Capitulo 31

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Roberto en multimedia :D

—¿Cómo que no puedo subir?— pregunté entre cerrando los ojos. Martha y Jaime se miraron entre ellos y Jaime fue quien me dio una explicación:

—El señor está en un reunión importante... Nos dijo que por ningún motivo lo interrumpiéramos—

—¿Reunión importante, en la zona de las recamaras?...— volvieron a intercambiar miradas, haciéndome enojar— O me dejan pasar, o se enteran que tengo un lado nada amable—

Los estaba poniendo contra la espada y la pared, al fin de cuentas, Roberto era quien les pagaba, yo solo era la supuesta esposa, me sentí un poco traicionada, creí que durante el tiempo que había vivido hi, nos habíamos hecho algo así como amigos, algo más que patrona—empleados. Siguieron bloqueándome el paso, así que, levanté las manos a modo de rendición, dando unos pasos hacia atrás. Cuando los dos vieron que me había rendido, se quitaron de la escalera; justo en ese momento, aproveche para correr y subir a toda prisa, riendo por mi gran hazaña.

No iba a echarme para atrás, había llegado directa del aeropuerto, necesitaba respuestas, y nadie me lo iba a impedir.

Abrí azotando la puerta, sabía que algo raro estaba pasando.

—¡¿Qué demonios está pasando aquí?!— la escena decía "culpable" por todos lados.

Una pelirroja de piel bronceada y una morena de ojos claros, cuyo peso oscilaba entre los 20 y 30 kilos, estaban sentadas una a cada lado de Roberto, en nuestra cama. ¡El muy cinco estaba con dos mujerzuelas en nuestra cama! Con razón no me contestaba las llamadas, ni los mensajes; estaba demasiado entretenido como para recordar que tenía una esposa.

—Buenas noches Lili, ¿cómo estás? Pasa, no es como si estuviéramos haciendo algo malo, ¿verdad chicas?—

—No, Robi— contestaron ambas tipas al mismo tiempo— me acerqué a ellos y busqué algo con que atacar... en dado caso que lo llegara a necesitar.

—Tienen 10 segundos para desaparecer, o... les voy a patear sus esqueléticos traseros— dije en un tono de amabilidad fingida.

—Lili, por favor... no trates así a mis amigas—

—¡¿Esta es tu "importante reunión de trabajo"?!— frustrada y enojada, hice las comillas al aire, visualizando la cubitera vacía y con agua derretida, que tenía a mi derecha.

—Bueno, ya terminamos el trabajo— comentó la pelirroja, señalando la blanca mesa de la habitación.

—Roberto, como no saques a estas mujeres de nuestra habitación, te juro que...—

—Recuerdas mi nombre, vaya, que sorpresa— su comentario me hizo darme cuenta de que iba todo ese espectáculo— Mejor, en lugar de que estés reclamando cosas sin sentido, porque no te unes a nosotros—bajó el tirante de la morena y plantó un beso en el hombro.

No supe en que momento mi respiración pasó a ser la de un animal rabioso. Las manos comenzaron a dolerme, las bonitas uñas de acrílico se me clavaban en la palma, tenía los puños tan apretados por el enojo.

Me había llevado mucho tiempo convencer a mi mente de que quería regresar, y cuando por fin lo había conseguido, termine encontrándome que esa desagradable escena.

—Diez... nueve... ocho...—

—Por favor esposa, yo sé que este tipo de cosas te gustan. Yo acepté hacer lo que me perdiste la vez que estuvimos con tu amiguito Josué, ¿no crees que es mi turno?—

El agua helada de la cubitera, voló hacia esos tres. Pensé en lanzarles el contenedor también, pero no merecían ni que los golpeara. Enojada, no, encabronada, me di la vuelta y caminé hacia la puerta.

Te casaste con la GORDA! (Regresa!!)Where stories live. Discover now