-Oye, jefe, necesito fertilizante-le dije al guardia que nos vigilaba mientras hacíamos trabajos para la IP. Me miró y rodó los ojos, hizo una seña para que fuera junto con un "no tardes".
Me giré y miré a Michael, quien me devolvió la mirada mientras pasaba al lado suya.
-Necesito más PVC, ¿puedo ir?-dijo Michael mirando al guardia. Asintió.
Le hice una señal a Abruzzi, quien debía inventarse también una excusa para entrar y después crucé la puerta. Segundos más tarde, Mike entró, sentándose encima de un paquete de fertilizante. Después, entró Linc.
-Adams ha roto un paquete de fertilizante-gritó John desde fuera-. Eh, tú, ven a ayudarla a limpiarlo, antes de que esto huela como San Juan-dijo refiriéndose a Fernando.
Cuando Abruzzi entró, me crucé de brazos y levanté una ceja mirándole. Él rodó los ojos y miró a Mike.
-Ya llega, ¿se puede saber a qué viene todo esto?-Sucre entró mirándonos a todos con la boca abierta confundido.
-Nos vamos a fugar con ellos-dijo Michael.
-Yo creo que no, novatos. Ese no era el trato-dijo acercándose a nosotros-. Dejé pasar lo de la chica, pero esto ya es abusar de mi generosidad-hizo una pausa mirando a Lincoln-. Además, no pienso trabajar con esta mala bestia-le señaló. Me levanté del saco de fertilizante en el que estaba sentada, quedando frente a él.
-No te pases, John-murmuré con una mirada amenazadora y un dedo señalando su pecho haciendo que me mirase sin comprender el porqué le defendía. Lincoln lo estaba pasando muy mal, no iba a permitir que le insultara.
Sentí una mano cogiendo mi muñeca derecha alejándome de Abruzzi. Miré de reojo sobre mi hombro y vi a Mike lanzándome una mirada de advertencia para que no hiciera tonterías.
-Sí me paso-dijo mirándome y después desvió la mirada hacia Linc-. Eh, ¿y a ti qué te pasa, tío?
Vi cómo Burrows se acercaba amenazadoramente a Abruzzi.
«¿Por qué sólo me apartas a mí, Michael? Él está haciendo lo mismo que yo» pensé indignada.
-Si vuelves a tocar a mi hermano, te mato-dijo refiriéndose a cuando le cortó los dos dedos del pie.
-¿Tu hermano?-dijo confundido pensando. Cuando lo entendió, miró a Michael- ¿Es tu hermano?- empezó a reírse apartando a Lincoln y acercándose a nosotros, cambiando drásticamente su rostro a uno serio.
-Tenemos poco tiempo-dije mirando el reloj de mi muñeca izquierda.
-O nos peleamos o hablamos en serio. Nos hemos reunido porque hay que tomar una decisión-hizo una pausa-: English, Fitz o Percy-nos miró a cada uno de nosotros, parando su vista en mí.
«¿Se lo digo o dejo que ocurran las cosas?»
Levanté mis cejas, haciendo que desviara la mirada.
«Si se lo digo, todo será más rápido pero entonces no tendrá la confianza del alcaide...»
-Creía que lo tenías todo controlado, novato-dijo Sucre haciéndome volver a la realidad. Miré al frente, dejando mis pensamientos a un lado, y hablé:
-Hace falta más que cavar unos agujeros-dije con la mirada perdida, haciendo que todos me mirasen, incluido Michael-. Hay ojos y oídos. Cosas que no se podían preparar desde fuera...-levanté mi vista, dejando a todos confundidos- O eso creo-me encogí de hombros.
-Así es-dijo Michael un poco sorprendido, pero rápidamente volvió a su postura seria.
-¿English, Fitz o Percy?-preguntó Lincoln.
-Es una de esas cosas, obviamente-dije, a lo que Michael asintió.
-¿Y cómo coño piensas llevarlo a cabo exactamente?-dijo Abruzzi acercándose a Michael.
-Te he dicho que no te pases, John-gruñí lanzándole una mirada de advertencia. Él me miró con una sonrisa falsa y se alejó lentamente con las manos en alto.
«Emily solía decirme que mis miradas daban miedo y que por eso los chicos no se acercaban a mí»
-Con ayuda de mis amigos-fue lo único que dijo Mike.
°•°•°•°
Al acabar el horario de la IP, todos nos fuimos a nuestras celdas. Yo iba caminando junto a Michael, Fernando y dos guardias más.
Al estar ya en el segundo piso, otro guardia salió de la celda de los chicos.
-Sucre, espera. Scofield, tienes compañía-dijo deteniendo al puertorriqueño y dejando pasar a Mike, que nos dedicó una mirada confusa antes de entrar en la celda-. ¿Puedes llevar a Adams a su celda, Harris?-un guardia a mi lado asintió, me cogió del antebrazo y empezó a caminar. Eché un vistazo a la celda de Mike, encontrándome con el alcaide Pope.
Entré en mi celda, y al estar ya cerrada, me apoyé en las rejas, intentando escuchar la conversación. No sirvió de mucho, pero al parecer Henry se levantó de donde estaba sentado y se acercó a Michael, porque sino no podría explicar el cómo lo podía escuchar en ese momento con más claridad que antes.
-Te van a trasladar-dijo Pope.
-¿Qué?-preguntó Mike confundido.
-Te van a llevar a Statesville.
-No puede hacerlo.
-Claro que puedo, soy yo el que manda aquí-hizo una breve pausa-. Esta es mi casa.
-Tres semanas-dijo de pronto Mike.
-¿Por qué?
-Lincoln Burrows-dijo-. Lo ejecutan dentro de tres semanas.
-Ya lo sé. ¿Por qué te importa?-preguntó confundido.
-Es mi hermano.
«Y soltó la bomba»
-Cuando me condenaron, mi abogada mandó una solicitud para que me mandaran aquí.
-¿Para poder estar con él?
«Claro que no, lo hizo para meterse en problemas y que le cortasen dos dedos del pie» pensé irónicamente. Rodé los ojos.
-Exacto-hizo una pausa-. Señor, no me haga esto. Espere hasta el final.
-No soy yo el que lo ha solicitado. Te enfrentas a peces mucho más gordos-dijo con una pizca de compasión-. Dejaré que podáis despediros, te vas mañana.
Todo se quedó en silencio.
-Joder-murmuré adentrándome en mi celda-. Eso ha sido aún más tenso que en la serie.
°•°•°•°
Me encontraba en la fila del comedor detrás de Mike, quien cogió su bandeja con comida murmurando un "gracias". Yo le seguía, ya con la mía en mano.
Michael paró, haciendo que casi chocase con él. Iba a reprochárselo, pero al mirar al frente vi el porqué.
-Tenemos que hablar. He oído que te vas-dijo Abruzzi.
-No creas todo lo que oyes, no voy a ninguna parte-dijo Scofield serio. Intentó seguir caminando, pero John le cortó el paso con su brazo, así que caminó hacia el otro. Yo le seguí, aún en silencio.
-Me está costando mucho confiar en vosotros, novatos-dijo siguiéndonos.
-Haz lo que quieras, confía o no, pero lo que importa es que no nos retrasemos-hablé por primera vez buscando a Westmoreland con la mirada.
-¿English, Fitz o Percy?-dijo Abruzzi detrás de nosotros con una pizca de ironía.
-¿English, Fitz o Percy?-repitió Michael.
-¿Queréis saber cuál elegiría yo?-preguntó.
-Con todo respeto, John, lo único que necesitamos son respuestas, no opiniones-dije con una sonrisa sarcástica, aunque dudé mucho de que me hubiera visto.
-Esta tarde el alcaide se va a las cinco, así que necesitamos la llave a las cinco y cinco-dijo Mike mirándole.
-¿Cómo te va a dar la respuesta esa llave?-preguntó, colocándose delante de él. Me giré, quedando al lado de ellos.
-John, tú sólo consíguele la llave, Michael sabe lo que hace-dije rodando los ojos, algo que se me estaba haciendo costumbre desde que llegué aquí. Cogí a Mike del brazo y lo arrastré hasta llegar al lado de Westmoreland, dejando a Abruzzi con las palabras en la boca.
