Juegos salvajes

Oleh MariaRihers

171K 11.6K 2.1K

Lionel es un chico cuyo pasado lleva tatuado en su piel. Literalmente. Los errores de otros, más concretament... Lebih Banyak

Prólogo
¿Compañeros de cuarto?
La fiesta
Sueño y realidad
Charla a media noche
La fiesta de bienvenida (Parte I)
La fiesta de bienvenida (parte 2)
Buenas noches
Resaca
¡Que comience el juego!
Primer día de clase
Un simple hola
Intenciones
Monstruo
Aléjate de él
Ojos negros
Desgastandonos
Al cuerno
Los ojos del dragón
¿Decisiones tomadas?
Amigos de la infancia
Mi lugar favorito en el mundo
Haciendo arder el cielo
Tentación constante
Me gustas
Gracias por quedarte
Lo haría por ti
Sentimientos
Sentimientos II
Niña desordenada
Carta blanca
Touché
Confesiones que liberan el alma
La destrucción de Lionel Eisen
Adelanto capítulo 36 (Leed "nota autora" del final)
¡Nota importante!
Relaciones
Nota :v

Ojos rojos

3.5K 248 131
Oleh MariaRihers

Capítulo dedicado a FlorDelvalle2 Espero que te guste :3



— ¿Quieres probar? —me ofreció Lionel el porro que tenía en la mano. En mi vida había fumado marihuana por lo que tuve dudas sobre ello durante un par de segundos pero decidí aceptar. No le daba demasiada importancia, tan solo era una experiencia más, aunque la voz de mi padre diciéndome que no tomase drogas retumbó en mi cabeza.

Sus enrojecidos ojos estaban puestos en los míos y ninguno de los dos quería romper esta conexión, no lo hice incluso cuando asentí. El recuerdo de la primera vez que probé el tabaco vino a mi cabeza y el asqueroso sabor junto a la tos descontrolada como si me estuviera ahogando hicieron que dudase de mi decisión.

—No tienes que hacerlo si no quieres —habló de nuevo esbozando una pequeña sonrisa.

—Sé que no tengo que hacerlo pero quiero.

Cuando fui a cogerle el canuto de la mano la apartó de forma brusca haciendo que frunciera el ceño.

—Está bien, está bien, impaciente. Pero si lo hacemos será a mi modo —su sonrisa tranquilizadora se convirtió en una sonrisa traviesa y aunque no supiera por donde iba a tirar estaba segura de que me encantaría.

— ¿Se va a poner mandón, señor Grey? —le pregunté divertida recordando nuestros tonteos de hace unas pocas semanas. Entonces me di cuenta de que, aunque a mi me hubiera parecido todo una vida, tan solo había pasado poco menos de dos meses desde que conozco a Lionel.

—Sin lugar a duda, señorita Steel —me siguió el juego incorporándose de la cama en la que ambos llevábamos tumbados desde hacía algunas horas. —Túmbate, Cleo —me pidió, aunque más bien por su tono autoritario, pareció una orden.

Lo hice. Me eché en medio de la cama acomodándome y lo miré, a mi lado de pie, queriendo descubrir que vendría a continuación. Lionel no se hizo esperar y volviendo a subirse en la cama con el cigarro de marihuana en su boca y con un intenso fuego en su mirada. En cuanto estuvo a la altura de mi cadera agarró el borde de mis panties y los fue bajando con una lentitud de lo más tortuosa.

—Quédate quieta.

En cuanto acabó con la parte de abajo subió un poco más para deshacerse de la camiseta que llevaba y tan sólo sentir el contacto de sus manos rozando mi piel hacía que todo mi cuerpo temblase. Al dejarme completamente desnuda agarró el mechero de la mesilla de noche y se encendió aquel cigarro de marihuana haciendo que el olor inundase mis fosas nasales. Le dio una larga calada y tras dejarlo en el cenicero bajó hacia mi ombligo para comenzar a echar el humo mientras subía hasta mi pecho. La sensación tan extraña pero a la vez tan excitante estaba haciendo que me mojase completamente. Me gustaba el calor que emanaba junto al delicado tacto del humo sobre mi piel. Se quedó sin humo al llegar a mi pecho y tras regalarme una rápida mirada me mordió con suavidad uno de los pezones estirando ligeramente de él. No pude evitar soltar un gemido que mezclado con la sorpresa parecía que me estuvieran matando.

Agarró de nuevo el canuto y le dio varias pequeñas caladas guardando el humo en su boca. Sabía que volvería a repetir el procedimiento, que me volvería a acariciar con el humo dejando sus manos completamente apartadas de mí. Esta vez comenzó desde el pecho y avanzó por mi clavícula y después mi cuello, haciendo que me riera por las cosquillas que me producía. Y en cuanto su camino lo llevó a mi boca, me besó haciendo que el humo se colase en mi boca y que lo aspirase de forma casi necesitada. Tener tan solo el contacto de sus labios sobre los míos y que el resto de su cuerpo se encontrase sobre el mío sin apenas rozarlo me hacía ansiar que me tocase, que sintiera el calor que despertaba en mí.

