Capítulo 32

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Foto de Lilii en multimedia :D



—Pero... Yo... No...— cuando llegó hasta la puerta de la cocina, tomó uno de los paños que estaban cerca, sin sacar el cuchillo, trató de detener la sangre. Riéndose me miró por sobre su hombro.

—Como no vengas a ayudarme, voy a sacarme el cuchillo y te lo voy a clavar en la cabezota— sus ojos estaban llenos de lágrimas pero su auto control era admirable.

No esperamos a Jaime, tomé la camioneta y me adentre en el tráfico, manejando de la peor manera posible, pero rápido.

Los médicos atendieron en segundos a mi esposa. La enfermera me dijo que no me preocupara, que todo estaría bien, al fin de cuentas, no había sido nada grave.

—¿Es usted el señor Valencia?— la amable enfermera, me miró encogiéndose de hombros, como si estuviera disculpándose.

—Sí, dígame, ¿en qué puedo ayudarlo?— el policía se sentó a mi lado y saco una ridícula libreta. Lo que menos necesitaba eran problemas con los puercos (forma vulgar de referirse a los policías).

—Miré no quiero hacer de esto, un problema mayor, solo necesito tomar su declaración, después tomaremos la de su esposa y si todo fue un accidente, lo dejaremos en paz—

—¿A qué viene todo esto?— dije frotándome las sienes.

—Verá, cuando vemos llegar a alguien con una herida como la de su esposa... Tenemos la obligación de ver que no haya sido algo planeado... ya sabe... Asegurarnos que usted no la atacó. Usted comprenderá que si fuera así, no podemos dejar que la doñita se vaya con usted—

—Esa mujer que esta allá...— señalé el consultorio donde la habían metido— Es lo más preciado que tengo, ¿por qué carajos querría hacerle daño?— el policía movió su horrendo bigote y levantó las manos, como diciéndome "y yo que voy a saber"— Estábamos en la cocina, no vi que traía el cuchillo en las manos, la abrace y al chocar contra la isla de la cocina, se clavó el cuchillo—

Policía y enfermera se miraron, ella si me creía, pero él, no tanto. Escribió algo en su libreta ridícula e innecesaria.

—¿Desde hace cuánto es que están casados? ¿Tienen hijos? ¿Habían tenido una discusión como esta antes?—

—Estamos casados desde hace unos ocho meses, no tenemos hijos y no fue una discusión— no quité la mirada de la puerta donde estaba Lili.

—Espero que este diciendo la verdad, los bien posicionados como usted, siempre tienen problemas con sus mujeres, sienten que pueden hacerlas como muñequitas. Antes se podía, pero ahora, por lo menos en este hospital, las cosas ya cambiaron, aquí las mujeres si pueden demandar los abusos que sufren—

—Piense lo que quiera, yo no hice nada malo. Cuando terminen con mi esposa, ella misma se lo va a decir— en ese momento se abrió la puerta y salió la doctora que atendía a mi Lili.

—Ya puede pasar a verla. No le hicimos gran cosa, solo un par de puntos, estuvo a unos milímetros de atravesar arteria femoral— soltó una carcajada como el doctor de los Simpson#— de esa no se hubiera salvado— casi empujé a la doctora para entrar a la habitación.

Lili estaba recostada en una camilla, con una bata de hospital y la pierna vendada. La abrace tan fuerte, que soltó un quejido. El policía carraspeó, deje ir a Lili y ella me sonrió, buscando mi abrazo de nuevo.

Es maldito puerco, volvió a emitir sonido, logrando su cometido de llamar la atención.

—Señora Valencia, tengo que hacerle unas preguntas de ruti... ¡Dios bendito, otra vez tú! Tan bien que había iniciado esta semana. ¿Ahora en que te metiste?—

Te casaste con la GORDA! (Regresa!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora