Te casaste con la GORDA! (Reg...

By AdriDamita

308K 13.8K 2.1K

¡He vuelto y más perra que nunca! Como la mayoría sabrá, hace ya bastante que retiré la historia por problem... More

Importantísimo! He vuelto!
Advertencia
Introducción
Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Especial decembrino parte 1
Especial decembrino parte 2
Especial decembrino parte 3
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25 Especial de San Valentín.
Capítulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Bonus
Capítulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Epílogo
Agradecimientos.
Noticias especiales
Final alternativo

Capítulo 4

8.6K 517 48
By AdriDamita


¡Que suegra que tengo! Fue lo primero que pasó por mi mente. La señora frente a mí, era muy guapa, ahora comprendía que la belleza corría por los genes de la familia por lo menos de madre e hijo. Su cabello rubio y ondulado, le caía hasta los hombros, su piel blanca y ojos verdes, hacían la combinación perfecta. La señora era alta y, lo mejor de todo, ¡no era un palo andante!, tenía unas curvas bien marcadas. No era tan gordita como yo, pero ya era una ganancia para mí...Claro, fue un poco raro, quizá inconscientemente y mientras estábamos ebrios, Roberto pensó en su madre al verme...

Estuve a punto de correr a abrazarla pero Roberto puso su brazo frente a mí.



— ¡¿Mamá...cuando llegaste?!—. Mi "maridito" caminó hacia ella y le dio un beso en la mejilla.

—Tu padre y yo queríamos darte una sorpresa... queríamos asegurarnos de que todo iba bien—. La señora me miró y sonrió aún más.

— ¿No me vas a presentar a esta criatura tan linda que se atrevió a amenazarme? — no pude contenerme más y me lancé abrazándola como si la conociera de años. Mi suegrita me devolvió el abrazo, pero con un movimiento brusco, Roberto me separo de ella— ¿Qué te pasa hijo?

—No le haga caso, soy Lilith, la esposa de su hijo, es un placer al fin conocerla— Roberto me pellizco la cintura, no le agradó nada que soltara la bomba así de fácil.

— ¿Esposa?... ¡¿Te casaste?!

—Yo insistí en que usted y su esposo estuvieran presentes pero Robertito no podía esperar otro día más, nos casamos el sábado... fue una boda sencilla y muy romántica... ¿Verdad mi amorshito?— Sabia que lo estaba haciendo encabronar, yo prometí comportarme como una novia enamorada y es lo que hice.

—Sera mejor que les cuente todo a los dos juntos... ¿Dónde está papá?

—En la co-cocina... voy a tomar un poco de agua yo también... Los veo en el la sala de estar... Mas les vale tener una buena explicación para esto, jovencitos. Por cierto— tomo mi mano entre las suyas—, me llamo Graciela, es un gusto muchacha— por el mismo lugar que entró, salió mirando al techo.

—¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo pudiste decirle que estábamos casados, así como si le dijeras que hoy es lunes?! Me van a matar... me van a matar.... ¡y todo por tu culpa! — empezó a caminar como león enjaulado y a mí me hacía mucha gracia.

—Tranquilo, tranquilo, tranquilito. Yo me encargo de esto, le he caído bien a tu mami, lo vi en sus ojos, solo debemos explicarles la situación. Piensa que estas en una obra de teatro y metete en tu papel, no lo arruines con tus nervios— me fulminó con la mirada, pero yo no deje de sonreír, no estaba nerviosa, durante un tiempo había estudiado teatro y actuación. Era hora de poner a prueba lo que había aprendido.

Estuvimos alrededor de quince minutos inventando nuestra "historia de amor".

Roberto no aceptaba ninguna de mis ideas, para el todo era demasiado empalagoso y nadie se lo iba a creer. Decidimos usar la historia de cómo conocí a Santiago, no tenía nada de fabuloso ni romántico pero era bastante creíble.

—Muy bien, repasemos... Yo era amiga de tu amigo Miguel, él nos presentó, salimos como amigos por unos meses, te diste cuenta de mi arrolladora personalidad, mi inteligencia nata, y caíste enamorado por mí. El sábado fue nuestro primer aniversario de novios y sin poder controlar tu loco corazón, me pediste matrimonio y ¡taran! henos aquí.

