Capítulo 4

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¡Que suegra que tengo! Fue lo primero que pasó por mi mente. La señora frente a mí, era muy guapa, ahora comprendía que la belleza corría por los genes de la familia por lo menos de madre e hijo. Su cabello rubio y ondulado, le caía hasta los hombros, su piel blanca y ojos verdes, hacían la combinación perfecta. La señora era alta y, lo mejor de todo, ¡no era un palo andante!, tenía unas curvas bien marcadas. No era tan gordita como yo, pero ya era una ganancia para mí...Claro, fue un poco raro, quizá inconscientemente y mientras estábamos ebrios, Roberto pensó en su madre al verme...

Estuve a punto de correr a abrazarla pero Roberto puso su brazo frente a mí.



— ¡¿Mamá...cuando llegaste?!—. Mi "maridito" caminó hacia ella y le dio un beso en la mejilla.

—Tu padre y yo queríamos darte una sorpresa... queríamos asegurarnos de que todo iba bien—. La señora me miró y sonrió aún más.

— ¿No me vas a presentar a esta criatura tan linda que se atrevió a amenazarme? — no pude contenerme más y me lancé abrazándola como si la conociera de años. Mi suegrita me devolvió el abrazo, pero con un movimiento brusco, Roberto me separo de ella— ¿Qué te pasa hijo?

—No le haga caso, soy Lilith, la esposa de su hijo, es un placer al fin conocerla— Roberto me pellizco la cintura, no le agradó nada que soltara la bomba así de fácil.

— ¿Esposa?... ¡¿Te casaste?!

—Yo insistí en que usted y su esposo estuvieran presentes pero Robertito no podía esperar otro día más, nos casamos el sábado... fue una boda sencilla y muy romántica... ¿Verdad mi amorshito?— Sabia que lo estaba haciendo encabronar, yo prometí comportarme como una novia enamorada y es lo que hice.

—Sera mejor que les cuente todo a los dos juntos... ¿Dónde está papá?

—En la co-cocina... voy a tomar un poco de agua yo también... Los veo en el la sala de estar... Mas les vale tener una buena explicación para esto, jovencitos. Por cierto— tomo mi mano entre las suyas—, me llamo Graciela, es un gusto muchacha— por el mismo lugar que entró, salió mirando al techo.

—¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo pudiste decirle que estábamos casados, así como si le dijeras que hoy es lunes?! Me van a matar... me van a matar.... ¡y todo por tu culpa! — empezó a caminar como león enjaulado y a mí me hacía mucha gracia.

—Tranquilo, tranquilo, tranquilito. Yo me encargo de esto, le he caído bien a tu mami, lo vi en sus ojos, solo debemos explicarles la situación. Piensa que estas en una obra de teatro y metete en tu papel, no lo arruines con tus nervios— me fulminó con la mirada, pero yo no deje de sonreír, no estaba nerviosa, durante un tiempo había estudiado teatro y actuación. Era hora de poner a prueba lo que había aprendido.

Estuvimos alrededor de quince minutos inventando nuestra "historia de amor".

Roberto no aceptaba ninguna de mis ideas, para el todo era demasiado empalagoso y nadie se lo iba a creer. Decidimos usar la historia de cómo conocí a Santiago, no tenía nada de fabuloso ni romántico pero era bastante creíble.

—Muy bien, repasemos... Yo era amiga de tu amigo Miguel, él nos presentó, salimos como amigos por unos meses, te diste cuenta de mi arrolladora personalidad, mi inteligencia nata, y caíste enamorado por mí. El sábado fue nuestro primer aniversario de novios y sin poder controlar tu loco corazón, me pediste matrimonio y ¡taran! henos aquí.

— ¿Porque tengo que ser yo quien caiga enamorado por ti?

— ¡Concéntrate! —enfaticé mis palabras con las manos—. Recuerda, tengo 23 años, mi cumpleaños es el 6 de noviembre, signo zodiacal escorpio, me gustan los gatos, odio las arañas, mi color favorito es el rosa, mi papá se llama Tomás y mi difunta madre se llamaba igual que yo.

Te casaste con la GORDA! (Regresa!!)Where stories live. Discover now