Fairytale (usuk)

By Epifania-chan

14.8K 2.8K 2.4K

"¿Sabes por qué no crees que en la magia? Es porque hubo un tiempo podías verla y sentirla cerca de ti. Pero... More

Nota
Capítulo 1: La invitación
Capítulo 2: Nuevos amigos
Capítulo 3: El reino de los seres mágicos
Capítulo 4: Soledad
Capítulo 5: Fuego
Capítulo 6: Fantasma
Capítulo 7: Invisible
Capítulo 8: Dulces
Capítulo 9: Miedo
Capítulo 10: Adiós
Capítulo 11: Salto en el tiempo
Capítulo 12: Ilusión
Capítulo 13: Realidad 1/2
Capítulo 14: Realidad 2/2
Capítulo 15: Un paso más cerca de la magia
Capítulo 17: Amigo imaginario 2/2
Capítulo 18: Alas rotas
Capítulo 19: El psicólogo
Capítulo 20: Lastima
Capítulo 21: Convivencia
Capítulo 22: Sinceridad
Capítulo 23: Problemas
Capítulo 24: Recuerdos
Capítulo 25: Una gran cruzada
Capítulo 26: Sonrisa
Capítulo 27: Reencuentro
Capítulo 28: Dos cosas sobre las despedidas
Capítulo 29: La librería
Capítulo 30: Una hermosa vista
Capítulo 31: Paz
Capítulo 32: Despedida
Capítulo 33: Cartas
Capítulo 34: Locura
Capítulo 35: Perdido en la oscuridad
Capítulo 36: La noche en la que las estrellas bajan a la tierra
Capítulo 37: ¿Quien eres?
.
Capítulo 38: Perdón
Capítulo 39: Ultima oportunidad
Capítulo 40: Encuentro
Capítulo 41: Al final del camino. Parte I
Capítulo 42: Al final de camino. Parte II
Capítulo 43: El juicio de Astreo
Capítulo 44: Un vistazo a la verdad
Capítulo 45: El deseo de una estrella fugaz
Capítulo 46: Un comienzo disfrazado de desenlace

Capítulo 16: Amigo imaginario 1/2

286 62 27
By Epifania-chan

Nota: Bueno, me vi obligada a cortar este capítulo por la mitad, ya que sino habría sido muy largo y realmente no quiero que la lectura se les hiciese pesada, además que por alguna razón se me hacen mas estéticos los capítulos de corta duración (Un fetiche mio, no hagan caso). Además, esta nota es con el fin de advertir que este capítulo no transcurre en el mismo tiempo que los capítulos anteriores, sino que es antes de eso, pero supongo que lo entenderán al leer. 

***

—¿Arthur?— Volvió a llamar el pequeño ladeando  su cabeza en diferentes direcciones con tal de buscar a su amigo, más este no respondía.

Alfred se puso de pie y examinó nuevamente la habitacion en la que algunos niños aún dormían, pero Arthur seguía sin dar señales de su presencia.

Creyendo que tal vez el británico le estuviese jugando una broma, Alfred comenzó a fijarse si se encontraba en el armario, debajo de las camas, detrás de las cortinas. Luego de comprobar que no se encontraba en ninguno de estos lugares, ni en ningun otro rincón de aquella gran habitacion que compartía con otros trece niños. Alfred salio corriendo sin siquiera preocuparse por cambiarse el pijama

Mientras algunos niños desayunaban el siguió buscando a Arthur, primero por lugares convencionales como la cocina, la sala de estar o el patio; luego, con un deje de preocupación comenzó a ir a los lugares en los que solían jugar con más frecuencia: los árboles altos, el patio trasero, no busco en el techo solo porque era incapaz de llegar a el sin ser ayudado por la magia de Arthur.

—Si estuviese jugando a las escondidas... ¿Dónde me escondería?— Se preguntó Alfred a si mismo ya cansado sin saber donde mas buscar: debajo de las escaleras, el sotano... incluso se había metido en el despacho de la madre superiora donde se encontraba la pieza de jesucristo que tanto le aterraba.

Ya estaba anocheciendo, y nuevamente intentaba torpemente trepar por un árbol sin éxito pues al caer de caro se raspo la mejilla y se lastimó el pecho y la panza arrancándole una exclamación de dolor.

