Capítulo 5

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Después de dos horas, la gorda decidió salir de la alberca, estaba dormida en un camastro boca abajo, como una ballena encallada... el momento perfecto para molestarla.

Fui a la cocina por un vaso y lo llené con agua y cubos de hielo. Para la próxima me pedirás permiso para usar mis cosas. Me acerqué a ella con cuidado de no despertarla y le tiré el agua helada encima. Se espantó tanto que rodó llevándose el camastro con ella.

— ¡Eres un hijo de puta...!!¿Porque tenías que hacer eso?!— yo reía descontrolado mientras ella trataba de pararse— ¡desgraciado...aaaiinnnss!

—Tu mamá nunca te dijo que las damas no dicen groserías— me limpié las lágrimas que me salieron de tanta risa.

—¡Yo soy una dama!... excepto cuando me molesto... porque entonces me convierto en una perra, bruja, sádica, salida de las entrañas del infierno que te hace desear no haber nacido— me partí de la risa una vez más mientras la gorda enojada se metía a la casa.

Le dije a la servidumbre que no cenaría en la casa, me di una ducha y me fui para el restaurante en el que encontraría a Samuel.

Él era mi mejor amigo desde los 5 años, por tal razón no podía creer que me dejara casar con una desconocida.



***

— ¡Compare (amigo)! — Samuel estaba en la entrada esperándome, nos dimos un apretón de manos y un abrazo.

—Tienes mucho que explicar Samuelito— nos reímos y entramos al restaurante.

Ordenamos nuestra comida y un buen vino para relajarnos. Samuel coqueteaba con la mesera y con una chica de la mesa de al lado. Como no lo había visto desde la fiesta, él no sabía nada y cuando le conté no paraba de reír.

—Te juro por nuestra amistad que no vi cuando saliste de la fiesta, estaba muy entretenido con la morenaza que me encontré. La última vez que te vi... estabas tomando alegremente unos shots de tequila con la gordibuena. No pensé que te casarías con ella.

—Tú divirtiéndote con una súper modelo y a mí me dejaste con esa gorda— negué con la cabeza

—Mira el lado positivo...— bebió de su copa— es una gordibuena muy bonita... al menos eso recuerdo... tenía unas tetas muy apachurrables y ese trasero... ¡uuufff! — lo fulmine con la mirada.

—También tiene unas piernonas y unos brazotes, debe de pesar como unos 200 kilos.

—Algo viste en ella para querer casarte... se me hace que ni estabas borracho... admite que te gusto la vieja — subía y bajaba las cejas rápidamente.

—No digas tonterías, ¿cuándo he andado yo con alguien que pese más de 50 kilos?, Esa va detrás de mi dinero.

—Por lo que me cuentas, se ha portado muy bien contigo, tu por el contrario te portas como un idiota, se más inteligente, si quieres conservar tu dinero... enamórala.

—¿Enamorarla? — por poco escupo el vino—, no puedo ni verla y ¿tú quieres que la enamore? Creo que el vino te afectó, amigo mío.

—Escucha, si la enamoras las tienes de ganar, una mujer hace cualquier cosa por amor y estoy seguro que, si te ama, no te va a pedir ni un peso cuando le pidas el divorcio... Piénsalo, no debe de ser difícil, tan solo míranos... somos unos galanes.

—Pero me da asco... tan solo de pensar que tendría que besarla y... –me retorcí como si hubiera tenido un escalofrió— no sé si podré hacer eso y mucho menos si ella se lo creerá, la he tratado muy mal estos días, sería muy sospechoso que mágicamente ahora me interese por ella.

Te casaste con la GORDA! (Regresa!!)Where stories live. Discover now