-Qué hombre más pesado-murmuré para mí misma, o eso pensaba, ya que Michael me miró. Juraría que pude divisar una pequeña sonrisa en su cara.
Dejé mi bandeja en la mesa, al lado izquierdo de Charles, mientras que Mike se colocó en su lado derecho.
-Buenas tardes señor Scofield, señorita Adams-dijo Charles mirándonos a los dos con una sonrisa, yo se la devolví acompañándola con un pequeño "Hola".
-¿Sabes si hay alguna manera de impedir un traslado?-le preguntó Michael, después de unos segundos de silencio.
-Hay unas 50-respondió quitándose las gafas. Cogí un cubierto de plástico y empecé a comer.
«Echo de menos la comida de fuera»
Hice una mueca mientras masticaba. Miré al frente, viendo cómo Mike hablaba con Charles. La verdad es que no estaba prestando bastante atención, y me di cuenta de eso cuando Michael me miró moviendo su boca.
-Espera, ¿qué?-pregunté confundida.
-No me estabas escuchando, ¿me equivoco?-me miró con una ceja alzada.
-La verdad es que no-sonreí inocentemente-. ¿Qué decías?
-Te preguntaba que si podías ayudarme a hacer la carta de requerimiento para que no me trasladen-le miré un poco sorprendida.
-¿Quieres que te ayude?-pregunté con las cejas alzadas. Él asintió.
-¿Es mala idea pedirte ayuda?-preguntó burlonamente.
-Claro que no-dije apoyándome en la mesa con los codos-. Lo que...-hice una pausa, haciendo que me mirase confundido- Es de mala educación responder una pregunta con otra, ¿lo sabías?-sonreí ahora yo burlona. Él rodó los ojos.
-Lo que yo decía: cabezota-murmuró. Fruncí el ceño y le di una patada por debajo de la mesa-. ¿A qué ha venido eso?-preguntó falsamente indignado.
-Ya lo sabes, deja de llamarme así-rodé los ojos-. Y sí, te ayudaré.
-Vaya dos-se rió Charles por primera vez desde que salí de mis pensamientos.
Cuando acabamos de comer y Charles se fue, ayudé a Mike con la carta, diciéndole cosas que podía poner y él apuntándolas. Cuando ya pusimos suficientes para que no le trasladaran, habló:
-Deberías vigilar a Abruzzi-me miró juntando las hojas que había escrito mientras nos levantábamos.
-¿Por lo de la llave?-pregunté y él asintió.
-Mientras, yo exploraré el camino-me quedé pensando unos segundos, para luego asentir. No podía ir con él, además, estaría bien. Que yo recordara, volvía sano y salvo.
-Muy bien-miré a mi alrededor buscando a John, al localizarlo, empecé a caminar. Sentí como me cogían del hombro, parándome.
-Ten cuidado-murmuró Michael, soltó mi hombro y empezó a caminar sin darme tiempo a procesar lo que acababa de ocurrir.
Miré confusa por dónde se había ido, para luego girarme y ver cómo Abruzzi me miraba. Caminé hasta él.
-Hola John-hablé burlonamente.
-¿Tu amiguito te ha dejado sola?-preguntó de la misma manera.
-No-sonreí levantándo una ceja-. Me ha dejado para vigilarte.
-No necesito que me vigilen, y menos una mujer-dijo empezando a caminar hacia la fila para ir al patio. Me puse enfrente de él, mirándole de vez en cuando.
-Pues esta mujer puede dejarte en el suelo en menos de lo que se dice Quidditch-dije cruzándome de brazos.
-¿El qué?-preguntó confundido.
-¿No has leído Harry Potter?-pregunté sorprendida, él negó con la cabeza- Es una de las sagas más conocidas del mundo.
-Tengo cosas más importantes que hacer que leer libritos para niños-dijo haciendo un ademán con la mano mirando al frente. Fruncí el ceño.
-No es sólo para niños-murmuré indignada mientras seguía caminando. Pasamos por las puertas, saliendo ya del recinto.