— ¿Porque tengo que ser yo quien caiga enamorado por ti?

— ¡Concéntrate! —enfaticé mis palabras con las manos—. Recuerda, tengo 23 años, mi cumpleaños es el 6 de noviembre, signo zodiacal escorpio, me gustan los gatos, odio las arañas, mi color favorito es el rosa, mi papá se llama Tomás y mi difunta madre se llamaba igual que yo.

—Yo tengo 27 años, mi cumpleaños es el 20 de junio, no se cuál es mi signo zodiacal, también me gustan los gatos, odio cualquier bicho, mi color favorito es el azul marino y mis padres son Graciela Montoya Alviter y Marco Valencia Suarez.

—Bien, vamos a retener tu herencia... por cierto, es géminis

— ¿Qué? — me miró como si le hubiera dicho algo en otro idioma.

—Tu signo es géminis.

Sus padres nos esperaban tomando el té, parecían molestos, pero no realmente como deberían de estarlo. El padre de Roberto lucia más viejo que su mamá, con el cabello canoso y varias arrugas en el rostro. Cuando se levantó para saludarme me sacaba al menos un metro de altura, bueno no tanto, pero era aún más alto que su hijo, y Roberto y yo, ya éramos altos.

Durante tres horas actuamos para convencerles que nuestro matrimonio era verdadero, ellos no estaban del todo seguros de que esto no fuera una farsa para cubrir las idioteces de Roberto así que sí o sí, iban a quedarse a vivir un tiempo con nosotros.

Aquello nos tomó por sorpresa, yo no quería compartir mi cama con Roberto y mucho menos él quería compartirla conmigo. Sus padres insistieron en que si no teníamos nada que esconder no debería resultarnos inconveniente que por un par de semas se instalaran en la casa.

Lo tenían decidido, a partir del viernes todos seriamos una familia feliz bajo el mismo techo. Por lo menos teníamos una semana para adaptarnos y revisar lo que debíamos o no hacer.



***

A las ocho llegó mi querido Santiago invitándome a cenar, fuimos a un bonito y sencillo restaurante italiano, le conté todo lo que ocurrió y él solo negaba con la cabeza.

Lo invité para que se quedara, al fin de cuentas no sabía cuánto tiempo iba a pasar para que pudiéramos estar juntos dándole "vuelo a la hilacha". Roberto me dijo que mientras no fuera en su cama tenia luz verde para hacer lo que quisiera.

Entre beso y beso llegamos a mi designada habitación y nuestra ropa comenzó a volar por todos lados. Mi libido# era inmensa antes de tener la regla, y después, por lo general casi todo el tiempo. Mi físico nunca me detuvo, senos magníficos y trasero levanta pasiones, ser gordibuena para mí era una bendición.

— ¿Estas segura que podemos hacer esto aquí? — solo la ropa interior se interponía entre nosotros

— ¡Cállate y bésame!

Santiago me besaba el cuello mientras me quitaba el sostén, cuando este desapareció, hundió su nariz entre mis pechos y los besó con devoción, me mordisqueaba, lamia y masajeaba. Sin poder contenerme más, le quite su estorboso bóxer, fijándome en que su amiguito estaba más que listo para mí.

Nos recostamos en la cama, yo quede debajo sintiendo su dura erección sobre mis húmedas pantis. Mis gemidos estaban en sincronía con mis caderas; no era una mujer se juegos previos y paciencia, cuando quería tener sexo, no me gustaba perder el tiempo en cosas innecesarias. Si ya estaba excitada y lista, no me gustaba esperar de más. Conociendo mi desesperación, Santi retiró el pedazo de tela que nos detenía para estar unidos.

Yo tenía un DIU (dispositivo intrauterino) por lo tanto podíamos olvidarnos de los condones. De los incomodos y nada oportunos condones, éramos más sanos que un caballo, por lo tanto, no teníamos riesgo alguno al no usar preservativo.

Ni tardo ni perezoso, mi querido noviecito, empujó su erección hasta lo más profundo de mi ser.

