con la cabeza.

-Entonces mañana sin falta. -Pronunció Mona.

Así se hizo, al día siguiente estábamos delante de la dieta. Era ahora o nunca, no podíamos fracasar, teníamos que reformar el país y para ello había que reformar a aquel hombre sin escrúpulos.

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