-Moveos, deprisa, no os paréis-decían los guardias. Había como unos cinco en cada lado.
-Este-oí susurrar a Abruzzi.
De un momento a otro, el que iba detrás de John pegó un derechazo a uno de ellos. Todos los presos empezaron a acercarse a ver la pelea, mientras los guardias trataban de alejarles.
Cuando intentaba salir de aquel barullo, sentí cómo me cogían de la muñeca y unos segundos más tarde mi mirada se cruzó con la de Abruzzi.
-¿Necesitabas ayuda?-preguntó con la ceja alzada soltándome.
-Oh, cállate-dije rodando los ojos-. Vamos.
Íbamos a acercarnos más cuando se escuchó un disparo. Por auto reflejo me agaché, tumbándome junto a John.
Levanté la cabeza viendo cómo le pegaban una patada al preso que empezó toda la pelea y se lo llevaban. Miré a mi derecha, y vi a Abruzzi cogiendo algo del suelo y escondiéndolo mientras se levantaban. Le imité y me acerqué.
-¿Lo tienes?-pregunté quitándome el polvo de la ropa con las manos.
-Claro que lo tengo, ¿por quién me tomas?
°•°•°•°
-Hey-sonreí apoyándome en la entrada de la celda de los chicos: sólo estaba Sucre. Eso significa que Mike vendría antes del recuento para verificar cuál era la mejor opción: English, Fitz o Percy.
Levantó la mirada de su revista y me devolvió la sonrisa.
-Hola, ¿qué haces aquí?-preguntó cerrándola y levantándose de la cama de Michael.
-Me aburría en mi celda, y como no hay recuento hasta dentro de veinte minutos, he venido a ver a mi puertorriqueño favorito-levanté ambas cejas cruzándome de brazos. Él se rió.
-¿Sabes dónde está Michael?-preguntó.
-Con el alcaide-dije, luego miré la hora en mi reloj-. Bueno, no, ahora vendrá-giré mi cabeza, mirando hacia la puerta. Estaban empezando a entrar algunos presos, y entre esos "algunos" se encontraba Mike.
-¿Qué miras tanto?-sentí cómo se colocaba al lado de mí.
-Ya viene-dije, luego miré a Fernando, murmurando:-. No te pongas paranóico con lo que va a hacer Michael, lo tiene todo controlado.
-¿Qué va a hacer?-preguntó confundido.
-Hola-dijo Michael entrando, al percatarse de que estaba ahí me miró con el ceño fruncido. Miré a Sucre.
-Ya lo verás-sonreí, haciendo un saludo militar despidiéndome.
Salí de la celda, entrando en la mía, justo antes de que se cerrara la puerta.
Me senté en el suelo, en frente de la litera, colocando mis pies encima de la cama de abajo. Miré mi reloj.
Bien, quince minutos. Ahora solo queda esperar.
Crucé los brazos y apoyé mi cabeza en la pared cerrando los ojos, meditando.
«Van a anular la solicitud de Michael» fue lo primero que me vino a la mente.
Minutos más tarde, se abrieron todas las celdas.
-Recuento-se escuchó por toda la sala, yo no me moví de la posición en la que estaba.
-Callahan, Knight-empezaron a contar a los presos-. Malinowski, Pohlen...-abrí los ojos y apoyé mis manos en el suelo mirando a mi derecha, donde se encontraba la puerta de mi celda. Me levanté: se acercaba el momento-. Scofield, Sucre.
Asomé mi cabeza, viendo a Bellick y a Sucre, este último me miró asustado.
-Scofield, sal ahora mismo-dijo Brad sacando su porra. Miré a Sucre y vocalicé un "tranquilo". Bellick salió de la celda, y gritó:-. ¡Nos falta uno!-pitó un silbato que llevaba colgado en el cuello.
Todo el mundo empezó a gritar y a golpear cosas. Yo rodé los ojos y suspiré.
«Vaya idiotas»
Empezó a sonar una alarma ensordecedora.
Miré a Brad y Fernando, uno enfadado y el otro espantado. Bellick le pegó a la pared que estaba al lado de Sucre. Casi le dio.