Me removí debajo suya, tratando de sentir su piel, de sentirlo a él, sin embargo cuando se dio cuenta de mi plan alzó mis manos sobre la cabeza y las mantuvo retenidas ahí.

—Esta es una imagen que no pienso borrar jamás de mi memoria —declaró pero por su tono bajo parecía estar diciéndoselo a sí mismo más que en voz alta. Expulsé el humo que llevaba reteniendo durante unos segundos y disfrute del sabor que había dejado en mi boca. La mezcla del beso de Lionel y la marihuana podía hacerme perder la cabeza.

—Quiero tocarte —confesé aunque él lo sabía de sobras, sin embargo al escucharme un pequeño brillo apareció en sus ojos.

Su boca no se abrió en ningún momento por lo que supuse que no iba a dejarme hacerlo, pero si lo hacía perder la cabeza quizás se le olvidase esta tontería de mandar. De pronto comencé a sentir mi piel arder con el contacto de sus yemas rozando mi costado y no pude evitar luchar para liberarme para hacerle sentir lo mismo. Obviamente, me lo impidió. Era extraño lo intenso que podía ser necesitar tocar a alguien y no poder hacerlo.

Agarró de nuevo el canuto y dándole una larga calada, ya no bañó mi cuerpo con el humo, sino que directamente me besó haciendo que lo absorbiera mientras disfrutaba del acalorado beso. Soltó mis manos para poder deshacerse de su bóxer, bajo el cual apareció su miembro en todo su esplendor. No pude evitar mirarlo mientras se desnudaba, disfruté de aquel espectáculo tan particular y me mordí el labio cuando sus enrojecidos ojos se posaron en mí.

Comencé a sentir un pequeño hormigueo en la punta de los dedos de mis pies que conforme pasaba el tiempo fue subiendo por el resto de mi cuerpo y me di cuenta de que ese era el efecto de la marihuana. Me sentía relajada, casi como si flotase en una nube mágica, pero a pesar de que algunas sensaciones se hubieran simplemente desvanecido otras tantas eran aun más intensas; la primordial era la excitación del momento.

—Me gusta como se ven tus ojos en este momento —dijo Lionel en voz baja mientras sentía como acariciaba mi clítoris con la punta de su miembro, —se ven realmente increíbles —finalizó y conforme lo hizo sentí como su miembro se introducía en mi interior. Cerré los ojos dejándome llevar por una sensación tan arrolladora que no me importaba nada más que este preciso momento.

Un gruñido escapó de su garganta y lo disfruté como si se tratase del canto de unos ángeles mientras volvía a poner mis ojos en él. Mirarlo mientras comenzaba a moverse contra mí me pareció una delicia, ver como se movían los músculos de su cuerpo, los gestos de su cara y sobre todo sus penetrantes ojos negros clavados en los míos.

De pronto, como si una ola de valentía hubiese dominado mi cuerpo, cogí el canuto del cenicero, lo encendí y le di una pequeña calada puesto que su sabor sin la boca de Lionel no era la misma. Agradecí que en ese momento el chico que se encontraba entre mis piernas hubiera decidido disminuir el ritmo para poder acercarme a su boca y besarlo, logrando esa mezcla que me hacía sentirme una adicta.

Como si ese gesto mío hubiese activado algo en Lionel comencé a sentir como aumentaba el ritmo a la vez que la intensidad de los embistes contra mí, así que no me quedó otra que volver a besarlo pero esta vez como si fuéramos fuego. Mi lengua tomó la iniciativa y jugueteó con la suya como si fueran conocidas de toda la vida hasta que la mordí con suavidad. Comencé a jadear en la boca de Lionel sin poder evitarlo, era imposible con la maldad y la rudeza con la que se movía contra mí, así que apoyé mis manos en su pecho y arañé sin demasiado cuidado su piel.

Las sensaciones que experimentaban parecían sacadas de una de mis novelas; la intensidad, el ansia de desear más, el fuego entre nosotros, su mirada puesta en mí, sus manos tocando cada centímetro de mi ser...

Y de pronto, con una última embestida sentí como Lionel se corría y, como si fuera un acto reflejo, yo también. Arquee mi espalda al sentirlo, era inevitable en un clímax tan sumamente profundo y antes de que pudiera siquiera recobrar la respiración su boca selló la mía.

Unos segundos más tarde Lionel se levantó de encima de mí para recostarse a mi lado y agarró aquel canuto para darle una buena calada. Me lo volvió a ofrecer pero le dije que no, ya que creo que esta sensación debía quedarse como estaba, así ya era perfecta.

— ¿Cómo puede ser que el sexo cada vez sea mejor?

—Creo que es porque ya no es solo sexo.



(...)