Solo gemidos y jadeos salían de mí, a los dos nos gustaba el sexo fuerte y salvaje, y él me daba lo que pedía, lo que ambos queríamos.

—Sí Lili... grita para mí... grita para mí, amor.

—Santi... más duro...más...aah... ¡Santi!

Mientras seguía con el vaivén de caderas, se entretenía con mis senos, su boca amaba recorrer cada centímetro de ellos. Adoraba el calor que comenzaba en mi vientre y se dividía hacia abajo, hasta acalambrar mis dedos de los pies; y hacia arriba, colorando mis mejillas a su máxima capacidad. Santi sabía que eso de mirarnos a los ojos mientras teníamos sexo, era lo peor que podía pedirme, simplemente me molestaba ver a alguien a los ojos mientras estas en un momento tan pasional, eso debía dejárselo a los amantes que se juraban amor eterno y sincero... Por eso en lugar de buscar que nuestras miradas se cruzaran, me dejaba disfrutar, dejaba que mis ojos se cerraran o que mirara hacia otro lado, como por ejemplos las sabrosas venas de su cuello marcadas por el esfuerzo y la lujuria.

—Estoy cerca... Santi... ah...no pares...

—No lo hare...no lo hare.

Exploté cuando Santiago me embistió al mismo tiempo que me mordía el cuello. Él se corrió después de mí y se dejó caer sobre mi pecho.

Nuestras respiraciones eran agitadas e inconstantes, como cualquier persona después de un buen orgasmo. No estaba tan cansada, así que era mi turno para estar arriba... tal vez después de unos minutos para recuperar energías. Estábamos en eso cuando, un horrible golpeteo en la puerta interrumpió el momento post-orgasmo.

Mierda, no debí gritar tanto. Santi rodó para quedar a mi lado y que pudiera abrir la puerta, los golpes eran muy fuertes, creí que la casa se incendiaba o algo así. Corrí al armario y me puse mi bata de seda roja.

Abrí un poquito la puerta y descubrí que era Roberto, con una cara de enojo... la misma que le había visto desde que le conocí.

— ¿Si?, dime.

—Podrían follar sin tanto griterío, algunos queremos dormir...Tus gritos se escuchan hasta mi habitación, al otro lado del pasillo.

—Lo siento "esposito", no volverá suceder – abrí un poco más la puerta y sentí su mirada recorrer todo mi cuerpo, deteniéndose en la abertura de la bata, la cual daba una preciosa vista de mis senos — Eeehh que mi cara está aquí arriba— moví la mano para que me prestara atención.

—Por favor dime que no lo hice yo— señaló uno de los muchos chupetones que adornaban mi escote.

—No tengo idea si fuiste tú, solo sé que por la noche del viernes no los tenía y el sábado que amanecí en tú cama, ya estaban ahí—Santiago sin un gramo de vergüenza me grito que me esperaba en la bañera— .Si me disculpas, tengo unos asuntos que atender— dije con voz sensual y le cerré la puerta en la cara a Roberto.

Me sentí mal por el espectáculo que habíamos dado, estábamos acostumbrados a vivir solos, sin nadie que se quejara por nuestro ruido y ahora debíamos ser más recatados.

Lamentablemente Santi no se quedó conmigo, no queríamos que mis "suegritos" nos pillaran por sorpresa y encontraran a mi verdadero novio. Era tan triste el tener que despedirnos, me había acostumbrado a él, demasiado.



***

Desperté cuando empezaron a tocar a mi puerta, como pude me arrastré y abrí.

—Buenos días señora Valencia— Lupita me sonreía desde el pasillo con una bandeja repleta de comida

—Buenas Lupita...ya te dije que me llames Lilith, Lili, Lil, Lilia, como quieras, por favor... ¡Eso huele delicioso!

—Lo siento señora pero no puedo llamarla por su primer nombre o me metería en un problema con el señor...Vine a dejarle su desayuno— me pare en la puerta para que no pudiera entrar.

—¿Les molestaría si desayuno en la cocina? Ustedes están ahí, ¿verdad? — me miró sorprendida— No me gusta desayunar sola...—bajé la cabeza como niña regañada.