-Por última vez, idiota-dijo acercándose a él-. ¿Dónde coño está Scofield? Si él desaparece, desapareces tú-le amenazó. Le empezaron a hablar por una especie de walkie-talkie-. ¿Lo tienes delante?-hizo una pausa- Deja de ligar con la secretaria y compruébalo, joder-al ver su cara, supe que la respuesta que le dieron fue: "No está".
Miró por última vez a Sucre y se fue. Este se acercó a mí.
-¿Qué coño está haciendo?-preguntó confundido.
-Comprobando que la respuesta es Fitz-fue lo último que dije, antes de entrar en mi celda.
°•°•°•°
-Abre-se escuchó la voz de Bellick-. A desayunar, señores-salí de mi celda, y le miré con una ceja alzada-. Tú también, Adams- solté una risa sarcástica por la felicidad con la que lo decía-. Sucre, sal. Scofield, espera aquí, tu transporte llegará en cualquier momento-se alejó.
Me acerqué a la celda de los chicos con las manos en los bolsillos. Mike estaba sentado en su cama con las piernas encogidas y Fernando bajando de la litera.
-Esto no puede ser-dijo Sucre mirando a Michael, y después a mí-. No puede acabar así-miró por última vez a Mike y se me acercó.
-Fitz-dijo Scofield.
-¿Qué?
-Íbamos a salir por Fitz-dijo con la mirada perdida-. Estaba clarísimo.
Sucre me miró confundido, seguramente preguntándose cómo lo sabía yo si ni siquiera había hablado con Michael desde la cena. Le volvió a mirar.
-¿Y la poli? ¿Conseguiste cronometrar el tiempo?-preguntó Sucre. Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que apareció Bellick detrás de mí.
-Sucre, Adams, largo.
Sucre salió, yo miré a Brad.
-Un segundo-le dije, giré y entré en la celda.
Michael se había levantado, mirándome confundido. Le abracé por la cintura y él unos segundos más tarde, correspondió.
Apoyé mi cabeza en su hombro, poniéndome de puntillas, entonces Bellick habló:
-Dejad estas chorradas para cuando salgáis de la cárcel, tortolitos-dijo con su tono borde de siempre.
-Pope se arrepentirá, estoy segura-le susurré al oído, me separé un poco y le di un corto beso en la mejilla.
Me fui andando con las manos en los bolsillos, no sin antes mirar mal a Brad.
°•°•°•°
Ya desayunados, todos los presos nos encontrábamos en el patio. Estábamos Sucre y yo apoyados en las rejas, esperando a que Michael se fuera.
-¿Cómo lo sabías?-preguntó de pronto Fernando- ¿Cómo sabías que era Fitz antes de que Michael dijese algo?-me quedé en silencio unos segundos.
-Intuición-fue lo único que dije.
Miré a mi izquierda, y vi cómo venia Mike con esposas en las manos y los pies. De reojo pude ver a la gente acercándose para mirar lo que ocurría.
-Joder, novato, ¿adónde vas?-gritó Abruzzi pegando a la reja que nos separaba de él.
Miré otra vez a Michael, quien me devolvió la mirada. Le sonreí para tranquilizarle, pero al hacerlo, negó con la cabeza y desvió la mirada.
«¿Qué le ocurre?» fruncí el ceño.
Vi cómo miraba a Lincoln y murmuraba un "Lo siento".
«La verdad es que eso me partió el alma»
-No me creo que todo esto haya acabado así-dijo Sucre con la mirada perdida.
-¿Quién sabe? Tal vez no haya acabado en realidad-dije aún con la esperanza de que Pope viniera y lo impidiera todo.
-¿A qué te refieres?-preguntó confundido.
-Tú sólo ten un poco de fe-suspiré. A lo lejos pude divisar a Henry e inconscientemente sonreí aliviada-. ¿Ves?- dije viendo cómo un guardia volvía al recinto con Mike al lado- Sabía que la sinusitis iba a funcionar.
-No sé lo que significa eso-sonrió Sucre alegre. Pasó un brazo sobre mis hombros y me estrechó-, pero lo importante es que Michael se queda y seguimos con el plan-reí negando.