—No me gusta este juego Arthur— Susurro secando las lágrimas de su mejilla, aun creyendo que su amigo podria escucharlo. El viento sopló con fuerza haciendo que al pequeño le dieran escalofríos. Una llamada de las monjas advirtiéndole que ya no eran horas de estar fuera le hicieron terminar con su búsqueda por ese dia.

***

—Tal vez tuvo que visitar a un amigo o algo, seguramente debió irse en la noche, y no me aviso para no despertarme— Decia el niño mientras caminaba en direccion al comedor acompañado de su hermano.

—Alfred, te digo que nunca existió el tal Arthur— Le respondió Matthew un poco asustado de cómo podria tomarse Alfred aquello.

Claro que si, tu solo estas celoso porque no puedes verlo.

Luego de advertir la dureza en la voz de Alfred, junto con la mirada llena de odio que le dedicaba, Matthew se dijo a sí mismo que era mejor no seguir con aquel tema. ¿Pero de qué otra cosa podrían hablar? Hacia varias semanas que Alfred casi nunca estaba con los demás niños, mas bien nunca estaba y ya. Desaparecía durante horas y al volver cuando alguien le preguntaba la razón el solo decia que habia estado con Arthur, y cuando se relacionaba con el resto seguía hablando y hablando constantemente de Arthur; diciéndoles que este era un ser mágico, por lo cual sólo él era capaz de verlo, que Arthur era quien le había dado los dulces, que venía de Inglaterra, que tenía más de 100 años, entre otras cosas... y eso no estaba ni cerca de ser lo menos creíble de sus historias, una vez por ejemplo según él fue junto a Arthur a Inglaterra porque él queria conocer Londres y Arthur queria ver que tanto había cambiado su país, "Llovía demasiado, pero fuera de eso fue muy divertido ¡me hubiese gustado traer fotos del big ben, pero no tenia camara ni dinero para comprarlas" El niño decía esa clase de cosas con tanta seguridad, que a algunos de los infantes incluso les costaba no creerle, otros en cambio, y en este grupo se encontraba Matthew, pensaban que Alfred había perdido la cabeza.

Aunque nadie entendía cómo es que las monjas no notaban sus ausencias; si milagrosamente se encontraba a la vista de los demás también podía vérsele hablando, jugando y riendo solo,o cual de vez en cuando se tornaba un poco aterrador.

—Tengo que ir al baño— Susurró Matthew para alejarse de su hermano. Dejando nuevamente a Alfred solo con sus pensamientos.

La búsqueda de ese dia fue más intensa y minuciosa que la anterior, Alfred incluso había revisado el refrigerador de ja cocina y bajo la alfombra unas tres o cuatro veces. A pesar de solo haber transcurrido dos días desde la desaparición del ingles, se sentía realmente angustiado. De pronto el orfelinato se había vuelto un lugar lleno de escondites en los cuales no podía dejar de revisar, más de una vez le habían regañado por meterse en el cuarto de las monjas, de las cuales, lamentablemente, muy pocas creían la historia de Arthur.

El cuarto día, las monjas tenían una sorpresa preparada para los niños: Irían a visitar una galería de artes que se había inaugurado recientemente; a algunos de ellos no les llamaba mucho la atención, otros en cambio se encontraban emocionados, pero todos estaban alegres de poder salir a pasear. 

La galería había abierto sus puertas al público hacía poco menos de un mes, y por alguna razon, habia pensado que seria una buena idea invitar a sus revoltosos e infantiles vecinos del orfelinato a una visita totalmente gratuita; la madre superiora, quien era una mujer extremadamente recta y conservadora, no estaba del todo de acuerdo, pero al ver que aquella invitación incluso había interesado a algunas de las monjas, a la larga terminó por ceder. 

Los niños estaban tan felices por la salida que incluso el recorrer el trecho que separaba el orfelinato de la galería (tres manzanas) se había vuelto una de las partes más divertidas del viaje: constantes canciones, juegos, miradas curiosas observando el mundo a través de las ventanillas del autobús. Alfred, quien se encontraba un poco mejor que el dia de ayer, parecía igual de feliz que el resto de niños ya que la salida le había ayudado un poco distraerse, definitivamente ese prometía ser un gran dia, aun si la galería no fuese divertida.

