Taylor's POV.
Al llegar la ambulancia, los paramédicos fueron en busca de Keiler, le pusieron una máscara de oxígeno y la subieron a una camilla para llevársela frente a casi todos los que estábamos en el lugar.
-Okey chicos, vuelvan a sus actividades.- habló una profesora. Intenté convencerla minutos antes de dejarnos ir con Keiler pero se nos negó. Solo Chase fue con ella ya que obviamente no era su obligación estar aquí.
-¿Dijo que te llamaría?.- preguntó Grease refiriéndose a Chase.
-Si. Será mejor que volvamos.- dije.
Keiler's POV.
Estaba en una cama de hospital, rodeada de paredes blancas y conectada a distintas agujas. Tenía una aguja conectada a mi muñeca y otras en ambos brazos. Tenía la boca seca debido a el tubo que me permitía respirar.
-Al fin despiertas. Joder, me diste el susto de la vida.- dijeron a lo lejos. Chase apareció en mi campo de visión.- Llamaré al doctor.- intenté asentir pero el tubo me lo impedía ya que me lastimaba un poco.
-Hola.- dijo un señor algo mayor acercándose a mi.- vamos a sacar esto, deberías poder respirar.- apuntó el tubo.
Se puso unos guantes y procedió a quitar aquel molesto tubo. Mi garganta dolía pero era soportable, lo más importante es que podía respirar.
-Pedí tu historial médico.- dijo levantando una carpeta azul.- tu amigo me ayudó a conseguirlo.- fulminé a Chase con la mirada, no era necesario.
-¿Entonces?.- pregunté.
-¿Fumas?.- preguntó. Negué.
-¿Bebes alcohol?.
-Ocasionalmente.- respondí, de hecho últimamente casi ni lo hacía.
-Tengo entendido que tus pulmones fallaron hace unos años.- habló.- pero todos los exámenes de sangre no llevaron a ninguna patología.
-¿Y ahora?.- pregunté.
-Están fallando otra vez y los exámenes tampoco me dicen nada, quiero tomar una radiografía y ver que pasa.- dijo. Asentí.- estas muy delgada y puedo notar que haces mucho ejercicio, esto provoca que tus defensas sean débiles. Tienes que alimentarte.- informó.
-Lo hará doctor.- dijo Chase mientras me observaba algo molesto. Luego, el señor de bata blanca dejó la habitación para ir a encargarse de sus otros asuntos.- ¿Será necesario estar vigilándote para que te alimentes?.- preguntó acercándose a mi.
-No seas exagerado.- respondí.
-Eso me dice que si.- se encogió de hombros.
-Tenemos que irnos de aquí, tengo trabajo que hacer.- dije.
-¿Acaso escuchaste lo que dijo el doctor?.- preguntó frunciendo el ceño.
-Chase t...
-Chase nada.- me interrumpió.- Joder Keiler, tus pulmones están fallando otra vez y tu solo puedes pensar en ese idiota.- habló molesto.
-No lo entiendes.- susurré.
-¿De verdad crees que no lo entiendo? Se que tu libertad está en juego, pero ¿crees que tu vida es menos importante que Dmitry? Porque déjame decirte que si es así tienes un serio problema.- contestó. Me sentía como una niña siendo regañada.
-No creo eso, solo que... ya no sé qué hacer en estos casos, estoy acostumbrada a estar haciendo algo siempre.- contesté. Se formó un silencio.- No sé si soportaría estar meses en un hospital otra vez.- solté.
-Entonces no apresures las cosas Warren, saldrás de aquí cuando los doctores digan, no cuando tú digas. Además yo voy a estar aquí, tienes la mejor compañía.- se encogió de hombros. Sonreí.
-Está bien...
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-Ok, tengo los resultados.- habló John, el doctor encargado de mí. Esta tarde me habían llevado a hacer otros exámenes y me habían dado una comida que era realmente asquerosa, hasta Chase cocinaba mejor, y déjenme decir que la comida de Chase dejaba mucho que desear.
-¿Qué tan mal estoy?.- pregunté encogiéndome de hombros. La forma en que me observaba al entrar a la habitación no me decía que estaba en perfecto estado.
-Tus arterias pulmonares están ejerciendo mucha resistencia al recibir la sangre del corazón y le trasladan una presión mucho mayor para que tus pulmones puedan funcionar correctamente, si dejamos que esto siga tus pulmones pueden fallar por completo.- dijo.
-Pero ¿a qué se debe eso?.- pregunté.
-Tienes una enfermedad obstructiva, no sé si llamarla crónica porque sé que antes ya tuviste problemas y si fuera crónica habrías muerto hace un par de años. Por lo que vi, se presenta como Enfisema, que es un daño a los pulmones con el tiempo, como no fumas es por falta de una proteína, la alfa-1 antitripsina, está ayuda en la protección de tus pulmones.- finalizó.
-¿Tiene tratamiento?.- preguntó Chase.
-Si, tu enfermedad puede pasar a mortal si no te cuidas bien, te inyectarás la proteína vía intravenosa, vamos a probar cada cuatro semanas, si sientes mucho dolor y te cuesta respirar muchas veces seguidas la administraremos todas las semanas.- habló.
-¿Puedo inyectármela yo?.- dije.
