Como el día anterior, me levante muy temprano para aprovechar el tiempo. Me puse mi sensual traje de baño estilo años 50's color coral, un vestido de playa color verde esmeralda y mi sombrero de ala ancha.
—¡Buenos días amorshito!... ¡Despierta corazón!... ¡Robertito lindo!— Este tipo realmente tiene el sueño pesado, como vi que no despertaría con dulces palabras, decidí taparle la nariz, seguro que eso me daba resultado.
—¡¿Qué?! Yo...no...Por...— se sento rápidamente en la cama y yo mori de la risa— ¡¿porque me despiertas de esa manera?!— me dijo todavía medio dormido.
—Lo siento cosita hermosa— me acerque y le di un rápido besito— ya estoy lista para que bajemos a desayunar. Vístete, te escogí algo para que combinemos. Yo te esperare sentadita en el sofá... no tardes— le guiñe un ojo, me di la vuelta y baje las escaleras.
Claramente se había quedado sorprendido por mi actitud y lo que me faltaba por hacerle. Si quería una Lilith melosita y cursi...eso iba a obtener.
Diez minutos después estábamos listos para empezar el día. Saliendo de la suite le tome de la mano y no lo solté hasta que llegamos al restaurante.
Mi buen amigo Carlos nos llevo hasta nuestra mesa, a la orilla del mar. Retiro la silla para que nos sentáramos y nos ofreció un riquísimo café bien cargado para tener energía.
—Hoy quiero que vayamos a Cancún a La Isla Shopping Mall que esta sobre el Boulevard Kukulkan y después visitaremos el acuario interactivo, nos van a dar un tur por el lugar ¡incluso podemos nadar con los tiburones! Ya hable con el personal del hotel y nos van a llevar en el yate a Playa Linda y de ahí nos van a llevar en una hermosa y nada discreta Kubang plateada — le sonreí y seguí devorando mi fruta tropical.
—¿Cuándo hiciste todo eso? Y ¿de donde sacaste una Kubang?— me pregunto asombrado
—Hoy hace un par de horas y yo no conseguí la camioneta, el gerente del hotel me dijo que tus papis nos lo habían mandado por si queríamos usarla... con tantas compras que haremos creo que es justo y necesario usar esa preciosidad—
—¿No te vas a quejar del auto como te quejaste de mi jet?— dio un sorbo a su café mirándome desde el borde de la taza.
—No, amo cualquier auto de Maserati...me orgasmeo de solo pensarlos— Roberto soltó una carcajada y seguimos desayunando.
Al terminar caminamos por los jardines hasta el pequeño puerto del hotel. Un acogedor yate nos traslado hasta Cancún.
Subimos al carraso que teníamos y nos dirigimos al Shopping Mall. Todo tipo de tiendas se encontraban en este lugar y como una niña pequeña, brincaba de felicidad y le sacaba humo a la tarjeta de crédito.
Roberto iba detrás de mi cargado con bolsas y cajas de las tiendas que habíamos visitado. Le parecía gracioso lo emocionada que estaba, pero ¿como no estar emocionada? Comprar hasta desfallecer es lo que mas disfruto de esta vida...ese olor a nuevo...esa felicidad que se siente cuando tu adquisición entra en las coloridas bolsas... ¡Felicidad pura!
Me estaba probando un divino par de tacones cuando Roberto se sentó frente a mi, recargo sus codos en las rodillas y dejo caer la cabeza entre sus manos.
—¡Ya no puedo mas! ¿Podemos irnos por favor?—
—¡Ni aguantas nada!— le conteste mirando como me quedaban a la perfección mis zapatitos.
—¡Llevamos cuatro horas comprando!— se paro detrás de mi y volvió a gritar — ¡Cuatro!—
—¿Te gusta como se ven?— pregunte ignorando sus reclamos
—No me ignores— dijo mientras me abrazaba por la espalda poniendo sus brazos justo debajo de la curva de mis senos— tengo hambre y me quiero ir—
—¿Se ven o no se ven bien?— me di la vuelta para mirarle a los ojos.
—Se te ven de maravilla— me puse de puntitas y lo bese, tardo unos segundos en asimilar lo que pasaba para luego meter su lengua en mi boca y apretarme mas a él. La intensidad del beso se hizo mayor y Roberto me seguía apretando más.
—Calma amorshito...no quiero que nos corran de la tienda por exhibicionismo— dije cuando conseguí soltarme.