—No nos molestaría en absoluto... sígame.

—¡Que bien!— le sonreí entusiasmada— Solo déjame ponerme mi bata— no pretendía bajar en mi camisón, era demasiado corto, tendría que buscar pijamas decentes, aptas para todo público.

Todo iba perfectamente bien hasta que "don prepotente" entro a buscarme.

— ¿Qué haces comiendo con la servidumbre?

— ¡Buenos días mi amorsh! Yo también te amo.

—Existen unas cositas llamadas cubiertos, la gente civilizada las utiliza para comer, estas cosas se llaman servilletas...— me lanzó una servilleta blanca de tela—, son para limpiarte la boca y que no parezcas niña chiquita— todo el personal nos miraba de reojo, ya no parecía afectarles los gritos de esa bestia.

—Me gusta comer con las manos y embarrarme toda como niña chiquita— le devolví la servilleta. Nos retamos con la mirada hasta que él soltó el aire, dio la vuelta y salió de la cocina.

Me importó un pepino el berrinche del señor, seguí desayunando hasta que no pude más. Agradecí el desayuno y me fui a poner mi bikini, el sol estaba perfecto para un chapuzón.

Tomé mi sombrero y, mis lentes de sol de diva, me puse un poco de bloqueador solar, tratando de cubrir los indecentes chupetones, y agarre una de las suaves toallas.

No quería causar problemas al personal de la casa, así que le pregunte a Martha si podía meterme a nadar un ratito, ella se sorprendió porque yo le pidiera permiso, me dijo que yo era la señora de la casa y que podía hacer lo que quisiera. Esa respuesta me alegró mucho.

Lance todas mis cosas a una mesa que estaba cerca de la piscina y me lance en plan bomba de cañón. El agua salpico mucho y yo sonreí al sentir lo frío del agua sobre mi piel, preferible entrar de una, que, de poco a poquito, así el frío no pega tanto.





¿Pero que se cree esta gorda corriendo y jugando por mi casa como si fuera la dueña?

La estaba observando desde mi terraza, ella no se había dado cuenta, estaba demasiado concentrada disfrutando de mi piscina.

Despreocupada y sonriente, así era la obesa, eso me sacaba de mis casillas, maldito el momento en que la vi atascándose de palomitas en la fiesta. No tenía modales, se comportaba como una niña, pero era grosera como un camionero, sin respeto por nada... Follando y gritando como una loca, comiendo con la servidumbre, abrazando a mis padres como si los conociera desde siempre...una desubicada.

Estaba seguro a al tal Santiago lo tenía amenazado de muerte, nadie en su sano juicio estaría con semejante loca, lo compadecía...

Como no tenía nada menor que hacer, mi plan era a arruinarle el día a la obesa, ella arruino mi vida yo le haría lo mismo mientras estuviera aquí.

Antes de bajar, llamé a mi amigo Samuel, ojalá y pudiera explicarme como es que termine enredado con "doña amabilidad" y que me explicara también porque no me detuvo, los amigos no deberían permitir que te cases con una completa desconocida...

Seguía creyendo que ella lo había hecho a propósito, vi cómo le brillaban los ojos cuando hablábamos de dinero, como todas las mujeres que estaban tras mi dinero. Esa actitud amable y de buena persona daban la impresión de ser un angelito... Ya la iba a descubrir, a descubrir su verdadera persona.

Continue Reading

You'll Also Like

176K 7.5K 40
todo siempre huimos de algo o más bien alguien .... soy EMILY ACOSTA MILLER ... que quien soy ? soy todo y a la ves nada, no e podido encontrar a...
133K 28.6K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
11.3K 995 19
Me llamo Lyam el príncipe del Archipiélago de Ártico Canadiense, de la élite de las sombras, soy un hombre lobo, y no puedo reconocer que ese ser in...
974K 57K 26
《ALERTA DE SURREALISMO Y BASTANTE DRAMA》 ¿Que harías si en tu manada todos creen que eres la omega más débil? ¿Y qué solo tengas una única amiga en l...