.¿Sabes hacerlo?.- preguntó. Asentí.
-Entonces no hay problema, te daré una receta para que puedas comprarlas las veces que sea necesaria, ¿está bien?.- dijo.
-sí.- respondí asintiendo.
-Bien, te podrás ir ahora, iré a firmar para que puedas salir.- comunicó para luego cerrar la puerta tras él.
-Te traeré tu ropa.- dijo Chase, supongo que la había ido a buscar ayer luego de traerme hacia acá. Por mientras me levanté para ir a ducharme, me cepillé los dientes y luego me vestí con la ropa que Chase había dejado sobre la cama.-¿Estás lista?.- preguntó sin abrir la puerta.
-Si.- respondí, abrió la puerta dejándose ver, me sonrió.- He hablado con el doctor. Dijo que en un ataque debes inyectarte adrenalina o puede ser peor de lo que fue ayer.- habló.
-Okey.- respondí.
-¿Te sientes bien?.- preguntó.
-Mucho mejor.- respondí. Después de despedirme del doctor nos fuimos al auto que Chase había ido a buscar.
-Tus cosas están en tu casa, los chicos la trajeron del campamento.- Hablo Chase.- el reporte no formará parte de tu nota.- dijo.
-Que bien.- hablé, aunque salió más como un susurro.
-Keiler, ¿qué pasó ayer?.- preguntó cuando el semáforo pasó a rojo. Dirigí mi vista hacia él.
-Quisiera no hablarlo ahora.- contesté. Soltó un suspiro.
-¿Están vivos verdad?.- habló. Sentí como mis ojos se comenzaban a cristalizar.
-Chase, por favor.- dije.
Asintió y nos quedamos en silencio hasta llegar a casa. Una vez allí fui a mi habitación y cerré la puerta tras de mi, me dejé caer en la cama y sin previo aviso las lágrimas comenzaron a salir. Joder, ¿por qué me pasaba esto justo ahora? Tengo una misión que terminar y mi mente está en todas partes menos en la misión. Primero, mis padres estaban vivos, segundo, esta maldita enfermedad.
-¿Qué estás haciendo?.- preguntó mamá riendo.
-Quiero vestirme como tú.- dije mientras intentaba caminar con sus zapatos de tacón.
-Créeme que cuando seas grande los odiarás.- habló mientras se ponía de rodillas para estar a mi altura.
-Yo ya soy grande.- respondí estirando mis brazos hacia arriba.
-Solo tienes seis años.- rio. Me encogí de hombros.
-Pero que bella te vez.- dijo papá entrando a la habitación.
-Soy como mamá.- contesté saltando hacia él. Lo abracé por la cintura y rodeé sus piernas con las mías.
-Así es mi pequeña, tengo algo especial para ti.- habló. Me separé rápidamente con una sonrisa gigante. Se arrodilló y sacó una pequeña caja de su bolsillo.
-¿Qué es?.- pregunté tomando la caja.
-Tienes que abrirlo para saberlo.- sonrió. Abrí la pequeña caja y tenía una pulsera con dos iniciales. Una "A" y otra "C"
-¿Qué significan?.- pregunté.
-Es un regalo de alguien muy importante.- dijo mamá ubicándose al lado de papá.
-¿De quién?.- pregunté.
-Algún día lo sabrás...
Desperté y me senté en la cama. Fruncí el ceño y vi la hora en el reloj que estaba en mi mesa de noche. 9:27 AM. Nunca había soñado con ellos desde su supuesta muerte. Pasé mis manos por mi cara hasta que recordé algo. Me levanté y abrí una caja de color fucsia que tenía desde que tengo memoria, allí encontré la pulsera. ¿Cómo había olvidado la existencia de esta cosa? Ahora todo era muy obvio "A" y "C"
Amelie Clark.
Tomé mi celular y una chaqueta, me había quedado dormida con la ropa que llevaba puesta así que hice mi aseo personal para luego bajar y salir con cuidado. Pasé por el comedor sin hacer el mínimo ruido ya que Chase estaba durmiendo en el sofá, abrí la puerta principal y salí. Toqué el timbre y esperé por un rato hasta que Noah abrió la puerta.
-¿Keiler? ¿Cómo estás? ¿Está todo bien? ¿Te encuentras mej...
-Noah.- lo detuve. Asintió y me dejó pasar.
-¿Qué haces por aquí?.- preguntó mientras lo seguía hasta lo que parecía ser una sala de estar.
-¿Quie.... Oh.- dejó de hablar al verme. Noah miraba a Amelie y a mí reiteradas veces.
Sin decir nada saqué la pulsera de mi bolsillo esperando que no fuera ella quien me la había regalado.
-¿Tú me enviaste esto?.- pregunté dejando ver la pulsera. Ella la tomó entre sus manos y sus ojos se cristalizaron, asintió. Joder.- Puedes quedartela.- dije para luego pasar por su lado, necesitaba salir de aquí. Cuando abrí la puerta y dí un paso choqué con un esbelto cuerpo.
-Lo siento.- dijeron, levanté mi vista rápidamente. Definitivamente este no era mi día.
-Keiler.- dijo la señora a su lado.
Tenía frente a mi a los Warren, pero lo único que pasaba por mi cabeza es que ellos lo sabían. Los Clark sabían que mis padres estaban vivos.