Los niños habían sido divididos en dos filas de siete, las cuales eran encabezados por dos monjas diferentes. Alfred era el segundo en su fila, detrás de la regordeta hermana Madeline. 

Mientras ambas monjas intercambiaban algunas palabras, el niño intentaba ver a través de los coloridos vidrios policromados que cumplían el rol de puerta.

Estos se abrieron dejando ver un enorme y larguísimo pasillo en cuyas paredes totalmente blancas había colgados miles de cuadros los cuales poseían un sinfín de vibrantes colores que incluso parecían brillar. Colgando del techo, cada cierta distancia, había bellas y elaboradas arañas de cristales también coloridos. Algunos niños entraron resbalando sus zapatos en el piso de marmol pulido, ganándose un regaño  por parte de la hermana Olive. 

—Escuchen niños, visitaremos cada sección de la galería, pero lo haremos por orden— Dijo la hermana Madeline intentando mantener el control ante la docena de curiosos y revoltosos niños que ya comenzaban a dispersarse. 

—Por eso no se separen, cualquier cosa que sientan curiosidad de ver, la veremos a su debido tiempo ¿Si?— Agrego la hermana Olive.

—¡Mira mira!— Exclamó Matthew emocionado mientras señalaba uno de los cuadros que ahí se exhibian entre tanto usaba su mano libre para zamarrear el brazo de su hermano. —¡Se parecen a Kumajiro.

Alfred observó atentamente la pintura al óleo en la que podían verse varios osos polares y mentalmente los comparó con el oso de peluche de su hermano. 

—Si, se parecen un poco— Respondió pensativo. 

A pesar de contar con un guia el cual se supone debía saber explicarles todo lo que allí había, eran pocos los niños que realmente escuchaban. Aunque cuando pasaron por una sección en la cual había específicamente esculturas de cerámica, algunos niños se asustaron un poco con la que había en el medio de la sala, la cual tenía una extraña forma, como si una persona estuviese convirtiéndose en árbol. 

Nuevamente en una sección dedicada totalmente a pinturas Alfred sintió un escalofrío y tuvo que contener una exclamación de asombro en cuanto vio el lienzo que se exhibía en unas de las paredes. 

No puede ser...— Se dijo el niño a si mismo mientras que inconscientemente caminaba en dirección de la pintura, ignorando la advertencia de no separarse que las hermanas habían dado con anterioridad, por suerte, la atención de estas dos se encontraba perdida en la explicación que el guía les daba sobre una pintura. 

La obra que cautivó la atención del niño, no era la más llamativa ni la más grande, pero si una de las más bellas. En ella podía verse un pueblo antiguo retratado en tonos oscuros y apagados; en lo que parecía ser el  centro del condado había una bella y elaborada fuente la cual tenía una pequeña torre en el medio y en la punta de esta podía verse la escultura de un niño pequeño con semblante entristecido. Parado frente él, un hombre adulto identico al muchacho observaba la figura del niño con una mirada vacía y pequeñas lágrimas cayendo de sus ojos. Pero esa estatua no era cualquier estatua, y aquel hombre tampoco era cualquier hombre. Alfred lo reconoció al instante, ese cabello, esos ojos, esas cejas. Era Arthur. 

Continue Reading

You'll Also Like

34.4K 2K 89
Mikey tiene un secreto que a mantenido desde que era pequeño Que se que Toriel la reina del supsuelo abrió un portal por accidente donde estaban la...
6.8K 302 14
Yuu será la única mujer de los pilares y estos competirán por ver quién gana el corazón de yuu Humor latenoamericano por qué si xd Pilares x yuu meno...
5.7K 293 12
Bienvenid@ hij@s del mal ! 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 :𝙢𝙞𝙩𝙖𝙠𝙚, 𝙜𝙮𝙪𝙪𝙩𝙖𝙣, 𝙐𝙯𝙪𝙯𝙚𝙣, 𝙨𝙝𝙞𝙣𝙤𝙢𝙞𝙩𝙨𝙪, 𝙨𝙖𝙣𝙚𝙤𝙗𝙖 💖
1.9K 110 14
soy nueva en esto de escribir historia pero no sé quejen de que tenga algunos cap con harta falta de ortografia que voy arreglando con el tiempo me...