En cuanto abrí los ojos inconscientemente mi mano buscó el cuerpo de Lionel y en cuanto lo encontró a mi lado me dispuse a mirar a mi alrededor como si esperase que algo hubiera ocurrido. Me di cuenta entonces de que ya era de noche, así que habría dormido unas cuatro o cinco horas y entonces miré el móvil, que tenía en la mesilla de noche, para darme cuenta de que en realidad fueron siete. Eran las dos de la mañana.

Me incorporé con delicadeza para dejar que mi cuerpo se acostumbre al movimiento de nuevo y tras un último segundo de paz completa me levanté, me puse una camiseta que encontré en el suelo y me dirigí al baño para poder hacer pis. Entonces sentí una cosa extraña; alguna especie de líquido escurriéndose por mis piernas.

Avancé con más ímpetu por miedo a descubrir que fuera la regla y en cuanto llegué al baño cerré la puerta. Tras encender la luz mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse pero en cuanto lo hicieron llevé la mano a mis piernas para ver que era lo que ocurría; jamás me había pasado algo como eso. Al ver que no era sangre lo que había en mi mano sino un liquido blanquecino no pude evitar gritar. No era posible. Totalmente esto no era posible.

A pesar del pánico que estaba invadiendo mi sistema pude oír los pasos de Lionel al venir corriendo hacia el baño y como abría la puerta para encontrarme completamente histérica.

— ¿Qué pasa?, ¿Estás bien? —me miró de arriba abajo como si estuviera evaluando los daños pero conforme no veía nada grave su ceño se fue frunciendo y se quedó esperando una explicación.

Tuve que tomar varias respiraciones profundas antes de poder hablar.

—Creo que se me ha quedado el condón dentro —dije directamente sin adornos ni florituras.

— ¿Por qué crees eso?

—Porque tu semen está escurriéndose por mis piernas —de nuevo mi sinceridad arrolladora se había activado. —Tengo que ir al hospital.

—Espera, Cleo, creo que no será necesario. La he cagado.

— ¿A qué te refieres? —pregunté pero lo cierto es que no me parecía importante, —Da igual, ahora tengo que irme, lo hablaremos cuando vuelva.

En mi mente no hacía más que darle vueltas al tema y la palabra embarazo activó todas las alarmas en mi interior. No podía siquiera pensar en ello, seguro que si lo hacía me terminaría paralizando o dándome un ataque de ansiedad así que fui corriendo a la habitación para vestirme y solucionar este embrollo.

—No utilicé condón —habló de pronto Lionel paralizando toda mi puesta en marcha. Debía haberlo oído mal, era imposible que no hubiera usado condón, siempre usábamos preservativo.

— ¿Cómo dices? —todos mis sentidos estaban puestos en escuchar lo que sea que hubiera dicho antes que no debí entender de forma correcta.

—No me puse preservativo —repitió, —lo siento, Cleo, ni siquiera lo pensé hasta ahora, simplemente ocurrió.

— ¿Me estás diciendo que puede que me haya quedado embarazada porque ''simplemente ocurrió''? —bufé comenzando a moverme de forma nerviosa y sin ningún sentido por la habitación.

—Ya te he dicho que lo siento, no lo hice a posta, ni siquiera lo pensé. Además éramos los dos los que estábamos follando, tú también podías haberte dado cuenta.

—Ahora resulta que tengo la culpa yo, lo que me faltaba.

—No he dicho eso, cálmate y pensemos en las opciones que tenemos.

Por más que desease tirarme encima suya a besarle y morderle, sobre todo a morderle, tenía razón y debíamos sopesar que paso debíamos seguir a continuación. Traté de calmarme mientras esperaba que una milagrosa idea llegase a mi cabeza.

—La pastilla del día después —dijo Lionel de pronto con cierta emoción y entusiasmo en su voz. —Ya está, vamos a comprarla y listo.

Tras asearme como podía y vestirme con lo primero que me había encontrado, salimos en busca de una farmacia de guardia, algo que no nos tomó toda la vida gracias a internet. Entramos con toda la vergüenza del mundo en la farmacia, aunque sinceramente no vi que Lionel se sintiera violento por la situación, y compramos la dichosa pastilla. En cuanto lo hicimos un gran peso desapareció de mi espalda y pude respirar con normalidad de nuevo.

Después volvimos a la habitación, saqué la pastilla de mi bolsillo y la miré sin saber muy bien que hacer; ¿Debía tomármela o no? Me entraron serias dudas, información y datos sobre bebes, embarazos y tonterías similares comenzaron a pasar por mi cerebro como si se tratase de un ordenador y en ese momento me di cuenta de que era un ataque de locura.

Pero si lo era ¿Por qué sigo mirando la dichosa pastilla en vez de tomármela?

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

129K 7.3K 89
Un nuevo novato o novata? Una chica llega al área Como deberia convivir con hombres
800K 35.1K 48
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
1.5M 111K 83
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
3.6M 159K 131
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...