Una empleada de la tienda nos miraba como si nos salieran cuernos de la frente. Era obvio, ver a alguien como yo con alguien como Roberto era como ver una estrella fugaz. Le sonreí y le dije:
—Nos llevamos todos estos—
Antes de ir al acuario interactivo pasamos a almorzar a una pequeña y acogedora marisquería. Los camarones a la diabla me hicieron llorar de lo picosos que estaban pero las margaritas ayudaron con el ardor.
En lugar de molestarse, mi "maridito" parecía encantado con todas las demostraciones de amor que le hacia. Si lo tomaba de la mano él entrelazaba sus dedos con los míos, lo besaba y el profundizaba el beso, le decía palabras dulces y me respondía de la misma ternura. Toda la mañana me desviví en cariñitos y él ni se inmutaba en preguntar que carajos me pasaba.
Llegamos al acuario a las cuatro de la tarde y salimos hasta que el lugar cerro a las seis ¡Este lugar es mas que increíble!
Tocamos manta rayas, estrellas y pepinos de mar. Alimentamos todo tipo de peces exóticos, nadamos con los delfines y con tiburones...bueno yo nade con los tiburones porque Roberto es mas miedoso que nada. Nos separaba un cristal de los reyes del mar, no había nada de que preocuparse, pero el señorito prefirió esperarme fuera.
Es lindo pasear con delfines pero ver a un tiburón de cerca te hace sentir la adrenalina al tope.
Entramos a la tienda de recuerdos y compramos peluchitos de todas formas y colores.
—Mira puedes llevarte un tiburoncito de estos de peluche...estos no te dan miedo ¿o si?— le dije jugando a Roberto
—No tenia miedo, simplemente soy precavido...tu no sabes si ese cristal resista si el tiburón se enoja— solté una carcajada y le lance el pequeño tiburón a la cara.
—¿A dónde vamos a ir ahora Lilith?— me acerque a el poniendo mis palmas en su pecho.
—A donde tú quieras maridito— eso sonó más sensual de lo que pretendía.
—Tengo unas cuantas ideas pero después de lo de anoche...no se si es buena idea mencionar los lugares a donde te llevaría—
—Bueno...como tu no te decides— le di un casto beso en los labios— yo lo hare...deja que pague y no vamos—
Hice unas cuantas llamadas por celular e hice mi magia para conseguirnos un lugar en un paseo romanticón.
El chofer nos llevo al puerto como le indique. Íbamos a dar un paseo en bote por el cristalino mar.
El tour Columbus Lobster Dinner Cruise nos llevo a un espléndido tour nocturno abordo de un galeón español. El barco estilo antiguo nos dio un paseo por las aguas cristalinas de la Laguna Nichupte. Disfrutando de una deliciosa cena de langosta a sólo unos pasos del Mar Caribe, acompañado por música de saxofón en vivo. Además disfrutamos de las refrescantes bebidas de la barra libre que nos ofrecieron y que obviamente aprobechamos al maximo.
Solo ibamos a bordo parejas, no se permitian niños. Aproximadamente eramos 10 personas, el ambiente intimo y romantic flotaba por el aire. Ver las estrellas sobre el mar ponia cursi a cualquiera
—Baila conmigo— dijo Roberto mientras empezaba a sonar Careless Whisper
—Si patrón— le tome la mano y nos arrastramos a la mini pista de baile.
"I'm never gonna dance again
Guilty feet have got no rhythm
Though it's easy to pretend
I know you're not a fool
I should have known better than to cheat a friend
And waste a chance that i've been given
So i'm never gonna dance again
The way i danced with you"
—Amo el sonido del saxofón— susurro en mi oído.
—Yo también— subí mis manos a su cuello— es muy sensual—
—Puedo preguntar ¿Por qué el cambio de actitud?...ayer no querías ni verme y hoy te portaste muy linda conmigo—
—Eres mi esposo...es normal que me porte bien contigo—
—No creo que sea por eso, pero como me gusta estar así contigo...ya no preguntare—
Llegamos al hotel a las dos de la mañana. No bebimos tanto como para estar ebrios, solo estábamos chisporroteantes. Pedimos en recepción que nos arreglaran el jacuzzi mientras dábamos una vuelta por la playa.
El mar se veía tan imponente a esta hora, totalmente negro. Daba miedo ver la magnitud de su tamaño, ni estando chisporroteante me atrevería a meterme. Caminamos sin hablar, solo nos reíamos cuando las olas llegaban hasta nuestros pies y tratábamos de correr.
Entre abrazos y besos llegamos a nuestra suite. El tercer piso estaba lleno de velas y pétalos de rosas, había una cubitera con champagne y rojas fresas bañadas en chocolate a un lado del jacuzzi, el agua olía a rosas.
—¡¿Por qué ponen velas?!— grite pataleando como niña chiquita
—Porque las velas son sensuales— contesto Roberto mientras se desvestía
—No son sensuales... dan miedo ¿Qué tal si se prende algo y nos incendiamos?— comencé a apagar las velas
—Eso no va a suceder, déjalas como están— negué con la cabeza y él tabeen empezó a apagar las velas.
Sentir las burbujas del champagne y del jacuzzi es sensacional. Roberto me alimentaba con las fresas y yo hacia lo mismo.
Cuando se acabo la botella empezó el cachondeo. Debo admitir que el alcohol me pone...me pone y ya no respondo de mis actos, creo que por eso acabe aquí.
Nos besamos, nos acariciamos mientras las burbujas del jacuzzi nos rodeaban. Extrañaba a Santi y pues como no lo tenia aquí me tenia que conformar con Roberto. No estaba mal pero no es mi tipo.
Poco a poco me quitó el traje de baño como la noche anterior. Sus besos bajaron hasta mis pechos pero esta vez no fue nada delicado, me mordisqueaba y me clavaba los dedos en los muslos. El alcohol lo había vuelto un salvaje y me gustaba.
Sin que me lo esperara me penetro de una estacada, emporándome contra el jacuzzi. Su mirada era obscura y lujuriosa. Cerré los ojos y me deje hacer, deje que me penetrara con fuerza, que me besara, que metiera su lengua saboreando cada rincón de mi boca. Deje que saciara sus ganas con mi cuerpo y de paso me diera un poco de felicidad regalándome un orgasmo.
—Mas...dame mas – le susurraba entre jadeos
Estaba a punto de explotar cuando Roberto atrapo mi labio inferior con los dientes, me mordió tan fuerte que empecé a sangrar. Sentir el sabor de la sangre junto con sus salvajes embestidas me llevaron a un perfecto orgasmo. Mi vagina se contraía alrededor de su verga y después de dos embestidas potentes se corrió dentro de mí.
—Ahora no me cabe duda de porque los hombres se vuelven adictos a ti...eres una diosa sexual— su comentario me hizo soltar una carcajada.
—Te lo advertí— él tenia su frente apoyada en mi hombro y negaba con la cabeza.
—Me arañaste la espalda...me arde— dijo riéndose
—Tú mordiste mi labio y me sacaste sangre— conteste
—Pero te gusto ¿o no?— volví a reír— a mi también me gusto que me arañaras "gatita"—
Pasamos un rato más en el jacuzzi y volvimos a tener sexo. Se que esta mal lo que estoy haciendo porque Roberto va a terminar cacheteando las banquetas por mi... ¡Maldita adicción al sexo!
Después de nuestra tanda de sexo en el jacuzzi, nos metimos a la ducha, esta vez Lilith no me corrió. El paseo en bote y el alcohol nos pusieron demasiado felices, calientes y alocados.
Perdí el control con los besos de mi mujer...el sabor de su saliva mezclada con las fresas y el champagne... no pude evitar morderla para probar su caliente sangre. La forma en que me araño la espalda me hizo saber que le había gustado, que le gusta la rudeza y el salvajismo, yo no me negare a proporcionárselo cada que quiera.
Siempre pensé que una gorda no podría proporcionarme placer pero ella ha cambiado esa idea en mi. Tengo tanta piel para tocar, besar y morder...
Se ponga en plan diva o en plan melosa, desde que lo hicimos por primera vez no he dejado de pensar en estar dentro de ella. Tiene un atractivo sexual tremendo, dan ganas de follar con ella hasta desmayarse.
A las cinco de la mañana caímos rendidos de cansancio en la cama. No pude evitar abrazarla por la espalda y pegar mi cuerpo al suyo, su caliente y suave cuerpo...
Hola! La foto que dejo es de como me imagino a Roberto. Y en el prologo les voy a dejar la foto de Lilith, @Crisolv me comento que ella se imaginaba a Georgia Pratt y la verdad es que me gusto su idea, gracias por tu comentario, solo recuerden que Lili tiene los ojos casi negros. Espero que les guste :D. Gracias por leer y les agradeceria mas si me ayudan compartiendo la historia con sus amigos y conocidos.
-XOXO. Adri